-El nuevo proceso constituyente recibe poco interés de la gente. ¿Te preocupa que vuelva a fracasar? ¿Cómo afectaría a la imagen del país?
-Siempre hay el peligro que vuelva a fracasar y claro que preocupa y sería fatal para la imagen del país. La Constitución actual recoge mucho de la tradición constitucional chilena y la nueva puede ser muy parecida. Eso puede conducir a que la izquierda llame a rechazarla. Peor aún si la extrema derecha trata de imponer demasiados criterios propios, si actúa con la misma soberbia que exhibió la extrema izquierda en el caso de la Constitución rechazada.
Por otro lado hay en el país un ambiente de “rechazo”, de bronca con las élites, de rabia, de negativismo. Por eso mismo yo siempre he pensado que no cabe hacer cuentas alegres con el Rechazo del 4 de septiembre. Creo que mucha gente rechazó por pura bronca, otros por castigar al gobierno. ¿Cuántos votaron Rechazo para preservar el Senado o para que haya equilibrio de poderes?
-En algunas encuestas para la elección del 7 de mayo de consejeros ganan Republicanos, de José Antonio Kast y Partido de la Gente, de Parisi. ¿Es una mala señal? ¿La centroderecha debe mantener distancia de estos fenómenos?
-En Chile pasa algo muy desafortunado. Tenemos a unas élites muy polarizadas . Eso contrasta con una ciudadanía mucho más moderada. De allí justamente su bronca con las élites. Pero desgraciadamente los votantes tienen que elegir entre lo que hay, y bueno, podríamos terminar con otra mala segunda vuelta, una librada entre dos extremos.
Felizmente ha renacido la centroizquierda y en algo la centroderecha pero todavía les falta mucho porque han renacido en torno a caciquismos, incluso, en la centroizquierda, partidos innecesariamente nuevos. Hay demasiados individuos dando vuelta que quieren destacarse, ser los que mandan. Por supuesto la centroderecha tiene que mantener distancia de los Republicanos y el Partido de la Gente así como la centroizquierda la debería mantener de Apruebo Dignidad. Los Republicanos están en un maximalismo apto para un país de pizarrón, no uno real, y el Partido de la Gente es cualquier cosa: tienen una franja con Pamela Jiles exigiendo el sexto retiro.
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-Kast lidera las preferencias presidenciales en algunas encuestas. ¿La derecha cometería un error en volver a apoyarlo?
-Yo espero que la centroderecha y centroizquierda sean ambos capaces de levantar buenos candidatos y que la segunda vuelta sea entre ellos. Ese es el gran desafío.
-¿Observas en el país un aumento del populismo? ¿Existe el riesgo de buscar una “fórmula Bukele” para acabar con la delincuencia?
-Se ha creado un clima de excitación en torno a la delincuencia. Podría haber una masacre en Ucrania y los canales de televisión ignorarla para privilegiar los asaltos del día. Eso nos tiene a todos enloquecidos. El combate a la delincuencia y al crimen organizado requiere un gran proyecto que se alimente de todo lo hecho en el mundo en esta materia.
Se requiere un esfuerzo , con estrecha cooperación internacional, para seguir la ruta del dinero. Los bancos le tramitan hasta el cansancio a las PYMEs que quieren abrir una cuenta, pero dejan que los narcos trasfieran ingentes cantidades de dinero por todo el mundo. ¿Cómo es posible? ¿Dónde está la UAF (Unidad de Análisis Financiero) en esto? ¿Quién siquiera lo pregunta? Enseguida se requiere un magno esfuerzo de inteligencia. ¿Dónde está la ANI (Agencia Nacional de Inteligencia)? ¿Esa ANI que nunca supo siquiera cómo se dio el estallido?
-¿Qué medidas son útiles?
-En policía, más que leyes como Nain-Retamal -por necesarias que sean- necesitamos una vasta modernización que incluya equipamiento, capacitación, incremento de dotación y una verdadera valoración del trabajo de aquellos que arriesgan a diario sus vidas, y eso significa mejores sueldos, horas razonables y aprecio de parte de sus propios superiores.
Por otro lado, necesitamos mejores fiscales y mejores jueces. En Chile hemos pagado caro por pagarles poco a algunas de las profesiones más importantes e influyentes. Finalmente, intervenciones en los barrios más vulnerables para que haya más seguridad pero también para que haya parques, deportes, diversiones, además de colegios y hospitales dignos. En suma se requiere un plan global con base científica, con fundamentos empíricos, no un ataque de histeria a lo Bukele. El espectáculo de tener a delincuentes semi desnudos pegados uno a otro es en realidad una vindicación de la violencia, es darle al delincuente un ejemplo de barbarie.
