Este lunes se confirmó que la economía chilena cerró el año pasado con un crecimiento de 4%. Así lo mostraron las Cuentas Nacionales al cuarto trimestre de 2018, que confirmó una expansión de 3,6% en el último cuarto del ejercicio anterior, cifra que se ubicó en línea con las previsiones del mercado.
Según el documento, todas las actividades mostraron un rendimiento positivo, siendo la minería del cobre, los servicios personales y el comercio las que más incidieron en el crecimiento del Producto.
Asimismo, cabe destacar la recuperación de la minería, servicios empresariales y construcción, los cuales revirtieron la tendencia a la baja del año anterior.
En tanto, la cifras con ajuste estacional, que corrigen el efecto calendario, mostraron un crecimiento en todos los trimestre del año, donde el primer y último cuarto destacaron en términos de incidencia, al anotar, con el desempeño de los servicio destacando en el año. En tanto, el cuarto trimestre destacó por el dinamismo de la minería y la construcción.
Desde la perspectiva del gasto, el Producto Interno Bruto (PIB) se vio impulsado por la demanda interna, cuyo efecto fue parcialmente compensado por una caída de las exportaciones netas.
En efecto, la demanda interna creció 4,7% en el 2018; el consumo de personas y, la inversión, medida por la formación bruta de capital fijo (FBCF), explicaron este resultado, al anotar alzas de 4,0% y 4,7%, respectivamente.
Esta última marcó su primera alza desde 2013, año en que se alzó 3,3%.
Por su parte, la acumulación de existencias alcanzó un 1,3% del PIB a precios del año anterior.
Respecto del comercio exterior, las exportaciones de bienes y servicios subieron 5,0%, mientras que las importaciones subieron 7,6%.
Dentro de los envíos, destacaron las ventas de cobre, salmones y frutas. En tanto, las se vieron impulsadas por mayores compras de automóviles y maquinarias de uso industrial y minero.
En términos desestacionalizados, la demanda interna creció en todos los trimestres salvo en el tercero que registró una caída. En el resultado del primer trimestre predominó el consumo de servicios, mientras que en el segundo la caída en las exportaciones netas fue más que compensada por aumentos en el resto de las agrupaciones. En la segunda mitad del año destacó la incidencia de la variación de existencias, negativa en el tercer trimestre y positiva en el cuarto.
En el año, el ingreso nacional bruto disponible real creció 3,8%, tras exhibir variaciones positivas en todos los trimestres. El menor crecimiento en relación al PIB se explicó principalmente por una caída en los términos de intercambio y mayores rentas pagadas al exterior, las que fueron parcialmente compensadas por mayores transferencias recibidas del exterior.
El ahorro bruto total ascendió a 22,7% del PIB en términos nominales, compuesto por una tasa de ahorro nacional de 19,5% del PIB y un ahorro externo de 3,2% del PIB, correspondiente al déficit en cuenta corriente de la balanza de pagos.
Revisiones a cifras de 2016 y 2017
El informe también rajo consigo una revisión a las cifras correspondientes a 2016 y 2017.
Así, el crecimiento de 2016 se ajustó cuatro décimas al alza, pasando 1,3% a 1,7%, mientras que el 2017 se redujo en dos décimas, pasando 1,5% a 1,3%.
Las mayores revisiones para el primer año se explicaron por la industria manufacturera, servicios empresariales, que vieron ambos diferencias positivas de 1,3pp y, en menor medida, a servicios personales y minería, que crecieron 0,6 y 0,7 pp respectivamente. Dichas mejoras se vieron compensadas en parte por la corrección a la baja en las cifra de servicios de vivienda, actividades inmobiliarias y comercio.
Para el año 2017, la revisión bajista se vio principalmente incidida por la corrección en comercio, actividades financieras y servicios personales, que mostraron diferencias negativas de 1,0, 1,6 y 0,6% respectivamente.
En tanto, EGA y restaurantes y hoteles destacaron por su contribución al alza en la revisión, tras mejorar 2,5, y 2,1% cada uno.