Algo tan común como incluir pan, galletas y cereales en la dieta, son hábitos prohibidos para quienes sufren de la enfermedad celiaca, una patología autoinmune crónica en la que los anticuerpos de los pacientes reaccionan contra el gluten que se encuentra principalmente en el trigo, avena, el centeno y la cebada. Con el tiempo, el consumo de esta proteína genera una alteración del intestino delgado, impidiendo la adecuada absorción de los nutrientes.

Las estimaciones indican que, a nivel mundial, entre el 1 % y 3% de las personas están afectados por este trastorno. En Chile, en tanto, no existen estudios certeros, pero las cifras estarían entre el 0,6% y 0,8% de la población, considerando que existe una amplia proporción que la padece sin estar diagnosticado. “Por eso es tan importante estar atentos a los síntomas que, en adultos, consisten en cuadros de diarrea crónica, pérdida de peso con dolor y distención abdominal. Además de la manifestación digestiva,  existe la cutánea, donde se presentan dermatitis herpetiforme. En el caso de los niños, puede observarse un retraso en el crecimiento y menor ganancia de peso”, comenta Ximena Rodríguez, directora Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad Bernardo O´Higgins (UBO).

En cuanto a las causas, son varias e incluyen aspectos hereditarios, ambientales e inmunológicos. Así, además de la pre disposición genética, están los factores ambientales “como la dieta, donde la digestión incompleta de proteínas como el gluten, las hordeínas y las secalinas genera la acumulación de péptidos grandes y aminoácidos en el intestino delgado, causantes de la patogenia de esta enfermedad. Asimismo, el desequilibrio en la inmunidad adquirida y la innata, juega un importante rol en su desarrollo”.

En este contexto, los expertos son enfáticos al advertir que el único tratamiento actual es el seguimiento de una dieta libre de gluten (DLG)  durante toda la vida, que excluye el trigo, la cebada, el centeno y sus subproductos como harinas, sémolas y almidones, entre otros, sin que ello implique dejar de mantener una alimentación variada y balanceada. Con esto, disminuyen los síntomas y las funciones del intestino retornan a la normalidad, evitando la mala absorción de nutrientes. En la actualidad, la disponibilidad de productos libres de gluten en Chile ha ido al alza y además los alimentos naturales y frescos como carnes, huevos, leches, pescados, legumbres, frutas y verduras, no representan un problema.  

Respecto a la forma de afrontar esta patología, Rodríguez advierte la relevancia de confirmar el diagnóstico y que un especialista acompañe el proceso, porque las variedades de alimentos sin gluten pueden mostrar un menor contenido de proteínas y de vitaminas y minerales como ácido fólico, vitamina B12, vitamina D, calcio y hierro, sumado a un mayor contenido de grasas, afectando el estado nutricional. “El riesgo de mortalidad de pacientes celiacos es de 1.9 a 3.8 veces mayor que el de la población general,  por lo que no seguir una dieta libre de gluten podría derivar en complicaciones como carcinoma en boca, faringe e intestino delgado”, advierte la académica de la UBO.

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