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Consejo Constitucional

Los temores y cálculos de Chile Vamos que se esconden tras su quiebre con el Partido Republicano

Agencia Uno - José Antonio Kast
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Cuando faltan dos semanas para la elección de consejeros constitucionales, los liderazgos de la centroderecha respondieron duro y fuerte a José Antonio Kast por la polémica que envolvió las pensiones. Detrás hay lecturas a largo plazo que preocupan a la centroderecha: el terreno que van ganando los republicanos a costa de Chile Vamos; los rasgos "frenteamplistas" que advierten han ido tomando sus otroras socios en sus discursos y el riesgo de dinamitar el futuro consejo constitucional con una pelea entre las derechas que termine con otro temido Rechazo.

“No hay que permitir que el Partido Republicano sea un Frente Amplio para Chile Vamos”, decía en noviembre del año pasado el exministro Jaime Bellolio (UDI) en un análisis sobre el tono y rol opositor de su coalición. Y, por estos días, la afirmación pareciera estar más vigente que nunca, pues se trata del diagnóstico -de buena parte de esa sector- acerca del momento político que se vive en “las derechas”.

Que Jaime Bellolio lo haya dicho en ese momento no fue azaroso; entonces Chile Vamos estaba aún en la búsqueda de su tono opositor: el desafío era ser duros sin dejar de dialogar con el oficialismo -ni menos con el gobierno-, sobre todo en un contexto de minorías y fragmentación en el Congreso. Pero hoy las cosas han cambiado: en este segundo año de la administración de Gabriel Boric, Chile Vamos se ha convertido definitivamente en una oposición dura, que ha logrado imponer sus términos, como ocurrió con la Ley Nain-Retamal, en medio de la crisis de seguridad.

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Sin embargo, han mantenido la posición “dialogante” en casos necesarios. Tres ejemplos recientes: primero, el acuerdo para fijar la agenda legislativa de seguridad que tuvo como principal rostros al presidente del Senado, Juan Antonio Coloma (UDI), y a la ministra del Interior, Carolina Tohá, y, segundo, el envío de una carta de las directivas de los partidos de centroderecha al mandatario Boric para proponer una mesa “multidisciplinaria” en que el gobierno y Chile Vamos aborde temas como seguridad, salud y pensiones. Tercero: el acuerdo transversal por las 40 horas, un proyecto de las entonces diputadas PC Camila Vallejo y Karol Cariola.

En la coalición de centroderecha explican que no se trata solo de instalarse como una oposición “dialogante” sino como un sector con “vocación de mayoría”, con discursos “responsables”, que entreguen certidumbre. Esto lo plantean en contraposición al Partido Republicano, una disputa que, por estos días, tuvo su clímax cuando el líder José Antonio Kast replicó críticamente una declaración del presidente de RN, Francisco Chahuán, quien había señalado este miércoles que existe “la posibilidad de que un órgano estatal que sea justamente el que pague las pensiones”.

Eso desató los reparos directos de Kast en Twitter, quien englobó a todo Chile Vamos en dicha declaración que, reconocieron en RN, fue un error de Chahuán y que, en todo caso, relevan, “fue corregido rápidamente”. Salieron de inmediato entonces varios otros dirigentes importantes a fustigar a Kast: Diego Schalper (secretario general de RN) lo calificó de “mala leche”; Guillermo Ramírez (jefe de bancada de la UDI) sostuvo que los dichos de Kast eran pura “deshonestidad” y que “la ambición puede más que la rectitud. Una pena”; María José Hoffmann (secretaria general UDI) manifestó que “no esperaba una bajeza así de quien aspira a ser Presidente”. Y así, hasta exconvencionales escribieron en contra de Kast. De hecho, se tuvo que contener a que salieran más diputados a criticar al Partido Republicano.

“Fue una declaración de guerra”, dijeron desde Chile Vamos en privado respecto a los tuits de Kast y los republicanos. “Con esto Kast nos dice que cree que puede ser Presidente de la República sin nosotros”, agrega otra fuente que recalca que hace poco más de un año la coalición de centroderecha trabajó por su entonces candidato Kast en segunda vuelta presidencial. 

Las diferencias tan ásperas, hasta ahora, habían permanecido soterradas y, solo a menos de tres semanas de la elección, se abrieron los fuegos. Aunque no se trataba de la primera vez de una disputa entre ambas “derechas”, esta vez, estuvo personificada en dirigentes históricamente cercanos a Kast y al actual presidente republicano, Arturo Squella, dos exUDIs que forjaron filas y lazos con Hoffmann, Ramírez, Javier Macaya, Juan Antonio Coloma, entre otros. Esta vez, dicen en la UDI, no hubo contactos telefónicos directos con Kast o Squella como antes… solo hablaron en privado con Cristián Valenzuela, asesor principal de la colectividad.

