Por Juan Cristóbal Villalobos
A principios de los 90’, durante tres años el periodista Ascanio Cavallo se introdujo a fondo en los laberintos de la historia de la Iglesia chilena. Con la misión de escribir las memorias del Cardenal Raúl Silva Henríquez, Cavallo tuvo largas conversaciones con el biografiado y con sus más estrechos colaboradores. Revisó cientos de documentos y libros. Así, pese a que advierte que conoce menos de la Iglesia actual, sigue siendo uno de los que mejor entiende sus secretos y su forma de ejercer el poder. Con un dejo de su característica ironía, el analista político advierte que la gira papal todavía nos puede dar sorpresas: “falta la conferencia de prensa que el Papa tradicionalmente da en el vuelo de vuelta a Roma. En esa conversación con los periodistas es cuando generalmente deja la escoba”.
¿Así como la visita de Juan Pablo II es recordada por las multitudes que convocó y por su impacto político, la gira de Francisco lo será por el caso Barros?
Efectivamente la marcó mucho, de comienzo a fin. Yo pensaba que la polémica sería limitada, nunca imaginé que Barros copara la agenda desde el primer hasta el último día. Su exhibicionismo fue provocador y desafiante. Al verlo uno entiende mejor a las víctimas de Karadima.
El Papa dejó en claro que le cree a Barros.
Él deliberadamente quiso hablar con los periodistas y darle su apoyo. El Obispo de Osorno, por su parte, aprovechó la ocasión para insistir en su inocencia desde una tribuna pública, consciente de que tenía el respaldo.
Bergoglio reivindica un principio muy sano, que es la presunción de inocencia. Las víctimas dicen que Barros es culpable, el problema es que nunca lo han podido demostrar ante la Justicia, que sí ha condenado a otros curas y al propio Karadima.
¿Cómo se supera el difícil momento por el que pasa la Iglesia?
Es muy difícil si en la Conferencia Episcopal hay cinco obispos formados por Karadima. ¿Cómo lo haces si los acusados están tu propio equipo? En pocos años, y sin darnos cuenta, se nombraron a estos cinco obispos, lo que produjo un giro en el Episcopado. Hoy, la Iglesia está atrapada en su propia institucionalidad. Además, ha faltado un liderazgo interno claro para enfrentar esta crisis.
Barros, y probablemente el resto de los obispos cercanos a Karadima, deberían haber sido “invitados” a ocupar un cargo en El Vaticano. Así es como tradicionalmente hace las cosas la Iglesia. Pero ya es muy tarde, ahora todos estamos mirando a Barros.
¿Cómo se entiende la carta del 2015 en la que el Papa afirma que quiso apartar a Barros pero que no pudo por las acciones del nuncio en Chile?
Realmente no la entiendo. Mi lado suspicaz me dice que es falsa. Es muy raro que haya aparecido justo cuando iba a llegar el Papa. Además, no tuvo ningún efecto.
¿Por qué los principales representantes de los jesuitas se atrevieron a criticar el apoyo del Papa al obispo Barros?
Ellos consideran que poseen una cierta libertad para opinar y la ejercen cuando lo creen necesario. Francisco tiene un origen jesuita pero los chilenos no lo sienten tan jesuita ni como un cercano. Además, la relación que tuvo Bergoglio con los jesuitas cuando vivió en Chile que no fue la mejor. Si uno tiene una gran experiencia la recuerda todo el tiempo; pero él de lo único que se acuerda es de la casa donde estuvo.
¿Las críticas de los jesuitas hubieran sucedido en el papado de Juan Pablo II o de Benedicto VI?
Francisco tiene un problema con América Latina. Es muy fácil criticarlo porque está muy cerca y se lo conoce mucho. Un Papa polaco es un misterio. A Wojtila le tocó un mundo más apasionante y con mayor presencia del catolicismo. Juan Pablo II tenía causas tremendas. ¿Cuál es la causa de este Papa?
¿Cuán jesuita es Bergoglio?
Es muy complejo responder eso. Francisco se enfrenta a un mundo más desordenado y su doctrina es menos elaborada. Sin embargo, para llegar a Papa hay que ser un “tiburón blanco”. Él debe tener varios cadáveres en el camino, su elección fue muy peleada y no era el favorito de muchos cardenales.
¿Realmente quiere reformar a la Iglesia?
Creo que le gustaría reformar a la Curia, lo que es muy difícil. No olvidemos que esta tiene los mismos dos mil años de la Iglesia.
¿Existe un bloque conservador versus uno progresista?
El Episcopado chileno es bastante conservador, muy homogéneo y casi sin espacio para la discrepancia interna. Mantiene, además, la huella de la restructuración que hizo el Nuncio Ángelo Sodano. La “impronta Sodano” sigue presente. Efectivamente, hay dos sectores, lo difícil de medir cuál es más fuerte. Una cosa es la fuerza popular y la identificación con la gente; y otra es el peso institucional y la influencia en El Vaticano.
