Los argentinos eligen este domingo a su próximo presidente después de una larga y agotadora campaña, llena de momentos de tensión.
BBC Mundo te presenta algunos de los episodios que marcaron –y enturbiaron– el proceso para elegir entre el gobernador de la provincia de Buenos Aires, el oficialista del Frente para la Victoria (FPV) Daniel Scioli, y el alcalde de Buenos Aires y líder del partido Propuesta Republicana (PRO), Mauricio Macri.
Un viaje y una foto inoportuna
En agosto, en plena campaña para elegir a los candidatos a presidente y gobernador, decenas de miles de personas tuvieron que ser evacuadas de sus casas por las peores inundaciones que afectaron a la provincia de Buenos Aires en décadas.
Las fuertes lluvias dejaron municipios bajo el agua, familias que perdieron todas sus pertenencias... y una campaña aún más embarrada.
El todavía gobernador de la provincia, Daniel Scioli, fue criticado por no haber hecholas obras necesarias para evitar estos desastres y por irse de viaje a Italiamientras su provincia se inundaba, alegando que acudía a someterse a un tratamiento periódico por la discapacidad que sufre con su brazo derecho –usa una prótesis desde que lo perdió en un accidente deportivo–.
Scioli acortó su viaje y regresó antes de tiempo, pero su ausencia fue duramente criticada por la oposición, que sin embargo, tampoco se libró de polémicas.
Una foto de la entonces candidata María Eugenia Vidal, del partido del opositor Mauricio Macri, también generó controversia.
En la imagen, Vidal aparecía con botas de agua y caminando metida en los charcos, cubierta de barro, aunque otras imágenes mostraron luego que la candidata podría haber pasado sin problemas por un costado de la vereda, que no estaba encharcada. El oficialismo la criticó por su "puesta en escena".
Los bonaerenses no parecieron darle tanta importancia a la foto: Vidal es hoy la flamante gobernadora electa de la provincia, la primera mujer que manda en Buenos Aires y la primera líder no peronista en tres décadas.
El polémico candidato de Macri
Una de las principales críticas del candidato de Cambiemos –que agrupa al partido de Macri, Propuesta Republicana PRO pero también a la Unión Cívica Radical y a la Coalición Cívica– hacia el gobierno son las varias denuncias de corrupción que ha enfrentado el kirchnerismo en los últimos 12 años.
Por eso, cayó como una bomba dentro de su campaña una denuncia penal presentada en septiembre contra quien encabezaba la lista de diputados de Cambiemos en la provincia de Buenos Aires, el periodista deportivo y empresario Fernando Niembro.
Niembro fue acusado junto con Macri por supuestas irregularidades en la firma de más de 170 contratos entre una de sus empresas y el gobierno de la ciudad de Buenos Aires, liderada desde 2007 por el ahora candidato presidencial.
El escándalo fue revelado por el diario Tiempo Argentino. En la información se consignó que Niembro supuestamente obtuvo unos US$20 millones del gobierno porteño a través de contrataciones directas.
Si bien tanto el acusado como Macri rechazaron la denuncia y se pusieron a disposición de la justicia para que investigue, el asunto representó uno de los golpes más fuertes a la campaña de Cambiemos.
Tres semanas después de que estallara el escándalo, Niembro renunció a su candidatura, afirmando que lo hacía para "no entorpecer la campaña".
Un debate sin el "favorito"
Durante meses, organizaciones no gubernamentales, empresarios y medios de comunicación intentaron organizar antes de la primera vuelta de las elecciones un cara a cara entre los seis candidatos a presidente en el aula magna de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Un encuentro que iba a ser el primer debate presidencial de la historia.
Pero la silla del favorito en los sondeos, el oficialista Daniel Scioli, quedó vacía en la noche del 4 de octubre.
La ausencia de Scioli fue criticada por la oposición y él dijo que para participar quería tener antes una ley sobre debates "tal como está implementado en Brasil".
Después de su sorpresivo resultado en la primera vuelta, cuando casi quedó empatado con su rival, sí se mostró dispuesto a debatir en un cara a cara con Macri, que finalmente se produjo el pasado domingo.
Encuestas que fallan
De cara a la primera vuelta electoral, el 25 de octubre, la pregunta que se hacían la mayoría de los medios –y muchos argentinos– era cuán apabullante sería la victoria de Daniel Scioli.
Todas las encuestas mostraban al candidato oficialista muy por encima de su rival, a punto tal de que muchos especulaban con la posibilidad de que Scioli obtuviera los 40 puntos, con diferencia de 10, necesarios para ganar de forma directa ese mismo día.
Enorme fue la sorpresa cuando, casi seis horas después del cierre de los comicios, los primeros números mostraron que quien iba primero era Macri.
Aunque el resultado finalmente se revirtió, dando el triunfo a Scioli, el escueto margen de victoria –menos de 3 puntos– quedó muy lejos de lo que habían vaticinado los encuestadores.
