Vivimos en un país donde todos los días, por imperceptible que sean, se registra más de un sismo. Sólo basta visitar el sitio del Centro Sismológico Nacional (CSN), que tiene el detalle de cada movimiento, para comprobarlo.
Lo inquietante, o lo que puede llegar a preocupar más a la ciudadanía, son los sismos de mayor magnitud o terremotos. Y en ese sentido, una pregunta válida, y que probablemente muchos chilenos se hacen, es hasta cuánto pueden soportar las edificaciones en nuestro país.
Felipe Vicencio, académico de la Facultad de Ingeniería, Arquitectura y Diseño de la Universidad San Sebastián, explicó a T13.cl que “en Chile existe toda una normativa que en general se va actualizando regularmente, pero usualmente se actualiza después de un sismo grande, porque uno aprende cosas nuevas en realidad de los sismos”.
“Entonces lo que busca la norma es que no exista el colapso, esa es la parte más importante, que no exista el colapso después de un sismo fuerte. Pero podría llegar a haber algo de daño”, complementó.
¿Y los edificios que colapsaron para el 27F?
Aunque el experto destaca que “en Chile estamos bastante preparados y la normativa que existe es bien estricta en ese sentido”, muchos cuestionarán que si para el terremoto del 27 de febrero de 2010, que tuvo una magnitud de 8.8, colapsaron edificios como el Alto Río en Concepción o el Don Tristán y el Don Luis en Maipú, qué fue lo que pasó en esos casos y que ocurriría en el futuro con un sismo de semejantes características.
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Para actualizar la normativa “lo que uno hace es un análisis estadístico con toda la historia de sismos, entonces uno dice: puedo tener este sismo y un poquito más alto, porque en realidad hay registros históricos desde que llegaron los españoles. Entonces uno dice: lo máximo que podría llegar es esto y esto es lo que dice la norma”.
“Pero es imposible garantizar que no exista uno más grande en el futuro, pero la estructura básicamente no debería colapsar nunca. Y si colapsan, como en el caso del Alto Río, ese fue efectivamente un problema de diseño constructivo, hubo errores. Pero en realidad no deberían colapsar”, detalló.
“Que no exista el colapso”: ¿Qué quiere la norma?
“La norma es explícita diciendo que no haya un colapso para salvar vidas”, expuso Felipe Vicencio.
Por ejemplo, en el caso del edificio ubicado en la esquina de Irarrázaval con Exequiel Fernández, en la comuna de Ñuñoa, uno que sobrevivió al 27F y que hoy se encuentra habitado tras múltiples mejoras, no es un colapso porque no falleció gente, aunque sí tuvo un daño importante. Dentro de la norma eso sigue siendo aceptable, porque se trató de un terremoto muy grande.
“Esa es la salvedad, para terremotos muy grandes lo que se protege es la vida de las personas. Puede haber daños, eso sí”, afirmó el académico.
Sobre las nuevas tecnologías para construir en Chile, el experto destacó que “ahora están estos nuevos sistemas de aislación sísmica, de reducción de vibraciones. Un caso conocido es el nuevo edificio de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC), que tiene un amortiguador de masa sintonizada, que básicamente es una gran pelota de acero en el último piso que baja las vibraciones en un terremoto”.