Efectos económicos versus cuarentena: El soterrado debate en el mundo privado en tiempos de pandemia
Aunque el empresariado hoy está enfocado en salvar a sus compañías e intentar resguardar el empleo en la medida de lo posible, hay un tema que se conversa en privado, y que pocos se atreven a ponerlo sobre la mesa: cuánto deben primar los factores económicos en las decisiones que los distintos gobiernos toman en relación a restricciones, cuarentenas y cierres de fronteras.
El debate lo abrió el The Economist hace dos semanas, cuando planteó la disyuntiva sobre qué era más adecuado: si continuar con medidas de confinamiento severas, que golpeaban dramáticamente el empleo y el crecimiento, o reabrir la economía, sobre todo si es que nadie realmente puede asegurar que la tasa de mortalidad va a poder controlarse.
Algo que esbozó la semana pasada en una entrevista con Pulso el socio de Larraín Vial José Manuel Silva, quien causó controversia al augurar que “en los próximos meses se va a producir una discusión muy grande, porque no podemos seguir parando la economía, debemos tomar riesgos, y eso significa que va a morir gente”. Días antes, el consejero de la SNA, Andrés Montero, había señalado en una carta que “no se trata de poner la economía por sobre la salud, sino que de afirmar la economía con prudentes decisiones para respaldar mejor los programas preventivos y paliativos de esta horrible pandemia, donde la histeria colectiva constituye el principal enemigo de la salud de los chilenos”.
Ambas declaraciones causaron tirria en el debate público, aunque es un debate que soterradamente aterrizó en el círculo empresarial, donde varias voces ponen el énfasis en cómo la situación actual va a golpear sobre todo a los sectores más vulnerables. Porque, dicen en ese sector, países ricos como Estados Unidos, Italia o España pueden darse el lujo de cerrarse, pero no Chile, que después del estallido ya se encontraba en una situación económica muy precaria.
Para el socio de Credicorp Capital, Guillermo Tagle, este es un tema muy relevante. “Mi preocupación es que nos estamos metiendo en un proceso que no tiene fin; ¿cuántos meses van a pasar hasta que podemos tener una vida normal? Aquí hay una mitad de la población que vive con comodidades, pero otra que vive en un drama, porque no tiene qué comer, vive hacinada, en bloques que viven en comunidad donde quedándose en casa no evitas que no se contaminen, pero sí se generan problemas de autosustento relevantes”, señala e T13.CL.
Una dinámica que está afectando sobre todo a los que tienen menos recursos, en ámbitos educacionales, dice el economista Paul Fontaine, quien realizó una encuesta en Twitter preguntando quién estaba de acuerdo con las cuarentenas generales en los colegios de Chile, y en donde un 90% contestó que sí. “Eso me sorprendió. Creo que en el tema educacional fuimos muy talibanes. Se suspendieron todos los colegios. ¿Por qué un niño no puede asistir a clases en Zapallar o Chile Chico donde no hay contagios? Esto debió ser por comunas, desde todo punto lógico, sobre todo en comunas vulnerables, donde la clase presencial es muy importante”, sostuvo.
Muertes visibles e invisibles
Varios empresarios comparten videos o artículos de la prensa extranjera donde el tema de las cuarentenas y sus efectos ha sido ampliamente debatido. Como el que publica hoy The New York Times relatando, a través de testimonios, el miedo de los migrantes en el Golfo Pérsico. “No le tengo miedo al coronavirus. Me temo que moriremos de hambre”, dijo uno de los tantos trabajadores que compartían pieza en la zona. “Los bloqueos y las recesiones económicas resultantes han dado golpes duros a las comunidades de migrantes en todo el mundo, incluso en el sudeste asiático y dentro de la India . Pero la gran cantidad y diversidad de migrantes en los países del Golfo Pérsico significa que el daño a su salud y finanzas se hará eco en todos los continentes”, complementa el artículo.
En esa línea Guillermo Tagle habla de la importancia de mirar “no sólo las muertes visibles, sino que de las pérdidas invisibles, que se van a producir porque las personas no tienen qué comer, o se enfermaron de manera grave porque estaban desnutridas, o porque no fueron atendidos, porque el sistema de salud estaba orientado sólo a pacientes con el virus. ¿Se van a incrementar esas pérdidas invisibles? Eso es lo que no sabemos, y por lo mismo es importante hacer el análisis”, dice.
El llamado de Hacienda
Cerrar o no las economías no ha sido un debate sencillo. A ojos de Axel Christensen, director de Estrategia de Inversiones para América Latina de BlackRock, la mayor empresa de gestión de activos del mundo, “si la prolongación de cuarentenas se entiende como la fórmula para salvar vidas, el análisis se queda corto. El cierre de economías y aeropuertos tiene también consecuencias en la salud de las personas, en todos los ámbitos. Alguien que hace políticas públicas que nos afectan a todos tiene que necesariamente considerar ambas dimensiones. Sino sería irresponsable”. Y agrega que “el tomar medidas alternativa de no tener cuarentena estricta -y permitir cierta actividad normal- requiere de sociedades que tienen niveles de confianza altos en el gobierno”.
Algo lejano de lo que sucede en Chile, donde las instituciones gozan de bajísimos grados de credibilidad. Pese a todo el gobierno ha decidido, pese al rechazo de varios organismos, decretar cuarentenas graduales y escalonadas, según el número de contagios. “La primera prioridad es la salud, pero también me tengo que preocupar que en cuarentena, la gente tenga qué comer”, afirmó el presidente Piñera en Tele13. Esto, considerando sobre todo, que países como China que concretaron fuertes medidas de confinamiento están viendo rebrotes.
Mientras tanto, el propio ministro de Hacienda, Ignacio Briones, llamó desde el Congreso a que el sector público vuelva a trabajar. Lo mismo que hizo el director de Presupuesto Matías Acevedo, quien señala a T13.CL “que el 50% del sector público no vinculado a la Salud está en sistema de teletrabajo, lo que es una cifra altísima. Todas esas personas que no están en grupos de riesgo debieran volver a sus puestos de trabajo, sobre todo, en estos minutos en que tienen un importante rol que jugar”.