La rencilla algunos la explican, en tanto, con números de las encuestas de los últimos días, que, dicen, han sido muy favorables para los Republicanos -han hablado de hasta 12 consejeros constitucionales electos para el partido de Kast- mientras otros apelan a que “se colmó la paciencia”; que “hay un cansancio de que confundan al adversario”.

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Pero en el Partido Republicano descartan que haya una estrategia para criticar a Chile Vamos durante la campaña. Es más, dicen, este miércoles quisieron hacer un “punto político” en un tema que, enfatizan, les parece “muy importante”, como lo es la defensa de los fondos de pensiones. Desde el Partido Republicano han dicho incluso públicamente que ellos no confunden al adversario. Cristián Valenzuela, mano derecha de Kast y director ejecutivo de Ideas Republicanas dijo, a fines de marzo, en La Segunda, que “los votantes de derecha castigan a los partidos que atacan al de al lado”.

Dirigentes del Partido Republicano, eso sí, sostienen que, cuando critican a Chile Vamos, es una respuesta a sus bases, que no simpatizan -para nada- con sus otroras socios. 

Las razones de la molestia de Chile Vamos con los republicanos

En Chile Vamos sostienen, en tanto, que tienen al menos cinco razones para graficar que ya “les colmaron la paciencia”.

La primera: molestó el estudio del Instituto Libertad de marzo pasado que analizó las intervenciones de los dirigentes del Partido Republicano en redes sociales entre el 4 de septiembre a enero de 2023. Éste arrojó que el 72,7% de los mensajes difundidos por la colectividad de Kast fueron dirigidos en contra de Chile Vamos y un 27,3% en contra del gobierno.

La segunda: la salida del Partido Republicano de la mesa de negociación constituyente tras el apabullante triunfo del Rechazo. “No nos ayudaron. Fue más fácil pararse al borde del proceso y tirar piedras”, dice un dirigente.

La tercera razón: la caída de la Acusación Constitucional (AC) contra la exministra de Justicia, Marcela Ríos, por los indultos presidenciales a presos del estallido social. Diputados de Chile Vamos recuerdan que su ofensiva incluso tenía apoyos de la centroizquierda, pero, lamentan hasta hoy, fue cuando el Partido Republicano anunció en bloque que no respaldaría la AC porque el verdadero responsable era el Presidente Boric, que la ofensiva fracasó. Han pasado meses y aún los republicanos no presentan una AC contra Boric, subrayan.

Agencia Uno - Diego Schalper y José Antonio Kast
Agencia Uno - Diego Schalper y José Antonio Kast

Cuarta: la oposición republicana a la Ley Nain-Retamal. En ese partido decían que las modificaciones en el Senado habían “suavizado” la iniciativa, sin embargo, diputados de Chile Vamos sostienen que la ley no podría haber llegado “más lejos” o haber quedado “mejor”: porque, por ejemplo, ellos propusieron solo a Carabineros, y se extendió a policías y FF.AA. “Y terminaron votando con el Partido Comunista solo para buscar un punto comunicacional de diferenciación con nosotros”, subrayan en Chile Vamos.

Quinta y última razón: el proyecto de 40 horas. Los Republicanos nunca votaron en contra de las 40 horas porque en su tercer trámite estas ya estaban aprobadas, dicen en Chile Vamos. Lo que rechazaron, relevan, es la flexibilidad laboral, idea que la derecha añoraba. Y todo a contrapelo de sus senadores Rojo Edwards y Carmen Gloria Aravena quienes sí votaron a favor. “Este proyecto es un avance, se trata de una iniciativa completamente distinta a la original que se limitaba a reemplazar un guarismo sin hacerse cargo de los impactos negativos. Hoy estamos ante un proyecto más completo y más realista…”, dijo el pasado 21 de marzo el senador Edwards luego de que la Sala aprobara unánimemente los cambios al proyecto de las 40 horas.

Todo esto se ha ido acumulando, dicen en Chile Vamos y sostienen que es una realidad: cada vez más el Partido Republicano se está convirtiendo para Chile Vamos en el equivalente de lo que fue el Frente Amplio para la ex Nueva Mayoría. “Solo alientan los extremos y los discursos irresponsables, ¿qué harán cuando tengan que mostrar gobernabilidad?”, advierten.

Con todo esto sobre la mesa, además, algunos en Chile Vamos son de la idea de salir fuertemente a marcar los puntos a los republicanos, en estos últimos días de campaña. Pero persisten las dudas, porque, eso, sostienen los más “moderados”, solo hace triunfar a la izquierda.

