Por Olivia Romang
El ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, recibió hoy el informe elaborado por el grupo de expertos convocado para robustecer técnicamente el proyecto que reformará la actual Ley General de Bancos.
Pese a que el Gobierno había dicho anteriormente que la reforma ingresaría este año, se aplazó a enero del próximo. "Yo quería mandarlo a fines de este año, pero creo que es un poco más sensato tomarnos un tiempo más y mandarlo en enero (...) Queremos tomarnos algunas semanas para poder tratar de incorporar lo que corresponda al proyecto de ley", señaló Rodrigo Valdés.
El Ministro agregó que "no estamos haciendo esto por una urgencia, al revés, este es un trabajo de largo tiempo, nosotros no hemos actualizado la ley en muchos años, pero eso no significa que no tengamos un sistema regulatorio robusto".
Los criterios para la reforma a la Ley General de Bancos
Estabilidad: La reforma, si bien debe ser profunda, debe construirse manteniendo la estructura legal actual y los pilares institucionales vigentes, como por ejemplo la Ley Orgánica Constitucional del Banco Central de Chile (BCCh). Debe ser una reforma que perfeccione lo que existe, esto es, un sistema regulatorio que ha funcionado bien, para enfrentar los nuevos desafíos que deparará el futuro.
Gradualidad: La reforma debe implementarse en forma gradual, para avanzar hacia definiciones más exigentes sin efectos significativos en los costos de intermediación financiera. En el caso de Basilea III, por ejemplo, la aplicación en régimen ocurrirá globalmente a comienzos de 2019, después de un periodo de seis años de implementación.
Adaptabilidad: En línea con la recomendación de Basilea, que sugiere principios rectores promoviendo su diseño en el contexto institucional en que se apliquen, la reforma debe diseñarse e implementarse considerando las características del mercado chileno y su marco regulatorio y legal.
Flexibilidad: Basilea recomienda definir los aspectos generales de la Ley, dejando los detalles de su aplicación en la norma. Esto es coherente con un marco institucional mundial dinámico; es decir, uno que está siendo definido en el tiempo, y con mercados y modelos de negocios en continuo desarrollo. Por lo tanto, la adopción del marco de Basilea debe permitir que a futuro continúe ajustándose a medida que se consolida en el resto del mundo.
Coordinación: Algunas de las materias consideradas por este marco regulatorio afectan tanto el mercado de la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras (SBIF) como el del BCCh, pues ambas instituciones comparten un objetivo explícito de velar por la estabilidad financiera. Por ello, ambas autoridades deben mantener una fluida comunicación. Lo mismo debe ocurrir al interior de otras instancias de coordinación institucional, como el Consejo de Estabilidad Financiera (CEF).
¿Quiénes conformaron el grupo?
El comité de expertos estaba encabezado por Raphael Bergoeing, economista y ex superintendente de Bancos e Instituciones Financieras. Además, lo integraban el ex presidente del Banco Central, Vittorio Corbo; y los expertos Kevin Cowan, Christian Larraín, Carlos Martabit, José Manuel Mena y Diego Peralta.
El grupo dividió su trabajo en tres subcomités temáticos: capital y gestión de riesgos en Basilea III, gobierno corporativo de la SBIF y resolución bancaria.