Es un comentario que se repite en el mundo artístico chileno: el proceso de selección de los representantes nacionales en la Bienal de Venecia ha estado rodeado de polémicas.
Aparte del cambio de pabellón, que recibió muchas críticas y provocó la renuncia de dos proyectos, de Patrick Hamilton y León & Cociña, ambos con un reconocido prestigio internacional, se suman acusaciones de conflictos de interés en el jurado (que los protagonistas niegan, pues se abstuvieron de votar sobre el proyecto específico).
Las ganadoras fueron la artista Valeria Montti, residente en Suecia, y con la gestión cultural de Carola Chacón, quien trabaja en el Museo de Arte Contemporáneo, cuyo director es Daniel Cruz. Otro jurado, Juan Castillo, ha trabajado con la curadora Andrea Pacheco en proyectos como Geometría Emocional.
Consultado el ministerio de Cultura, envió la siguiente respuesta: “El Sr. Cruz cumplió con lo establecido en las bases. Con respecto al procedimiento este se rigió por lo establecido en el apartado “Evaluación, Preselección y Selección”. En este punto se señala claramente que para tomar acuerdos es necesario contar con la mayoría absoluta de sus integrantes, por lo tanto, así fue como se procedió, en cumplimiento de las bases. En caso de cualquier abstención en algún proyecto por parte del jurado, estos deben restarse del proceso de discusión, revisión y evaluación correspondiente”.
Impacto internacional. La polémica llegó más alto y uno de los principales medios sobre arte lo analizó, con críticas al proceso chileno de selección. La revista ARTnews, con sede en Nueva York, acaba de publicar un artículo que dice lo siguiente: “A poco más de cinco meses de la inauguración de la próxima Bienal de Venecia, Chile anunció a la artista Valeria Montti como su representante en la edición 2024. Pero el proceso que precedió implicó múltiples renuncias, lo que obligó al Pabellón de Chile a revisar drásticamente sus planes”.
La publicación se refirió a uno de los temas más discutidos: “En el camino, Chile también perdió el espacio de sus ediciones pasadas, una estructura cerca del agua en el Arsenale, y se vio obligado a reubicarse en otro lugar”.
“El 5 de junio se lanzó una convocatoria pública de propuestas para el Pabellón de Chile, pero su fecha límite se retrasó hasta el 28 de julio cuando sus organizadores descubrieron que el espacio que habían alquilado durante mucho tiempo por 150.000 euros ya no estaba disponible”.
50 años del golpe: La crónica de ArtNews dice que el 5 de octubre, los organizadores anunciaron que habían seleccionado siete proyectos para una exposición que se describió como ubicada en “el primer piso del espacio asignado”, implicando que la muestra contendría más de un piso”.
“Ese mismo día, la comisionada del Pabellón de Chile, Florencia Loewenthal, emitió un segundo comunicado señalando que la muestra se seguiría realizando en el Arsenale y tendría dos pisos, uno de los cuales estaría dedicado a una exposición conmemorativa del 50 aniversario del golpe de Estado en 1973”.
Versión desmentida. Loewenthal, cuenta ARTnews, dijo que la Bienal de Venecia había anunciado una restauración de áreas del Arsenal en junio, lo que obligó a Chile a buscar una nueva ubicación. “La Oficina de Prensa de la Bienal de Venecia cuestionó esto y le dijo a ARTnews que los organizadores del Pabellón de Chile preguntaron por primera vez sobre el espacio del Arsenale en mayo, a pesar de que los planes para la restauración se conocían desde 2022, y que no habían enviado una solicitud oficial para participar hasta julio” .
La curadora Gabriela Rangel y el artista Patrick Hamilton se comunicaron con el comité organizador para saber cómo se podría acceder a la nueva ubicación. Loewenthal les dijo que el nuevo espacio no estaba gestionado por la Bienal, sino por la Marina italiana, y que estaban negociando para tener un bote de la Marina que cruzara el canal.
Hamilton y Rangel alegaron falta de transparencia y se retiraron al igual que los artistas León & Cociña. Una vez conocidas públicamente ambas renuncias, Alessandra Burotto, secretaria ejecutiva de Artes Visuales, emitió una carta que buscaba aclarar las cosas. El nuevo pabellón, escribió, estaba ubicado “frente al Pabellón Italiano”, cuando en realidad está a casi más de una milla de distancia de él, al otro lado de un canal.
Burotto renunció una semana después.
Entrevistado por ARTnews, Hamilton dijo que la declaración de Burotto fue un intento de “encubrir los problemas sin autocrítica, una demostración de una total falta de profesionalismo y absolutamente infantil”.
Muestra cuestionada. ARTnews asegura que la exhibición del golpe de estado fue finalmente descartada. El medio agrega que Iván Flores, quien se sumó al jurado, fue desvinculado.
Han surgido ciertas críticas a la trayectoria de Valeria Montti, curada por Andrea Pacheco y producida por Carola Chacón. La artista, según sus críticos, sólo ha hecho dos exposiciones individuales. “No hay que olvidar que la Bienal de de Venecia es una bienal de curadores y no de artistas”, dice la crítica de arte, Elisa Massardo.
La revista estadounidense alude a los probables conflictos de intereses de Chacón y Cruz. Y agrega otros. “En Chile el mundo del arte es pequeño y todos se conocen. Así que al menos debemos asumir que el jurado y quiénes postulan se conocerán y, probablemente, han trabajado juntos en el pasado”, dice Massardo