Fue un discurso que enardeció a muchos, tanto palestinos como israelíes: el primer ministro de Israel dijo que había sido un palestino, el gran mufti de Jerusalén, quien le dio a Hitler la idea de aniquilar a los judíos europeos durante la Segunda Guerra Mundial.

"Hitler no quería exterminar a los judíos -declaró Netanyahu en el Congeso Sionista esta semana- quería expulsar a los judíos".

Y contó que el mufti Amin al Husseini, líder religioso del entonces llamado Mandato Británico de Palestina, le había protestado a Hitler, su aliado cercano, que si expuslaba a los judíos, "todos vendrán", refiriéndose al Mandato de Palestina.

"¿Entonces qué debo hacer con ellos? Fue la pregunta que Hitler le planteó al mufti", dijo Netanyahu en su discurso. "Y Al Husseini respondió: "Quémenlos".

De inmediato, historiadores y políticos dentro y fuera de Israel condenaron las palabras de Netanyahu. Se dijo que éstas minimizaban el Holocausto, el nazismo y trataban de absolver a Hitler de su papel en éstos.

La canciller alemana, Angela Merkel, declaró que los ciudadanos de su país "tenían muy claro" que los nazis habían sido responsables.

¿Quién era el mufti de Jerusalén?

Lo que se desprende de los documentos y los informes de la época es que Amin al Husseini sostuvo varias reuniones con altos líderes nazis a principios de los 1940.

Su intención era persuadirlos a apoyar la formación de un Estado árabe palestino y oponerse al establecimiento de un hogar para los judíos en el Mandato de Palestina.

Al Husseini nació en Jerusalén en 1897 en una influyente familia cuyos orígenes, se decía, podían trazarse hasta el nieto de Mahoma.

Como líder, utilizó sus posiciones para promover el islamismo y el nacionalismo árabe contra el sionismo.

Ejerció como gran mufti -o líder religioso- de Jerusalén de 1921 a 1937, durante la administración territoral establecida por Reino Unido en Medio Oriente.

Esta administración del territorio fue encomendada por la entonces Sociedad de Naciones (antecedente de la ONU) a los británicos tras la Primera Guerra Mundial e inicialmente incluyó los actuales Jordania, Israel y los territorios palestinos.

Al Husseini, que también era presidente del Supremo Consejo Musulmán, utilizó sus posiciones para dirigir campañas violentas tanto contra los judíos como las autoridades británicas.

Durante los años 20 se opuso activamente al sionismo y se le acusó de dirigir los disturbios de Nabi Musa, ocurridos en abril de 1920 en Jerusalén y sus alrededores, donde murieron al menos 10 personas y cientos resultaron heridas.

Las autoridades británicas lo sentenciaron a 10 años de prisión, pero fue perdonado y, un año después, nombrado gran mufti de Jerusalén.

Su oposición a los británicos y judíos llegó a su punto álgido durante la llamada revuelta árabe de 1936 a 1939, un levantamiento nacionalista de los árabes en el Mandato de Palestina contra el régimen británico en el que exigían la independencia y se oponían a la inmigración judía al territorio.

Las autoridades lanzaron una orden de arresto contra el mufti y éste huyó de la región en 1937.

Se refugió en el entonces Mandato Francés de Líbano y el Reino de Irak, para finalmente establecerse tanto en Italia bajo el fascismo como en Alemania bajo el nazismo.

Hay informes que afirman que al Hussein colaboró con ambos países durante la Segunda Guerra Mundial y que ayudó a los nazis a reclutar a musulmanes para las Waffen-SS (las escuadras de protección SS).

Alianza

Los documentos de la época indican que en 1941 se llevó a cabo una reunión del mufti con Hitler, en Berlín, donde el palestino intentó persuadir al líder nazi -sin éxito- de apoyar la independencia árabe y oponerse públicamente a la creación de Israel.

Los historiadores apuntan que es imposible que el mufti instigara en esta reunión la idea del Holocasto en Hitler porque el plan de los nazis ya se había puesto en marcha años antes.

En 1947, Husseini se opuso al Plan de Partición de Palestina de la ONU, que también fue rechazado por los británicos y los países árabes de la región.

El plan proponía dividir el Mandato en dos Estados, uno judío y otro árabe, bajo control internacional.

Como consecuencia, estalló primero la Guerra Civil del Mandato y posteriormente la Guerra Árabe-Israelí de 1948.

Después de la guerra, Al Husseini fue gradualmente perdiendo su legitimidad como líder.

Fue perseguido por supuestos crímenes de guerra pero nunca se logró llevarlo a juicio a Nuremberg. Al final quedó marginado por las sucesivas autoridades palestinas y murió en Beirut, Líbano, en 1974.

Las afirmaciones de Netanyahu sobre el mufti no son nuevas.

En el libro que el primer ministro israelí escribió en 1993, "Un lugar Entre las Naciones", detalla la cercana relación del líder palestino con los nazis y publica testimonios de los juicios de Nuremberg con los que argumenta que el mufti protestó por la expulsión de judíos y promovió el Holocausto.

Tal como señala William Booth, corresponsal en Jerusalén del Washington Post, "las declaraciones de Netanyahu tienen la intención de subrayar su creencia de que la causa de raiz de la violencia palestina... es un viejo e inextricable odio por los judíos".

Ni esto ni las declaraciones de Netanyahu pueden confirmarse.

Lo que sí puede afirmarse es que Hitler y Amin al Hussein eran aliados muy cercanos, principlamente porque ambos tenían los mismos enemigos: los británicos y los judíos.

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