En entrevista con T13.cl, el domingo pasado, el exconvencional de RN Cristián Monckeberg hacía un llamado al sector a mantener la estrategia opositora y a no cambiar el rumbo. “¿Estaremos en lo correcto o no de ser una oposición que provoca acuerdos, pero que también es clara en sus posturas? ¿O lo correcto es decirle al gobierno 'hasta aquí no más llegamos y no conversamos', no asistir a reuniones, y te hago la vida muy difícil? Esa es una duda instalada en la coalición de Chile Vamos y es lógico que esa duda la alimente la postura del Partido Republicano”, señaló.

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El riesgo de dinamitar el nuevo proceso constituyente

La idea de salir a confrontarlos con mayor fuerza surge principalmente del grupo generacional sub 50 de Chile Vamos, quienes, en todo caso, sí tienen autocríticas: dicen que los jóvenes de derecha han sido conquistados por los republicanos -“Bueno, si ellos ven el mundo en blanco o negro, claro que es más fácil atraer a jóvenes”, dice un dirigente- y que les ha faltado fuerza para marcar los puntos, justamente en temas como las 40 horas o la Ley Nain-Retamal.

Pero por estos días la mayor preocupación de la centroderecha es que el nuevo texto constitucional deberá ser escrito con un número alto de republicanos. La estrategia del Partido Republicano de aprovechar el “pésimo momento” del gobierno de Boric e instalar la idea de que la antítesis de esta administración es Kast, afirman, surtirá efecto. Sobre todo, porque, admiten, el exdiputado es el único líder de la derecha instalado actualmente, pues ni Evelyn Matthei ni Germán Codina ni Rodolfo Carter aún se han encumbrado a su nivel.

Y aquí los partidos dentro de Chile Vamos muestran sus matices.

En buena parte de la UDI siguen prefiriendo sentarse junto a un republicano en el Consejo Constitucional para redactar la Carta Magna -porque confían en que llegarán con una actitud “constructiva”, como la del experto constitucional Carlos Frontaura”- en vez de un PS o PPD.

Sin embargo, en RN y Evópoli eso es distinto: en off the record incluso se escuchan frases como “yo prefiero la Constitución de Lagos -con una buena reforma constitucional hecha en este Senado en torno al sistema político- que una Constitución escrita por republicanos”.

Otros, en tanto, han sido explícitos públicamente. “Si usted quiere seguir el 2024, y para siempre, discutiendo de la nueva Constitución, vote Republicano. Ellos harán fracasar el proceso, por dentro”, escribió este jueves el exconvencional Evópoli Hernán Larraín Matte.

Ese mensaje grafica muy bien el ánimo que hay en buena parte de RN y Evópoli: el temor de que los 3/5 -que eventualmente se pueda alcanzar entre Chile Vamos y el Partido Republicano- termine explotándoles en la cara poniendo en riesgo el proceso y volviendo a vivir un Rechazo aplastante.

Agencia Uno - Campaña de José Antonio Kast en segunda vuelta presidencial junto a Javier Macaya.
Agencia Uno - Campaña de José Antonio Kast en segunda vuelta presidencial junto a Javier Macaya.

En la UDI, en cambio, no les preocupa obtener esos 3/5: “vamos a manejar con sabiduría eso”, dice un parlamentario. Pero el punto más relevante para la UDI es la figura de su presidente Javier Macaya, quien es una suerte de “padre” del segundo proceso constituyente y, por lo mismo, están conscientes de que si gana el Rechazo nuevamente el capital político de su timonel estaría en serios problemas. En el gremialismo, en todo caso, aseguran que en las reuniones de los últimos días lo que más se repite es que lo relevante de este proceso eleccionario del 7 de mayo es que “al gobierno le vaya mal”. Es decir: que Apruebo Dignidad no tenga números exitosos, porque o sino, advierten, volverá lo “mesiánico” del Frente Amplio y los acuerdos en pensiones y tributaria se irán al tacho de la basura.

A estas alturas, la medición de fuerzas en la derecha ya se instaló, pese a que los secretarios generales de los partidos de Chile Vamos -dicen- intentaron al máximo competir junto al Partido Republicano. Hoy están conscientes de que la noche del 7 de mayo habrá recriminaciones internas, pues ya dan por sentado que la colectividad de Kast será el partido más votado, aunque no dudan de que el conjunto de Chile Vamos será superior. Pero a largo plazo, confían en que, quizás, puedan dar vuelta el juego: “Al Partido Republicano se les adelantó la ola y no tendrán una mejor elección que la del 7 mayo”, sentencian.

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