Palmer Luckey, contratista de defensa y padre de la realidad virtual moderna, afirma haber construido un casco de realidad virtual que, en caso de que el avatar de su portador muera en un juego, hace estallar la cabeza del usuario con "módulos de carga explosiva".
El joven de 30 años, que vendió su empresa de RV Oculus a Facebook por 2.000 millones de dólares en 2014, allanando el camino para que la compañía pivotara hacia la tecnología y se renombrara como Meta, aseguró que el concepto "siempre le ha fascinado" y explicó en un blog que estaba a medio camino de completar su casco, al que ha llamado NerveGear.
"Se eleva instantáneamente la apuesta al máximo nivel y se obliga a la gente a repensar fundamentalmente cómo interactúan con el mundo virtual y los jugadores dentro de él", escribió en el blog.
Luckey admitió que aún no ha tenido "la valentia" de probar realmente los auriculares; el equipo, dice, es aún demasiado volátil.
"Los gráficos inflados pueden hacer que un juego parezca más real, pero solo la amenaza de graves consecuencias puede hacer que un juego se sienta real para ti y para todas las demás personas que están en él", dijo Luckey.
"Este es un área de la mecánica de los videojuegos que nunca se ha explorado, a pesar de la larga historia de los deportes del mundo real que giran en torno a apuestas similares", añadió.