Emocionada y sonriente, Mireya Cecilia Ramona Pantoja Levi, más conocida como Cecilia, recibió el Premio a la Música Nacional en la categoría Género Popular de manos de la Presidenta Michelle Bachelet y del ministro de Cultura, Ernesto Ottone.
"Desde muy temprano supimos de su carácter único en nuestra música. Descolló entre sus compañeros de generación porque siempre fue un poco más allá de los parámetros en que se movía la Nueva Ola", dijo la jefa de Estado al referirse a la artista de 73 años.
"Y se mantuvo vigente casi en secreto en momentos muy duros para el espectáculo en Chile, gracias al cariño de la gente y la admiración que despertaba", añadió la Presidenta.
Una estrella incomparable
Cecilia ha marcado a la música chilena desde fines de los años cincuenta. Y aunque muchos la vinculan al movimiento de la Nueva Ola, ella surgió como figura artística antes que este.
Nacida el 21 de octubre de 1943 en Tomé, la música en Mireya Cecilia Ramona Pantoja Levi (su nombre completo) venía en sus genes. Una de sus abuelas tocaba citara, piano, violín y guitarra, mientras que a los 6 años, una de sus profesoras en el colegio vio que ella aprendía fácilmente cualquier canción, aunque, como niña, le daba vergüenza y cantaba a bajo volumen.
Eso sí, a los 10 años, Cecilia tuvo que pagar una penitencia en un paseo de curso y debió cantar públicamente. Interpretó una canción de Wanda Jackson y de ahí no paró más. Empezó a cantar en festivales y presentaciones de su colegio, hasta que a fines de la década del cincuenta se suma al cuarteto Los de Tomé.
Tras su disolución, su voz se lanza en solitario junto a un grupo de apoyo vocal que bautiza como Los Singers.
Con ellos llega en 1962 a los estudios Odeón para grabar su primer trabajo solista, un disco single que, al sumar sus dos caras, combina lo que ya entonces, en pleno despegue de la Nueva Ola, parece irreconciliable: tango italiano ("Uno de tantos") y rock and roll interpretado en idioma nativo ("I wanna live").
Ahí empezaría una década llena de éxitos para la joven oriunda de Tomé, impulsada por canciones italianas como "Tango de las rosas" (1963), "Aleluya" (1964) y "Baño de mar a medianoche" (1964), con las cuales se convirtió en una verdadera estrella, en especial entre los años 1963 y 1965.
En 1965, la cantante llegó a la Quinta Vergara y ganó la competencia, aunque cierto sector del público la abucheó por su estilo provocador. Pero ella no cambiaba y seguía con su desparpajo.
En 1970 publica "Gracias a la Vida", un LP marcado por homenajes. Junto con un cover de la canción de Violeta Parra, Cecilia sorprende con una sentida versión de "Plegaria a un labrador" de Víctor Jara.
Con el retorno a la democracia, la carrera de "La incomparable" tomó un reimpulso cuando se relanzaron algunos de sus discos, como un puente hacia las nuevas generaciones.
Cecilia volvió a tocar y a presentarse por todo el país, como lo hacía hasta el día en que cayó hospitalizada en Antofagasta. A fines de julio se tuvo que internar por una crisis respiratoria, estando dos meses en el Hospital Regional de Antofagasta. En este tiempo se ha estado recuperando y en los pasados premios Copihue de Oro, del diario La Cuarta, reapareció públicamente.
Ahí fue galardonada por su trayectoria y ella confesó que su mayor premio en la vida han sido "los aplausos del público".
Ahora, se espera que regrese a los escenarios a comienzos de 2017, después de que ella misma declarará que continuará con su carrera en vivo en marzo próximo.