Al menos ocho personas fueron abatidas por la policía de Rio de Janeiro durante una operación en una favela de la violenta zona norte de la ciudad, engrosando la ya alta cifra de muertos a manos de la policía en lo que va del año. 

"Hubo resistencia de los delincuentes, y ocho sospechosos de formar parte del tráfico fueron baleados y murieron en el enfrentamiento", ocurrido en el Conjunto Esperança, del complejo de favelas Maré, afirmó en un comunicado la Policía Civil.

El objetivo de los agentes del CORE (Coordinación de Recursos Especiales, una de las policías de Rio de Janeiro) era capturar a un narcotraficante que planeaba operar otra favela a unos 35 kilómetros de allí, en la localidad vecina de Sao Gonçalo, informó la fuerza.

Imágenes divulgadas en redes sociales y canales comunitarios como la red Maré Vive muestran un helicóptero sobrevolando un conjunto de casas precarias mientras se oyen estruendos que parecen ser disparos. Según testimonios de habitantes del barrio recabados por dichas redes de información, los tiros provendrían del helicóptero.  

La policía detalló que incautó armas (fusiles, pistolas, granadas), drogas y 35.000 reales (unos 8.600 dólares). 

Récord de muertos por la policía 

La operación ocurre pocos días después de que cifras oficiales revelaran un número récord de muertos por la policía en operaciones durante el primer trimestre del año. 

Según el Instituto de Seguridad Pública del gobierno (ISP), 434 personas murieron "por intervención de un agente del Estado" entre enero y marzo, una cifra 17,9% superior a la registrada en el mismo período de 2018. 

En enero, 13 personas murieron tras una incursión policial en una favela del turístico barrio de Santa Teresa, en el centro de Rio, nueve de ellos en una misma casa. La operación está siendo investigada por sospechas de tortura y ejecución. 

Se trata del trimestre con mayor número de muertes a manos de la policía desde que las autoridades iniciaron la serie estadística, en 1998.

El período coincide con los tres primeros meses de mandato del gobernador Wilson Witzel, electo en gran parte por estar alineado con la política de "mano dura" impulsada por el presidente Jair Bolsonaro para combatir la delincuencia. 

A fines de marzo, Witzel reconoció en una entrevista que la policía ya estaba utilizando francotiradores para disparar contra sospechosos a distancia.

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