-La gente habla de crimen organizado, de bandas narcos, de sicariato. ¿Te ha sorprendido el auge de la delincuencia a tu regreso a Chile? ¿Cómo ha sido la respuesta del gobierno?
-Creo que con el estallido, alentado y vindicado por muchos de quienes hoy gobiernan, se perdió en Chile el imperio de la ley. Los retiros de los fondos de pensiones posteriores fueron otro ejemplo de lo mismo. Se generó un tremendo vacío. No hay mejor terreno para el crimen organizado que un vacío de ese tipo.
El gobierno está empezando a actuar, pero son muchos los palos de ciego. Mucha retórica. Creo que los delincuentes se deben reír a gritos cada vez que ven a un ministro diciendo que el gobierno se va a “querellar” o a un fiscal diciendo que el crimen se va “investigar”. Querellarse, investigar: no hay dos verbos empleados en forma más inútil en el Chile de hoy. Cada vez que los oigo, me deprimo.
-El Presidente Boric cumplió el mes pasado su primer año en La Moneda. La aprobación no pasa del 30%, parecido a lo que logró en primera vuelta. ¿Qué atributos y defectos ves en el Presidente?
-Yo quiero que al Presidente le vaya bien. Es inteligente, empático. Tiene lenguaje, es un gran comunicador. No me preocupa que cambie de opinión. Es lo que hizo el Presidente Mitterrand. Nacionalizó la banca y una buena parte de la industria francesa y después reculó, para desde allí hacer un gran gobierno, que fue un ejemplo de moderación y eficacia para la izquierda europea. Sin él no habría sido tan exitoso el gobierno de Felipe González en España. También está el caso de Alexis Tsipras en Grecia. Después de solo seis meses se desprendió de su gurú rupturista Yanis Varoufakis y empezó a gobernar para todos los griegos, con criterio y eficiencia.
Por lo demás, alegrémonos de que Boric ha cambiado mucho más rápido que ellos. Su discurso de la ENADE me pareció magnífico. Además, llevó a un grupo contundente de ministros a acompañarlo, en una semana en que se había aprobado el proyecto de Los Bronces y se había nombrado a Alvaro Elizalde como ministro.
–¿Y respecto al litio cuál es tu posición?
-Muchos creen que esa misma noche del jueves, el Presidente desvirtuó todo lo anterior con los anuncios del litio, pero tenemos que estudiar bien esos anuncios antes de condenarlos. Es un avance que se le dé un papel importante al sector privado. Sin embargo, en lo del litio, como en tantas otras cosas, uno sí tiene la sensación de improvisación.
-¿En qué sentido?
-Como que se estuviera inventando un camino al andar en que se quiere que haya inversión, se quiere que Chile no pierda la oportunidad acotada en el tiempo que ofrece el litio, pero a la vez se quiere meter ingredientes que complazcan al PC y al Frente Amplio, y entonces se produce un enjambre difícil de entender.
¿Codelco no tiene desde 2010 un gobierno corporativo establecido por ley? ¿Cómo puede ahora estar obedeciendo instrucciones del Estado en un sector en que hasta ahora no se la ha podido, cuando además ya le basta con las crisis que tiene en sus minas de cobre?
-Hay dos almas en el gobierno, Socialismo Democrático y Apruebo Dignidad. Una división que se evidenció en el tema de la ley corta de isapres. Mientras algunos están por reformarlas, otros por prácticamente eliminarlas. ¿Esta pugna hace más difícil aún el acto de gobernar?
-Lo hace más difícil por supuesto. Apruebo Dignidad tiene alma rupturista. Los de Socialismo Democrático son los herederos de los magníficos “30 años”. Ojalá no se dejen intimidar. Muchos gobiernos chilenos han tenido dos o más almas. En el primer gobierno de Bachelet había el alma Osvaldo Andrade y el alma Andrés Velasco. Ella terminó optando por Velasco.
Pero también hay gobiernos que crean una suerte de división de trabajo. Un alma que maneja la economía por ejemplo, otra que maneja derechos humanos, cultura. No es lo ideal, y los países pierden grandes oportunidades así. Nadie podría envidiarle al Presidente la situación actual.