Cristián Monckeberg (RN): "Si llegamos a tener más de 3/5 del consejo constitucional, no podemos repetir el error de pasar máquina"
Desde Concepción, el exconvencional de Renovación Nacional (RN), Cristián Monckeberg, analiza el momento electoral que por estos días se vive en el país de cara a la elección de consejeros constitucionales del 7 de mayo. Justamente, por esos comicios, el expresidente de RN está en el sur en actividades de campaña. Sus próximas paradas serán Chillán, San Carlos y Aysén. También ha hecho videos de apoyos para postulantes para este nuevo proceso constituyente. Dice que este periodo es complejo, que la gente está desafectada y no pierde de vista el rol de Chile Vamos, coalición de la cual es uno de los fundadores. Por lo mismo, el exdiputado sostiene que el sector debe sacar lecciones.
Antes de comenzar esta conversación con T13.cl, pone sobre la mesa que su análisis, evidentemente, estará “cargado”, relata, por su experiencia en la fallida Convención Constitucional. Luego, Monckeberg entra de lleno a desmenuzar lo que significa este momento electoral. “La elección de mayo tiene varias incógnitas y complejidades. Se trata de la primera elección política de candidatos -con nombre y apellido- con el sistema de voto obligatorio. Es absolutamente impredecible el resultado producto de la obligatoriedad del voto. Si yo me baso en la lógica del voto obligatorio -o si sigo el patrón del comportamiento del voto obligatorio- yo creo que la ciudadanía, que usualmente no vota y que hoy se va a ver obligada a votar, va a elegir posturas más moderadas, razonables, que no pongan en riesgo la marcha del país o de sus vidas. A diferencia del voto voluntario, donde vota más bien la fanaticada, los grupos que le interesa lo público, la política. La segunda complejidad es que esta votación va a definir los equilibrios dentro de cada coalición, dentro de cada sector y el futuro de cada una de las coaliciones”, afirma.
—¿Y cómo afecta eso a Chile Vamos?
—Chile Vamos debe insistir en su mensaje y en su repertorio. Cuál es ese mensaje: ser claros en nuestras posturas, pero también ser capaces de producir acuerdos cuando sea necesario. Hay grupos que no están en la disposición de provocar acuerdos sino más bien en la posición de insistir en posturas y no entenderse con el gobierno, no provocar acuerdos, no asistir a reuniones... Y hay otros sectores de la izquierda más dura que están en una disposición bastante parecida, incluso de no apoyar a su propio gobierno. Chile Vamos, a mi juicio, debe insistir en ese mensaje y el mejor ejemplo son las 40 horas versus la reforma tributaria. Las 40 horas fue un proyecto que se mejoró, que salió adelante, nadie va a terminar 100% conforme, pero es un proyecto positivo; versus, la reforma tributaria, que era mala. En la primera votamos a favor; en la segunda, votamos en contra. Pese a las incógnitas de esta elección de mayo, yo no cambiaría ni dudaría en la estrategia que Chile Vamos ha instalado hace ya bastante tiempo y no la cambiaría por mucho tironeo o dudas que vayan surgiendo en el proceso de la campaña.
—Usted se refiere al Partido Republicano por un lado y a Apruebo Dignidad por el otro...
—Sí, claro, son posturas. No lo digo como crítica, son posturas, es la realidad. La gente va a evaluar, va a votar de acuerdo al sello y al estilo de cada uno.
—Usted dice que, por más dudas que haya, no hay que cambiar la estrategia. ¿Ve un tironeo latente desde la derecha por el Partido Republicano?
—Es una tentación permanente ir hacia ese lado, es una duda permanente: ¿estaremos en lo correcto o no de ser una oposición que provoca acuerdos, pero que también es clara en sus posturas? ¿O lo correcto es decirle al gobierno 'hasta aquí no más llegamos y no conversamos', no asistir a reuniones, y te hago la vida muy difícil, te hago una vida a cuadritos? Esa es una duda instalada en la coalición de Chile Vamos y es lógico que esa duda la alimente la postura del Partido Republicano, que es una postura más estricta. Frente a eso, lo peor que nos podría pasar -y no lo digo solo digo por esta elección sino en la mirada a largo plazo- sería cambiar la estrategia. La estrategia, además, la gente la tiene clara y se va a pronunciar respecto de unos u otros, de cuál es la alternativa que más le convence. Yo estoy convencido de que, claro, cada sector va a sacar sus votos y eso está bien, pero se va a privilegiar, sobre lo otro, acuerdos, moderación, buena marcha del país, ser capaces de ceder, pero también ser claros. No ser amorfos permanentemente, porque algunos critican al sector de que somos amorfos, y no. No lo somos.
