Chelsea Clinton, la hija de Bill y Hillary Clinton, sabe muy bien lo que es crecer y vivir la adolescencia bajo la mirada del ojo público y de la prensa.
Entre 1993 y 2001 Chlesea vivió en la Casa Blanca como la hija del presidente de Estados Unidos, y experimentó –en esos años sin la virulenta amplificación de las redes sociales- críticas demoledoras solo por el hecho de ser quien era.
Hoy, con 36 años, ha hablado para proteger a Barron Trump, el hijo de 10 años del presidente Donald Trump, quien se ha convertido en el blanco de un extendido bullying en las redes sociales.
Y lo hizo tuiteando un poderoso mensaje:
“Barron Trump se merece la oportunidad que todo niño se merece de tener una infancia”, escribió Clinton en su cuenta con 1,2 millones de seguidores.
El niño ha sido objeto de burlas en Internet desde que su padre ganó las elecciones. Habitualmente se propagan por las redes fotos que enfatizan en su rostro, supuestamente de aburrimiento, durante eventos o ceremonias oficiales.
Pasó también el viernes durante los festejos oficiales de cambio de mando, cuando las fotos de sus momentos de bostezos circularon profusamente en las redes.
La defensa de Clinton, sin embargo, no fue aplaudida del todo por los partidarios de Trump, porque en ella deslizó también una crítica a la nueva administración.
“Defender a cada niño también significa oponerse a las políticas de @POTUS [la cuenta oficial del presidente de EE.UU. en Twitter] que les hieren”, terminaba el tuit de Clinton, apuntando directamente a algunas de las políticas que podría tomar el nuevo gobierno.
Chlesea Clinton llegó a vivir a la Casa Blanca con apenas 13 años. Era la hija única de sus padres y los medios no siempre fueron gentiles con ella. El episodio más doloroso –según ella misma recuerda- fue cuando en un programa de televisión la compararon con un perro.
“Estoy agradecida por no recordar exactamente la frase. Afortunadamente, he crecido ante la mirada pública y supe que tener una piel gruesa era una habilidad de supervivencia”, dijo en una entrevista en 2012.