"Son como muertos vivientes", dice el científico colombiano Rodrigo Bernal sobre el árbol nacional de Colombia.
Según Bernal el ceroxylon quindiuense, una variedad de palma que fue declarada árbol nacional del país en 1985, está al borde de la extinción. Y la mayoría de los colombianos no están conscientes del problema.
La razón: estas palmas tardan décadas en mostrar signos de descomposición, incluso cuando han llegado al final de su vida y científicamente están muertas, explica el investigador.
"Las palmas viven unos 200 años, así que debido a su larga vida, su decaimiento solo será visto por las nuevas generaciones", le dice sin embargo Bernal a la BBC.
"Por eso es que muchos colombianos no saben que nuestro árbol nacional se está muriendo", agrega.
Él es uno de los científicos que han estado estudiando a estos árboles durante las últimas dos décadas. Y está verdaderamente preocupado por el futuro de las palmas de cera.
Atracción turística
Miles de turistas viajan cada año al Valle de Cocora, en la región cafetera de Colombia, para admirar sus imponentes palmas.
Pero incluso en esta región, famosa por sus palmas de cera, los árboles son escasos.
El número de palmas de cera ahí ha disminuido en un 78% desde 1989, por lo que ahora solo quedan unas 2.000 en todo el Valle de Cocora, según un grupo de científicos que ha estado monitoreando la zona.
Y el problema es grave, porque las palmas de cera no son solo una atracción turística, sinoun componente clave en el ecosistema de la región.
Los frutos que producen estos árboles alimentan a una gran cantidad de insectos, aves y mamíferos.
Pero, según Bernal, el hecho de que gran parte del bosque circundante ha sido talado para dar paso al pastoreo de ganado es parte de la amenaza.
Eso es un problema para las semillas de las palmas de cera, ya que corren el riesgo de ser comidas por las vacas.
Así que aunque los árboles vivos estén relativamente sanos, cuando comienzan a descomponerse no hay jóvenes retoños que ocupen su lugar.
Nuevas amenazas
La palma de cera del Quindío crece en muy pocas áreas en Colombia. Además de en el Valle de Cocora, también se encuentran en Tochecito, una región en la provincia de Valle del Cauca.
Se cree que el poco conocido Tochecito contiene una gran cantidad de estos árboles: aproximadamente el 70% del total nacional.
Pero como las guerrillas de la FARC -en su mayoría ya desmovilizadas- ocupaban gran parte de la zona, la investigación sobre estos árboles ahí ha sido precaria. Y los científicos tienen la esperanza de que su número sea todavía mayor.
Por eso Bernal y sus colegas han dirigido su atención a Tochecito, con la esperanza de poder preservar sus palmas de cera antes de que sea demasiado tarde.
Efectivamente, la mayor seguridad de la zona también ha hecho que los granjeros estén volviendo a ocupar Tochecito, por lo que los científicos temen por el futuro del árbol nacional.
"Predecimos que la mitad de la población de palma de cera podría desaparecer en tan solo 50 años", advierte Luis Santiago Castillo Martínez del Instituto Humboldt, una organización de investigación ambiental.
Territorio privado
Actualmente Tochecito pertenece a 40 propietarios privados.
Y Bernal, junto con el Instituto Humboldt, ha pedido al gobierno colombiano que convierta el área en un parque nacional. Hasta el momento, sin éxito.
Bernal, sin embargo, ha conseguido que los terratenientes declaren las fincas como reservas privadas. Pero lamentablemente esto no soluciona el problema, asegura el científico.
"Simplemente significa que su tierra es un área protegida, pero pueden utilizarla como mejor les parezca. Si estos propietarios deciden derribar los árboles pueden hacerlo sin problema", explica Bernal.
Bernal y sus colegas científicos llevan años pidiendo al gobierno que compre esta tierra, una medida que estiman que costaría 10 millones de dólares.
"No es una cantidad enorme para una nación como Colombia. El gobierno tiene la autoridad para comprar esta tierra y proteger los árboles, pero se niega a hacerlo. Es increíblemente frustrante", dice el investigador.
La BBC contactó al Ministerio de Medio Ambiente de Colombia y al organismo gubernamental que supervisa la administración de los parques nacionales de Colombia para pedir un comentario pero no recibió respuesta.
El número de áreas protegidas en Colombia ha crecido en los últimos años, pero los recortes han afectado al Sistema Nacional de Parques, que administra los 58 que actualmente existen en el país.
Y, para Castillo, el dinero es clave: "El primer paso para proteger a las palmeras debe ser asignar la cantidad adecuada de recursos al sector ambiental", le dice a la BBC.
Bernal, por su parte, se declara "muy decepcionado".
"Este árbol es muy querido por los colombianos. Todos saben que es nuestro árbol nacional, pero nadie sabe que estamos a punto de perderlo", se lamenta el investigador.