Parecía imposible, pero Liverpool lo logró. Otra vez, como aquella noche mágica en la final de la Liga de Campeones en 2005.

Si la histórica remontada contra el Milan tras ir perdiendo 3-0 en el primer tiempo fue bautizada como el Milagro de Estambul, lo ocurrido la noche del jueves se puede llamar el Milagro de Anfield.

"Podías ver que no había pánico, ni estrés, el creía en nosotros". Divock Origi

Borussia Dortmund estuvo dos veces con dos goles de ventaja en el marcador que obligaron a Liverpool a lograr una de las remontadas más dramáticas de su historia.

El conjunto alemán se adelantó rápidamente con dos goles en los primeros minutos del partido y luego se puso 1-3 tras el gol anotado por Divock Origi para Liverpool al comienzo de la segunda parte.

Pero pese al marcador en contra a 25 minutos para el final, Liverpool consiguió anotar tres goles y avanzó a las semifinales de la Liga Europa.

El júbilo de la grada se fusionó con el de los jugadores, quienes contaron que una de las claves de la hazaña fue la actitud del entrenador Jurgen Klopp en el entretiempo.

"El técnico estaba muy tranquilo, sorprendentemente calmado", reconoció Divock Origi.

"Esa es la clase de un gran entrenador. Podías ver que no había pánico, ni estrés. Él creía en nosotros y eso ayuda".

El delantero belga contó que en el descanso Klopp les dijo que "teníamos que hacer lo posible para hacer que fuera una noche especial que pudiéramos contar a nuestros hijos y nietos".

El capitán James Milner también se hizo eco de las palabras de Klopp.

"El entrenador fue brillante. Estaba muy calmado", también destacó James Milner.

"Nos dijo que no estábamos jugando tan mal, que era un largo camino, pero que no teníamos nada que perder".

"Obviamente mencionó una noche en Estambul y que han habido otras grandes noches en la historia del club en una posición similar, por lo que nos dijo que saliéramos y viéramos lo que pasaba".

Las palabras de Klopp y su influencia en el partido recordaron otros grandes discursos o simples frases que sirvieron de inspiración para cambiar la historia de un partido y del fútbol.

En BBC Mundo recordamos otros cuatro casos.

Obdulio Varela

El "Negro Jefe" del fútbol uruguayo fue el gran líder de la selección celeste campeona del mundo en 1950.

De su boca fue que salió la famosa frase que fue la chispa que detonó el famoso "Maracanazo".

"No piensen en toda esa gente, ni en el ruido, no miren para arriba. El partido se juega abajo... ¡Los de afuera son de palo!", dijo el capitán de aquella selección que hizo llorar a todo Brasil con los goles de Juan Schiaffino y Alcides Ghiggia.

Alex Ferguson

El técnico escocés es conocido por su "tratamiento de secador de pelo", en alusión a la ira con la que se expresaba cuando se molestaba o cuando las cosas no iban como a él le gustaba.

Pero una noche en Barcelona, en la final de la Liga de Campeones de 1999, optó por la calma y una anécdota para inspirar a los jugadores de Manchester United, que caían 1-0 frente al Bayern de Múnich alemán.

Andy Cole, uno de los delanteros del equipo, recordó que "el entrenador estuvo siempre muy positivo pese a que no estábamos jugando particularmente bien".

"Nos dijo que era la final de la Copa de Europa, que tal vez nunca íbamos a tener otra oportunidad y que teníamos que asegurarnos que habíamos dado todo en el campo.

Su compañero en el ataque en el Camp Nou, Dwight Yorke, fue más específico.

"Habíamos ganado la liga y la Copa FA, por lo que él estaba sosegado. Nos dijo que no estábamos en nuestro mejor partido, pero tomaba en consideración el premio que nos estábamos jugando" contó.

El delantero de Trinidad y Tobago agregó, en un artículo publicado en el diario británico The Guardian, que Ferguson repitió una historia que el escocés Steve Archibald le había contado unos días antes de ese partido sobre el dolor de haber perdido la final de 1986 (con el Barcelona) y caminar al lado del trofeo sin poder tocarlo.

Rafael Benítez

Son muchas las versiones sobre lo que pasó en el entretiempo la noche del "Milagro de Estambul".

Hay quienes dicen que el canto de los aficionados del Liverpool en el estadio se podía escuchar incluso en el vestuario, y en la ciudad de los Beatles se popularizó un supuesto discurso de Rafael Benítez hasta el punto que se venden camisetas con el texto impreso.

"No bajen la cabeza. Todos los que vuelvan al campo ahora tienen que tener la cabeza alta. Somos el Liverpool, jugamos para Liverpool. No lo olviden. Tienen que mantener la cabeza alta por los aficionados. Tienen que hacerlo por ellos. No se podrán llamar jugadores del Liverpool si bajan la cabeza. Si creamos algunas oportunidades tenemos la posibilidad de darle la vuelta a esto. Crean que pueden hacerlo y lo haremos. Dense la oportunidad de ser héroes", dice la leyenda, pero el mismo técnico español dijo que esas palabras le parecían demasiado poéticas.

En entrevista con Marca.com, Benítez recordó que todo fue un poco caótico y que les dijo "que dieran la cara por los aficionados".

"Apelé a su profesionalidad y les señalé que si marcábamos pronto lo podíamos lograr".

"Luego he visto en vídeo cómo cantaba nuestra gente al descanso y era algo impresionante", contó.

Tres goles en seis minutos de Vladimir Smicer, Steven Gerrard y Xavi Alonso igualaron el partido y luego el portero Jerzy Dudek se encargó de completar la histórica remontada en la definición por penales.

Pep Guardiola

El técnico catalán no escatima en formas para inspirar a sus jugadores.

Lo puede hacer apelando a historia épica como el video que mostró a los jugadores del Barcelona de la película "Gladiador" antes de la final de la Liga de Campeones de 2009, que terminó ganando frente al Manchester United, o de manera mucho más directa y sin adornos.

Esta segunda opción fue la que utilizó esta temporada en el partido de vuelta de los octavos de final de la Liga de Campeones entre el Bayern y la Juventus, que ganaba el conjunto italiano 0-2 al descanso.

El capitán Phillipp Lahm fue comedido y expresó que "el entrenador nos motivó y nos dio instrucciones", pero su compañero Thomas Müller sí fue al grano.

"Dijo que nos iba a cortar las pelotas", explicó el delantero alemán.

Bayern igualó la eliminatoria en tiempo normal y en la prórroga anotó dos goles para seguir con vida en el torneo.

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