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Diario Financiero

Arturo Guerrero repasa su historia y se define ante propuesta de Constitución: “Hagámosla de nuevo"

Arturo Guerrero repasa su historia y se define ante propuesta de Constitución: “Hagámosla de nuevo"
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El mediático vocero de La Vega, nacido y criado en sus alrededores, analiza su vida y la evolución del país. A pesar de lo agitado de los últimos años, tiene esperanza en que volvamos a dialogar con respeto, con humildad y una ventana, a su juicio, se abre si se reescribe la propuesta de nueva Constitución.

“Nunca he tirado una piedra”

“En los 66 años que tengo he disfrutado la vida, que la da alguien superior a nosotros y es para disfrutarla. En La Vega hay algunos que no te quieren porque dicen que sales mucho en la tele, por aquí por allá, pero la gran mayoría me tiene respeto, no podemos pedir que todos nos quieran.

Nací en Río de Janeiro 286, un barrio maravilloso, de mucho emigrante paisano, en la época en que recién llegaban los televisores. Vivíamos de muchas ilusiones. El maestro era nuestro ídolo y mi primer amor fue la señorita Sonia Díaz. Fui a la escuela Matte, ¡extraordinaria!, y en la escuela Loreto tuve profesores normalistas. Era una vida de esfuerzo con toques de humanidad y humildad, hoy nos cuesta entender esto porque somos autosuficientes en muchas cosas, nos alejamos de lo simple como respetarnos.

Mi primer trabajo fue dar agua a los caballos, pero había que esperar media hora para que les pasara el sudor porque si no se pasmaban; después vendíamos los guachos -melones que no estaban muy buenos-, y también le vendí hojas de apio a un caballero de Temuco. El 1 de noviembre acomodábamos los autos en la Iglesia Santa Filomena para los bautizos y esperábamos las monedas del alto padrino.

Mi papá, que hoy tiene 99 años y unos más de yapa, en ese tiempo leía el Siglo y como de tal palo tal astilla yo también leía sobre la revolución, el Che Guevara y la guerra fría. Llegué al Liceo 12 y me inscribí en el PC, me gustaba salir a pintar. En 1972 nos premiaron como la mejor Brigada Ramona Parra en un Teatro del barrio Concha y Toro con la Gladys Marín, nos dieron brocha y pintura.

Trabajé con la Gladys y por eso conozco su debilidad de fe. Ella era devota de la virgen de Andacollo, que me consta es muy cobradora, porque le he pedido `cauchaditas` y cuando no le cumplí me cobró con intereses.

Tras el golpe anduve un tiempo escondido. Dormí en el cementerio, allanaron la casa de Río de Janeiro, me fui a Peralillo en el Elqui, después estuve tranquilo. Me ubicaban, pero nunca metí la cabeza al water. El otro día Oscar Guillermo Garretón dijo en una entrevista que no solamente los militares fueron culpables, y desde hace años vengo diciendo que aún no analizamos lo que pasó el 73.

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Estuve en el PC hasta el año 89, porque ellos no se definieron nunca y yo definí que quería la democracia y se formó el PPD. Un personaje me dijo Arturo ‘hay una sede en Colina’ y nadie se atrevía a ir porque era zona militar. Partimos con mi Joyita -la Licha, mi señora de toda la vida-, arrendé una casa y al tercer día unos militares le pegaron al hijo del alcalde de Colina y mi Joyita, que es de mecha corta, los persiguió.

Después opté por lo social. Llegué a ser el presidente del Centro de Padres del Liceo 1 y conseguimos la mejor sala para los profesores. Estuvimos para el tiempo de las chinitas al espacio y con los chiquillos de la generación pingüina, que no es la misma de ahora de levantados de chasis. Estaba la Delfino (Karina), que ahora es alcaldesa de Quinta Normal, y les dijimos organicemos una marcha para un día domingo a las tres de la tarde y nos vamos todos caminando por la Alameda. La habríamos hecho, pero no quisieron.

Nunca he tirado una piedra. Cuando defendimos La Vega hicimos una estrategia con el mayor de entonces que después fue general. Nos tomábamos las calles y nos dejaban meter boche hasta que llegara la prensa, y así logramos quedarnos”.

“Al Presidente no lo veo tan mal”

“El poder es humildad. Cuando uno tiene una cuota de poder debe saber hincarse, no debe ser soberbio. Al Presidente no lo veo tan mal, pero el resto tiene un problema de soberbia. Hay otros políticos que son más levantados de chasis aún.

Boric encaró y firmó el acuerdo de noviembre, lo humillaron en el Parque Forestal y abrió la puerta de nuevo si pierde el Apruebo para buscar una alternativa, habló clarito, de voluntad y eso es lo que nos falta, que nos acerquemos más.

Cuando se quiere hacer las cosas bien, se hacen. Miren el acuerdo al que están llegando la Ministra del Trabajo (PC) y Juan Sutil, eso es sabiduría, no tiene un objetivo sensacionalista, por eso no sale tanto. Pero esas cosas me dan confianza y esperanza.

Algunos ven la revuelta de la Plaza Italia como algo maravilloso, lo maravilloso fue el millón de personas que se reunieron pacíficamente. Pero la destrucción no. Es cierto que abusos había por montones, pero no era la forma. Hay que hacer un análisis de cómo estaba el país en los 90 y como está hoy, pero serenos, tranquilos sin la prepotencia de los bomberos locos”.

“Yo leo la comunidad del esfuerzo”

“No hay nada en la propuesta constitucional que me satisfaga, por eso votaré Rechazo. Pasar los ríos con poca agua no cuesta nada, yo cruzo en lo profundo y si me quedaba callado era omisión y no puedo hablar de Dios si no tengo cojones para decir lo que pienso. Dijeron ¡oh! mira el comunista, de la BRP ahora vota rechazo, pero yo digo hagámosla de nuevo, pero bien, aunque nos demoremos, como los andinistas que suben el cerro en zig-zag, zig-zag, nunca derecho.

Algo de recorrido tengo y no puedo ofrecerle a mi hijo todo sino tengo los recursos para eso. A mi hija la operaron 28 veces y el doctor nunca me cobró un peso, pero tenía que pagar las prótesis y me las rebuscaba; hoy es abogada, otra es presidenta de la feria de Chicureo, María Antonieta está en Coyhaique y Jorge tiene un local detrás mío. Nadie les ha regalado nada y en esta propuesta de Constitución se habla mucho de derechos, pero no de obligaciones (…) Sigo siendo comunista porque trabajo en comunidad, no leo a Marx ni a Engel, yo leo la comunidad del esfuerzo”.

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