Es sabido que últimamente el cuidado del medio ambiente ha acaparado la agenda nacional. La legislación que prohíbe el uso de las bolsas plásticas, que comenzó a regir el 3 de agosto, marcó un precedente en la materia y, además, convirtió a Chile en el primer país de América Latina que retira este producto del área comercial.
De la mano con esta premisa, son miles los emprendedores que han incursionado con éxito en negocios que promueven la sustentabilidad y el cuidado del planeta. Felipe Parragué es un claro ejemplo de ello. Se formó como publicista y fue uno de los primeros contratados cuando Groupon arribó en el país en 2010. Tras un paso por esta empresa y cofundar su similar en México, en 2013 comenzó con sus primeros proyectos, aunque sin mucho éxito en un comienzo.
El 2016 sería el año de prosperidad. Gracias al rol de Engie Factory, empresa franco-belga que distribuye energías limpias alrededor del planeta, nació Denda; plataforma que ofrece productos que no dañan el medio ambiente con el respaldo de 50 certificaciones, como la no utilización de químicos para la elaboración, priorización a los productos orgánicos, garantía de que si se utiliza celulosa se planten más árboles de los que se talen, entre otras.
Denda, hoy en día posee 30.000 usuarios y más de 10.000 clientes recurrentes -el 30% compra todos los meses-. Y es que el espíritu de esta compañía se ve reflejado en acciones como en la entrega de un producto: en caso de ordenar alguno en la Región Metropolitana, este llega mediante un auto o bicicleta eléctrica. Para regiones, en tanto, son enviadas a través de Chilexpress y Starken.
“La meta es que todos tengan un producto Denda, no por la marca, sino por el concepto que tenemos: que nadie venda productos que le hagan daño al planeta. La idea es que todos mejoren la calidad de vida de los clientes, y no hacerlos pasar rabia. Si tú vendes un producto que se ve increíble pero que va a durar una semana, estás engañando, estás vendiendo algo que no sirve”, dice Parragué, fundador de la empresa, que posee su propia plataforma en la web.
Dentro de la amplia gama de productos existentes, hay 5 que son de uso diario y que gozan de alta demanda y popularidad en la plataforma. Estos son:
1- Pañales ecológicos:
Nateen Chile ofrece pañales inéditos para la demanda en este rubro; 80% de biodegradabilidad certificada, es decir, se degradan entre 3 a 6 años, bastante más alejado de los tradicionales que se demoran entre 400-500.
“Tenemos pañales de niño que aguantan hasta 12 horas de absorción, en contraste con otros que absorben solo 7-8 horas”, señala Felipe Estay, gerente de ventas Nateen Chile.
Desde la empresa aseguran que su objetivo es elaborar pañales con 100% de biodegradabilidad en un corto plazo.
2- Pegamento moldeable:
Sugru es una plasticina que luego de 24 horas de secado se convierte en una goma de silicona flexible, impermeable y resistente que soporta hasta dos kilogramos de peso. Desde Sandia Calada SpA, empresa que distribuye el producto, plantean que la premisa principal es la “de ‘reparar antes de botar y comprar’, ayudar a disminuir la contaminación reduciendo la basura, dándole una segunda vida útil a las cosas”.
Ximena Garcés es diseñadora industrial y participa en la venta del pegamento. Según sus palabras, el producto cumple una amplia variedad de funciones.
“Es ideal para reforzar o reparar el cable del cargador del celular o computador. Se adhiere a casi cualquier material, como la cerámica, vidrio, metal, madera, plástico y tejidos. También puedes sellar un zapato roto, arreglar tapas de olla, reparar un juguete y poner ganchos en la pared. Es único, ya que lo puedes moldear y al secarse mantiene la forma, aguanta altas y bajas temperaturas, y además lo puedes retirar sin problemas cuanto el cliente lo desee”, dice Garcés.
3- "Smart Bidet" - Tapa inteligente para el baño:
Izen ofrece un aparato eléctrico que se instala en el inodoro y que posee varios atributos de limpieza personal, como el de disponer de cinco niveles de presión de agua, tres de control de temperatura, y tres más para calefacción.
Según Alexander Mellado, gerente de ventas de Innosol -empresa que distribuye el artefacto-, es un producto que "junta todo en una sola tapa de baño, ya que no necesita una instalación profesional y es muy amigable con el cliente. Todo está al alcance de un control remoto pegado a la tapa, y puede ser accionado por un tercero o la misma persona, lo que se adelanta a otros aparatos que tienen el sistema de control anclado a un muro lejos de la tapa de baño”.
Además, sostiene que "está pensado para personas discapacitadas o con precario alcance para su higiene personal. Es recomendado, incluso, por proctólogos, apuntando a quienes sufren desde infecciones urinarias hasta personas que han tenido hemorroides, que no pueden usar papel confort normal”.
4- Bombillas reutilizables:
Antonella Gattini fundó LivEco y desde entonces ha importado una serie de productos desde el extranjero para distribuir en Chile. Uno de esos son las bombillas reutilizables: un producto de acero inoxidable que puede ser usado para consumir tanto sustancias frías como calientes.
“Las bombillas se pueden utilizar infinitas veces. Son livianas y al ser de acero no requieren tipo de cuidado alguno, de ahí a que se puedan transportar a donde uno vaya sin ningún problema”.
“Al optar por una reutilizable evitamos una bombilla plástica que se utiliza aproximadamente por 15 minutos y demora 200 años en degradarse, lo que termina afectando tanto a la biodiversidad como a nosotros. Este es un sencillo hábito que podemos incorporar a nuestra vida y que tiene un gran impacto en el medio ambiente”.
5- Yoghurtera de vidrio:
La empresa Sell Out SpA distribuye, entre otros artefactos, un producto que es de vasta demanda por los usuarios: una yoghurtera, marca Tefal.
Según Mario Vieyra, gerente comercial de Sell Out SpA, la función del aparato es de elaborar un yoghurt de forma más natural que la empleada por el comercio tradicional, que tenga más aditivos naturales y goce de mayor variedad.
El beneficio más grande para el medio ambiente, explica, es “la reducción de material contaminante que proviene del plástico de los envases tradicionales, que no se degrada ni puede reciclarse. Además, la etiqueta que viene adherida es de papel y no es fácil de quitar, lo que hace más complejo reciclar ambos materiales por separado”.