La estrella de "Euphoria", Sydney Sweeney, se ha convertido en toda una revelación en Hollywood, luego de brillar en la última temporada de la exitosa producción de HBO. 

Con dos nominaciones el Emmy, por su trabajo en la mencionada serie y "The White Lottus", la actriz de 24 años ha tenido que lidiar con temas relacionados a su salud mental.

En junio pasado comenzó a experimentar sus primeros ataques de pánico. "Sentía, literalmente, que me moría”, aseguró. Por mandato familiar, Sweeney dejó todas sus obligaciones y se instaló durante dos semanas en su casa, ubicada al noroeste del Pacífico, para reconectarse y hacer las cosas que ama.

Si bien logró calmar su ansiedad, el tema recurrente que la mantiene alerta es la certeza de que el éxito que está experimentando será pasajero

En este sentido y en conversación con The Hollywood Reporter, la actriz se quejó de las condiciones salariales en la industria del cine y la televisión; y dijo que para poder pagar sus cuentas tiene que recurrir a otros negocios.

"Ya no pagan como antes", sostuvo y reflexionó sobre la realidad social y financiera de Hollywood. "Quiero tener una familia. Siempre quise ser una madre joven y me preocupa cómo esta industria estigmatiza a las mujeres jóvenes que tienen hijos y las mira de otra manera. Si el día de mañana decido tener hijos, no sé si podré mantenerlos", opinó.

Asimismo, mencionó que los salarios que ha ido obteniendo por los papeles que ha hecho no le alcanzan para sostener el nivel de vida de una estrella que vive en Los Ángeles, debido a que cada vez todo es más caro.

"Si quisiera tomarme un descanso de seis meses, no puedo porque tengo ingresos para cubrir eso. No tengo a nadie que me apoye, no tengo a nadie a quien pueda recurrir para pagar mis cuentas o pedir ayuda", comentó.

Finalmente, se refirió a lo que cobra por su rol en 'Euphoria'. "Ya no les pagan a los actores como antes, y con los streamers, ya no obtienes beneficios residuales. A las estrellas establecidas todavía se les paga, pero tengo que darle el 5% a mi abogado, el 10% a mis agentes, el 3% o algo así a mi gerente de negocios. Tengo que pagarle a mi publicista todos los meses, y eso es más de mi hipoteca", dijo.

"Si solo actuara, no podría pagar mi vida en Los Ángeles. Acepto acuerdos con marcas porque no tengo opción", explicó y reconoció: "Logré comprar mi propia casa, pero ya no tengo dinero ni para una puerta más".

 

 

 

 

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