La consultora de opinión Celia Kleiman dijo a BBC Mundo que el error de cálculo se debió a que muchos de los consultados no se atrevieron a admitir que votarían a un opositor, por temor a que la información llegara a los intendentes locales, la mayoría oficialistas.
"Cuando todos los sondeos muestran lo mismo no puede ser que todos se hayan equivocado", opinó.
Fuego amigo
Tras la inesperada victoria ajustada en primera vuelta, Scioli enfrentó una serie de críticas que vinieron de su propio bando.
El jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, quien sufrió una dura derrota en la carrera por la gobernación de Buenos Aires contra la rival de Cambiemos, Vidal, responsabilizó a Scioli por el mal resultado de su fuerza en esa provincia.
Otro kirchnerista de peso, el ministro de Interior y Transporte, Florencio Randazzo, quien fue rival interno de Scioli por la candidatura presidencial, cuestionó indirectamente la gestión del gobernador bonaerense al informar que tuvo que suspender las obras de un nuevo puente ferroviario debido la "grave situación hídrica" en esa provincia.
Incluso la presidenta Cristina Fernández dejó mal parado a Scioli por cadena nacional. Primero, al evitar mencionarlo en varios discursos. Y luego al recordar que ella había vetado un aumento jubilatorio que está entre las principales promesas electorales del candidato del FPV.
Pero Scioli no sólo sufrió golpes directos desde su espacio. También algunos comentarios de referentes kirchneristas perjudicaron su campaña de forma indirecta.
Uno de esos momentos fue cuando el ministro de Economía, Axel Kicillof, fue grabado llamando "forro" (preservativo) al excandidato presidencial Sergio Massa, a cuyos votantes Scioli busca atraer.
También causaron mucha controversia las palabras del filósofo kirchnerista Pablo Feinmann, quien tras el triunfo histórico de la Vidal –el primero de una mujer en Buenos Aires– dijo que "puede gobernar brillantemente la provincia o puede ser víctima de ese trabajo y terminar en una trata de blanca porque su belleza la puede condenar a eso".
La campaña del miedo (o de la memoria)
Desde Cambiemos denuncian una "campaña sucia" oficialista para atemorizar a los argentinos con amenazas de ajuste económico y brusca devaluación si no gana Scioli.
Funcionarios, militantes y simpatizantes del kirchnerismo repiten que un triunfo de Cambiemos supondría un regresar a los años del neoliberalismo y el fin de algunas de las políticas insignia del gobierno de los Kirchner, como los programas sociales, la re-estatización de empresas nacionales y el proteccionismo económico.
Estos mensajes se intensificaron especialmente en el último tramo de la campaña, cuando una victoria de Macri parece mucho más posible que hace sólo unos meses.
Mientras, en redes sociales y grupos de amigos brotan las bromas sobre los pesimistas vaticinios del Frente Para la Victoria:
"Si gana Macri, los Kinder ya no traerán sorpresas. Si gana Macri, el Coyote atrapa al Correcaminos. Macri mató a la madre de Bambi", bromean algunos en Argentina.
Pero para el oficialismo, no se trata de una campaña de miedo, sino de "memoria".
Los presidentes provincianos
Un video de uno de los referentes económicos de Mauricio Macri, el expresidente del Banco Central Alfonso Prat Gay, hablando en una conferencia, sorprendió –y ofendió– a muchos en Argentina.
La encargada de sacar a la luz las imágenes fue la propia presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, quien inesperadamente mostró el video durante la inauguración de un polo tecnológico el 6 de noviembre.
"Somos una Nación de 40 millones de habitantes con un nivel superior de educación todavía respecto de otros países de la región, que cada 10 años nos dejamos cooptar por un caudillo que viene del norte, del sur, no importa de dónde viene, pero de provincias de muy pocos habitantes, con un curriculum prácticamente desconocido", se oye decir a Prat Gay en el video.
"No vaya a ser que en 2020 estemos hablando fulano de tal, que vino, no sé , de Santiago del Estero, que no lo conocíamos, apareció de la nada y resulta que se quedó con todo el poder".
Sus palabras fueron cuestionadas por el oficialismo, que acusó a Prat Gay de ser un porteño que menosprecia al interior del país.
Un cuestionado allanamiento
En la última semana antes de las elecciones, miembros de la Policía Metropolitana, el cuerpo de seguridad de la ciudad de Buenos Aires, registraron la sede del Banco Central de la República Argentina (BCRA), después de que la oposición denunciara a altos funcionarios por una "presunta defraudación de la administración pública".
La Justicia argentina ordenó el allanamiento después de que dos diputados de los partidos opositores Propuesta Republicana (PRO) y Unión Cívica Radical (UCR) acusaran a la institución de vender dólares a futuro a un precio mucho menor del cotizado en mercados internacionales.
Según la oposición, el objetivo último del BCRA es perjudicar al futuro presidente del país vaciando de reservas el banco.
Pero el presidente del Banco Central, el kirchnerista Alejandro Vanoli, sostiene que la acusación "no tiene ningún fundamento y sólo busca un rédito electoral".