En una carta al Presidente Boric, usted agradece la invitación por los 50 años del golpe, pero declina asistir por el clima de división que vive el país. Reconoce, por cierto, que comparte el contenido del acuerdo que se firmará ese día. ¿No cree que era el momento de entregar una señal de unidad, pese a las diferencias políticas?

-El gobierno tuvo la oportunidad de generar un ambiente previo a esta fecha, que junto con resaltar el valor de la democracia y reiterar el compromiso de Chile con los derechos fundamentales, invitara a la reflexión y diera señales de futuro. La actitud ha sido errática, diría incluso que todo apunta a dividir, a una superioridad moral frente a la cual es imposible reflexionar. Lo digo con tristeza, porque creo que la inmensa mayoría está cansada de polarización, quiere presente y futuro, sin perjuicio de la obligación que tiene la política de pensar sobre su pasado y aprender las lecciones.

Hay un antes y un después de la salida de Patricio Fernández. El gobierno dio entonces una señal: la única visión aceptable sería la del PC frente a lo que vivió Chile desde fines de los 60 y que culmina con el quiebre de nuestra democracia. Es una decisión legítima, pero entonces no le pidan al resto de las fuerzas políticas que participemos de una escena para sellar la verdad oficial. Tuvieron la oportunidad de convocar a una reflexión, para comprender lo que ocurrió en Chile. Han preferido dividir.

-El expresidente Piñera, en cambio, sí firmó el acuerdo. Habiendo sido dos veces Presidente, el primero de derecha desde 1958-1964 ¿por qué Chile Vamos no siguió su ejemplo? ¿De qué manera valora su liderazgo?

-Es distinto el rol de los ex Presidentes de la República a la tarea que tienen los partidos políticos. Respeto y comprendo la decisión de Piñera, en el marco de su trayectoria, con dos mandatos presidenciales y de su liderazgo en momentos muy complejos para Chile.

-Boric dijo que Piñera era un demócrata, sin ninguna duda, aunque cuando era candidato amenazó con llevarlo a la justicia por crímenes de lesa humanidad. ¿Le parece una actitud republicana o un giro poco creíble de Boric?

-Para nosotros no es ninguna novedad que el Presidente Piñera es un demócrata. Es el Presidente Boric el que abre dudas importantes con esa declaración. ¿Es realmente su visión o quiere exaltar la figura de Piñera por otra razón? Y si esa es su opinión hoy, sería concordante con pedir excusas formales, después de votar a favor de dos acusaciones constitucionales y de haber formado parte de una oposición que hizo casi imposible la tarea de gobernar, y dentro de la cual hasta último momento hubo sectores (protagonistas del actual gobierno) que exigían la renuncia del Presidente Piñera.

-La declaración de Chile Vamos sobre violencia política condena tanto los hechos de la dictadura como los del estallido social, al igual que la defensa de la vía armada que hizo parte de la izquierda. ¿Cree que son hechos de la misma magnitud?

-La violencia es una energía destructora siempre. La UP fue una previa sumamente violenta y en términos de la institucionalidad, con la condescendencia de Allende. La pregunta que queda en el aire en las páginas de la historia es cómo habría actuado la UP si hubiera alcanzado todo el poder. El registro de los socialismos reales, a los que Allende quería llevar a Chile, habla por sí solo

-¿Qué le parece la idea de subir la edad exigida para ser presidente a los 40 años? ¿Acaso Boric, que asumió a los 36, no estaba listo para ser mandatario?

-Más que una cuestión de edad tiene que ver con la trayectoria deseada antes de asumir como Presidente. Uno puede pensar que desde los 40 en adelante se ha acumulado la suficiente experiencia para un cargo exigente desde todo punto de vista.

-¿Es cierto que su relación con el Presidente, que al parecer era cercana, se ha agrietado? ¿Lamenta ese distanciamiento?

-Ambos formamos parte de nuevas generaciones, él en la izquierda y yo en la derecha. Tenemos proyectos políticos diferentes y estoy seguro de que ambos queremos desde nuestras respectivas visiones lo mejor para Chile. No debe confundirse jamás en política el respeto personal con la responsabilidad pública y las exigencias frente a Chile.