¿Los jesuitas tienen mayor ascendente entre los fieles?
Dado el laicismo imperante en Chile, cuesta ver dónde está la fuerza popular realmente. Esta es como una discusión de cúpulas políticas, típica de un partido chico o de una disminuida DC. A la gente realmente no le importa este tema.
¿Por qué se produjo esta irrelevancia la Iglesia?
Esto viene de mucho antes y tiene que ver la secularización de la sociedad chilena. Los abusos sexuales de sacerdotes son menos importantes y alejan solo a algunas personas. Lo mismo sucede en todo el mundo. El mejor ejemplo es España, donde no han habido grandes escándalos de pedofilia, pero que pasó de ser un país muy católico –el de los Reyes Católicos- a ser profundamente secular.
“Bergoglio mete a Piñera en el paquete de los pro-capitalistas”
En sus discursos, el Papa no tocó temas controversiales. ¿Lo hizo para evitar polémicas?
Yo encontré sus palabras más bien básicas, casi de catecismo. Pero, por otro lado, cuando se le habla a las masas hay que ocupar ese lenguaje. Él es así, no es un intelectual ni un teólogo.
¿No habló del aborto ni de la moral sexual para evitar roces?
Si no meterse en problemas significa no pelearse con el gobierno, creo que ésa es la razón. El Papa fue gentil y cuidadoso con la Presidenta Bachelet. Si se refería a esos temas obviamente que provocaría problemas con La Moneda, que es la que los ha impulsado. El gobierno fue el único sector para el que la visita del Papa fue un éxito.
¿Fue un fracaso para Sebastián Piñera el que Francisco no lo recibiera en privado?
Ése el problema de Piñera: se pisa la sotana. Él pidió una audiencia y no se la dieron. Era el momento para pasar a la retaguardia pero igual dijo que quería juntarse con el Papa para recibir sus consejos. Piñera mismo se puso en una lista –no muy adecuada para un Presidente- con todos los que infructuosamente se quisieron juntar con Francisco como el Movilh, las víctimas de Karadima, los presos de Punta Peuco, los osorninos anti Barros, etc. Como dijo el ministro de Justicia, tendría que haber sido un visita al estilo de Fidel para que le alcanzara el tiempo para reunirse con todos.
¿Bergoglio no se quiso juntar con Piñera porque lo asocia al Presidente Macri?
Efectivamente lo asocia a él y lo mete en el paquete de los pro-capitalistas. Peor será con el Presidente peruano Pedro Pablo Kuczynski. La diferencia es que Francisco sabe que Piñera es católico de verdad, a diferencia de Macri y PPK, que son católicos más difusos. Piñera se ha opuesto al aborto y está más en sintonía con los temas de la Iglesia. Sin embargo, no juntarse con él no fue un acto deliberado ni político, sino que no correspondía.
¿El que en Iquique el Papa no hablara de la demanda marítima de Bolivia fue un triunfo de la diplomacia chilena?
Totalmente. Había un serio riesgo de que lo hiciera, no tanto por la posición geográfica de Iquique, sino porque la formación ideológica y filosófica de Francisco está basada en un latinoamericanismo bien raro. Él cree que Latinoamérica es un solo pueblo y que su característica fundamental es el catolicismo. Es una reivindicación de la cristianización. Es evidente que la diplomacia chilena fue persuasiva.
¿El gobierno hizo gestiones para asegurar eso?
Me imagino que sí, porque era un peligro muy alto. La voz del Papa puede ser menos relevante en Chile, pero en el escenario internacional sería un balazo, especialmente cuando estamos a días de los alegatos en La Haya.
¿El Papa es realmente peronista?
Hay pocas cosas más difíciles de explicar que la política argentina, solo la iguala la italiana. Pero el Papa efectivamente tiene algunos rasgos peronistas. Perón fue muy anticlerical, se enfrentó a la Iglesia y persiguió a curas, aunque abrazó causas que a este Papa, y a un pequeño sector de la Iglesia argentina, les gustan mucho como el antiimperialismo, el anticapitalismo y lo popular. Él viene de esa tradición. No hay que olvidar, y de eso se sabe poco en Chile, que Bergoglio, hasta hoy, interviene en la política argentina en forma diaria. Opera mucho en el mundo sindical, en los movimientos sociales y en la educación. Le informan de todo lo que pasa.
¿Por eso no ha ido a Argentina?
Yo creo. Está demasiado metido en el lío interno y en la micropolítica. Bergoglio ha tenido varias peleas con el Presidente Macri, de hecho la audiencia que tuvieron en El Vaticano fue muy tensa, duró 15 minutos y los dos salieron con cara de piedra.