Los diputados Rubén Oyarzo (Independiente) y Tomás Lagomarsino (Partido Radical) pidieron dar celeridad al proyecto de castración química o inhibición sexual para quienes sean condenados por delitos de pedofilia.
Esta solicitud llega tras conocerse el caso de una red de pedófilos en Chillán. La iniciativa se encuentra desde septiembre pasado en la comisión de Constitución y, en Brasil, la Cámara de Diputados aprobó una iniciativa similar.
“A propósito del horrendo y monstruoso caso de pedofilia en la región de Ñuble que lamentablemente afecta a una menor de edad sistemáticamente durante 10 años, hemos trabajado un proyecto de ley que faculta a un juez de otorgar farmacológicamente medicamentos que inhiben sexualmente”, expuso el diputado Oyarzo.
“Estamos hablando de una castración química, pero que tiene que ser otorgada por el juez o puede ser pedida voluntariamente por el agresor”, precisó.
“Creo que esta discusión hay que darla y creo que en el país estamos para darla, porque no puede ser lo que pasó en Ñuble. Es horroroso. Además, tenemos el caso que, por ejemplo, en Brasil ya se aprobó esto”, añadió.
“Pueden ponerle el nombre que quieran, pero hay que dar la discusión. Castración química, tratamiento farmacológico que inhibe el deseo sexual, pero hay que darla. ¿Por qué? Porque en Chile, lamentablemente, hay redes de pedofilia. Es lo que pasó en Ñuble, es monstruoso y tenemos que abordar estos temas”, concluyó Oyarzo.
Por su parte, el diputado Lagomarsino manifestó que esta solicitud también considera “que muchos de ellos en algún momento, después de cursar penas que son prolongadas, van a estar en libertad”.
“Y en ese espacio, cuando ya han sido liberados de la justicia, el juez tiene que tener atribuciones para que estos hechos no se vuelvan a repetir, y esta es una de las herramientas que los jueces van a tener a su disposición para ello”, afirmó.
¿En qué consiste la castración química?
La castración química consiste en administrar medicamentos que reducen la libido e inhiben el deseo sexual. Se aplica como un método de prevención contra las agresiones sexuales, y también como castigo para los que cometen crímenes de esta índole, según expone AFP.
El efecto de estas sustancias se comienza a sentir recién a los 28 días de aplicadas.
En 2022, cuando Perú también propuso la castración química para violadores de menores, Alberto Tejada, urólogo y exministro de Salud de ese país, explicó en conversación con el Canal N que para lograr la castración química se necesita aplicar permanentemente un medicamento, ya sea de manera mensual, trimestral o semestral, para reducir los niveles de testosterona en el individuo, en este caso en el agresor.
“Es como si una persona fuera diabética y tenga que estar pendiente dándole insulina para tener controlada su azúcar”, afirmó.
“Por ello, estaríamos sujetos al uso continuo e indeterminado del medicamento. Además, se necesita supervisión para que esto sea efectivo. Por esto no ha sido viable por mucho tiempo, al margen de los principios constitucionales”, agregó.
En esa línea, el especialista advirtió que es casi imposible controlar la aplicación continua de los químicos al interior de las cárceles de Perú.
“Lo complicado es el costo y la vigilancia de que los medicamentos lleguen dentro de un penal, donde hay una logística muy complicada. Entendemos que el sistema penitenciario tiene enormes falencias alimentarias, humanitarias, entre otras”, precisó.
“No sé si en nuestro país será efectivo en el tiempo, entendiendo que estos químicos deben ser tomados de por vida. No es una cosa que yo le doy al paciente y el efecto queda consolidado”, continuó.
Además, el ex ministro de Salud destacó que ésta no sería la solución al problema de fondo, que es la salud mental de los agresores sexuales.
“El problema de los violadores no está en sus genitales ni en sus hormonas, sino en su cerebro. Por lo que el deseo de castigar a un violador (con la castración química para violadores) trata de mitigar un tema de fondo, porque se ha visto que mucho de ellos, o han sido violados o pueden ser violadores reincidentes”, expresó.
“Detrás de ellos hay problemas de salud mental que hay que atender. Este problema (la violación sexual) se debe atender más por este enfoque, y no por un tema hormonal. Bajar la libido no los desenfoca de cometer sus delitos, sino se necesita de una atención especializada en psiquiatría”, afirmó.