AFP
Un tiroteo en un club nocturno de Cincinnati, Ohio, en el norte de Estados Unidos, dejó un muerto y 14 heridos este domingo, en un incidente que la policía no relaciona con el terrorismo.
Cientos de personas se encontraban en el club Cameo cuando se produjo el tiroteo, en torno a las 5.00 de la madrugada, llevando a muchas a huir de la escena, de acuerdo con las autoridades.
La policía, que antes había dado cuenta de al menos dos tiradores, indicó que por el momento se sabe de uno solo.
Hay "reportes de un único tirador en este momento, aún investigamos sin hay otros involucrados", dijo el asistente del jefe de policía de Cincinnati, Paul Neudigate, en Twitter.
La capitana Kimberly Williams había hablado previamente a CNN de la existencia de al menos dos tiradores. "Estamos seguros de que había más de uno, pero en este punto no estamos seguros si fueron más de dos", dijo.
Asimismo, Neudigate señaló que "el motivo del incidente aún no está claro pero no hay indicios de que esté relacionado con el terrorismo".
El Departamento de Policía de Cincinnati indicó que "hubo 15 víctimas de bala, una de ellas fallecida".
"Estamos en medio de una situación terrible ocurrida en un club nocturno con múltiples víctimas", había dicho Neudigate más temprano a WLWT5 News.
Por el momento no hubo ningún arresto, precisó por su parte el sargento Eric Franz en la cadena ABC, quien describió una "escena de homicidio extensa y compleja" y dijo que la policía estaba interrogando a numerosos testigos del tiroteo.
La capitana Kimberly Williams señaló a CNN que "hemos tenido incidentes en el pasado, pero este es el peor por lejos".
"Para el momento en que se produjeron los disparos, las personas corrieron hacia afuera (del local), por lo que no había muchas personas dentro del club. Creo que había una multitud más temprano en la noche, y que hubo mucho caos cuando comenzaron los disparos", indicó.
Largo historial
Pese a que la policía no ha encontrado evidencias de que el tiroteo tenga una motivación terrorista, el ataque evoca a la masacre el año pasado en un club gay de Orlando, Florida.
Ese tiroteo, que dejó 49 muertos y 68 heridos, fue el ataque terrorista más mortífero en Estados Unidos desde los atentados del 11 de septiembre de 2001.
El tirador, Omar Mateen, dio cuenta de su adhesión al grupo yihadista Estados Islámico (EI) en una llamada al 911 durante el ataque.
Los tiroteos son algo común en Estados Unidos, donde el derecho a portar armas está protegido por la Constitución.
El sábado, un tiroteo en la célebre calle Las Vegas Strip dejó un muerto y un herido, mientras que el sospechoso atrincherado adentro de un ómnibus finalmente se entregó a las autoridades.
La policía dijo carecer de evidencias de un vínculo terrorista y que el sospechoso aparentemente tenía "problemas mentales" y que "definitivamente no estaba en sus cabales".
El 6 de enero, un veterano de la guerra de Irak de 26 años abrió fuego en el aeropuerto de Fort Lauderdale, en Florida, con saldo de 5 muertos.
Otros incidentes más notorios en los últimos años incluyen la matanza perpetrada por Dylan Roof, un supremacista blanco de 21 años que ultimó a nueve personas durante una lectura de la Biblia en una emblemática iglesia afroestadounidense de Charleston, Carolina del Sur, el 17 de junio de 2015.
También la masacre en una escuela primaria de Newton, Connecticut, el 14 de diciembre de 2012, que se cobró la vida de 20 niños y seis adultos. El tirador, Adam Lanza, quien tenía un historial de enfermedad mental, también ultimó a su madre y se suicidó.
La tragedia disparó llamados para aplicar mayores controles legales a la tenencia de armas, pero los proy