-Aldo Valle, vicepresidente del Consejo, ha criticado que Republicanos tenga una actitud identitaria, lo mismo que se le criticó a la Convención, donde la izquierda era mayoría. ¿Sería un fracaso para J.A Kast que sea rechazada?

-Me niego a hacer ese tipo de cálculos. Cada sector tendrá que hacer su propia reflexión y definir la responsabilidad que quiere asumir con Chile. La UDI ha decidido hacer el mayor esfuerzo por aprobar buenas enmiendas, que fortalezcan la libertad, las garantías ciudadanas, el rol del Estado en la seguridad, etc., y cerrar a fin de año la incertidumbre constitucional, que está afectando las oportunidades, la vida de todos los días y el futuro de millones de chilenos. Y esperamos que se logre el acuerdo más amplio posible y se procuren acuerdos que no dejen especialmente contentos a ningún sector en particular.

-¿Qué reflexiones le deja el 11 de septiembre de 1973? ¿Cómo lo vivió su familia o su entorno? ¿El golpe fue justificable?

-Mi familia, como millones de familias en Chile, vivió con angustia los años de la Unidad Popular. He confirmado el relato que escuché desde que nací en los hechos que la historia ha registrado. Este ha sido, además, un año de lecturas pendientes, que confirman el clima extremo del país en esos años.

La pregunta de fondo no es si se justifica o no el golpe, que siempre será un fracaso de la democracia, sino cuál era la alternativa mientras el país era llevado a una situación imposible. Esa es la pregunta completa y nadie está hoy, desde luego, en condiciones de responderla con certeza.

Leí con interés la entrevista en este medio al historiador Alfredo Jocelyn-Holt, en la que señala que se ha preferido en estos 50 años el enfrentamiento entre “bandos fundamentalistas”, con simplismo y sin asumir responsabilidades.

¿La UDI ya no basa su identidad en el 11 de septiembre de 1973? ¿Fue un error haber defendido el régimen de Pinochet?

-En política se debe tener siempre la capacidad de evaluar los momentos y las responsabilidades frente a cada uno de ellos. Si no hay esa capacidad, entonces hay fanatismo y radicalidad. La visión de la UDI abarca todo el período que se inicia a fines de los 60 y termina en marzo de 1990, con el trauma de la UP, el profundo daño causado a Chile y la amenaza marxista; el gobierno militar; y la recuperación de la democracia.

La UDI ha hecho una reflexión muy profunda en los últimos 30 años. Parte de esa reflexión está expresada en el documento La Paz Ahora de 2003. Reconocemos el quiebre democrático como un fracaso, el rol de Pinochet y de las FF.AA. en los años posteriores; y una condena sin ambigüedades a los atropellos a los Derechos Humanos, que causaron dolor a miles de familias chilenas, con propuestas concretas para que Chile profundizara su esfuerzo en memoria, reparación y justicia.

-En una encuesta reciente Allende aparece como el mayor responsable del golpe, incluso más que Pinochet. ¿Comparte esa idea?

-Las condiciones previas al golpe fueron extremas. El camino que seguía el país era el del socialismo real, de la revolución que los partidos de la UP le exigían a Allende y que él, como Presidente de Chile, no era capaz de evitar. Un proyecto a esas alturas para el que no tenía mayoría y que era cada vez más resistido por los chilenos.
En esas condiciones previas la mayor responsabilidad es del Presidente Allende y a mi juicio están recogidas en la Declaración del 22 de agosto de 1973.

Por eso, cuando muchos dicen “sin Allende no hay Pinochet” sólo confirman una visión que es bastante arraigada en los acontecimientos que relata la historia. Y cuando el presidente Boric en una conferencia de prensa esta semana, transmite la importancia de respetar el no tener una sola visión de la historia y al mismo tiempo critica la frase anterior, es porque no se ha renunciado a imponer una verdad oficial.

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