—¿Cómo ha observado el tono de la campaña a raíz de la crisis de seguridad que ha tensionado a la política y al país?
—Cuando uno ve la franja hay argumentos que dicen relación con la Constitución, pero la mayor cantidad tiene que ver con la contingencia y eso está nublando lo realmente importante, que es elegir consejeros que van a estar cinco meses redactando una nueva propuesta de Constitución, que se escapa bastante de la contingencia, porque la nueva Constitución no va a resolver los problemas de seguridad. Entonces, la contingencia enreda al proceso, lo contamina, pero, bueno, esto también está dado por momentos que ayudan a mostrar puntos de vista y eso es un argumento de voto, de todas maneras.
—¿Y ve que esto se esté transformando en un plebiscito de la gestión del gobierno o de la figura del Presidente Gabriel Boric?
—Eso va a ocurrir de todas maneras, evidentemente vamos a elegir consejeros, pero va a estar muy influida por la gestión del gobierno, que ha sido malita. No me extrañaría que si la gestión sigue como está, vale decir, problemas de seguridad, economía tropezándose y con inflación alta, el plebiscito de diciembre también esté muy influenciado por la gestión del gobierno.
—Más allá de que su diagnóstico sobre una eventual preferencia a candidatos moderados, los números que se avizoran para el Partido Republicano son favorables. ¿Eso es otro motivo para que Chile Vamos dude de su estrategia?
—La vara para medir los resultados de la elección de consejeros será la elección de senadores. Y allí el Partido Republicano eligió un senador; tiene dos, pero eligió uno. Es evidente que va a mejorar, el Partido Republicano no va a sacar solo un consejero, va a sacar cinco o seis, eso es lo que dicen. ¿Esos de dónde van a salir? De Chile Vamos, lógico. Y Chile Vamos tiene 24 senadores. ¿Vamos a sacar como Chile Vamos 24 consejeros? Lo veo difícil, entonces, claro, se va a producir una mejora electoral del Partido Republicano y se va a producir una disminución de los consejeros de Chile Vamos. Ahora, las conclusiones hay que sacarlas una vez que tengamos los resultados sobre la mesa. Ahora, ¿es eso dramático? Claro que no. Es sincerar las cosas, hoy el Partido Republicano está bien evaluado por la ciudadanía, tiene su base de apoyo. No es dramático, solo tenemos que aprender a convivir con esta idea de que hoy nuestra coalición no cubre todo el espectro de la derecha, porque el Partido Republicano también la está intentando representar. Tenemos que entender que eso hoy llegó para quedarse y, por tanto, tenemos que ser capaces de coordinarnos, relacionarnos de buena manera y entender que el adversario es la izquierda y no los Republicanos.
—Pero raya para la suma, la derecha tiene buenos augurios para esta elección...
—Ah, no, claro, yo estaba haciendo la lectura chica, pero la centroderecha esta vez va a tener un resultado razonable, un resultado bastante mejor que la elección de convencionales. No digo esto para quedarse tranquilo, no yendo a votar, o no seguir trabajando por los candidatos, pero es claro que esperamos tener una representación razonable que permita provocar buenos acuerdos en el proceso constituyente y no impedirlos. Esa frase es bueno repetirla. En todo caso, en Chile Vamos tampoco tuvimos esa actitud de bloquear en el proceso pasado, teníamos intenciones de provocar acuerdos, el problema es que no nos pescaron y nos cancelaron.
—Dice que es una frase que es bueno repetirla... ¿ve un riesgo de que la derecha, al tener buenos resultados, pueda caer en el mismo error de la izquierda, en el proceso pasado, de 'pasar máquina'?
—Sí... yo veo varios riesgos en el proceso que se inicia, pero, diría que el mayor de los riesgos es el de los 3/5. Ojalá que ninguna fuerza obtenga los 3/5, por el bien del proceso, por el bien de los acuerdos, acuerdos que representan mayorías en el país y que, por tanto, sean duraderos en el tiempo. Cuando una fuerza política obtiene las mayorías para hacer lo que quiera, el resultado está a la vista, que fue la propuesta de Constitución que se rechazó en septiembre. Nadie asegura que otra fuerza política, en este caso la centroderecha, obtiene más de 3/5, haga una Constitución a su pinta y no escuche a la izquierda. Para evitar esas tentaciones -que son muy legítimas, porque la gente toma esa decisión- ojalá nadie obtenga 3/5 porque eso impediría acuerdos que sean duraderos. Hoy, por ejemplo, en el comité de expertos se están produciendo acuerdos, ha habido peleas, pero el tono es el acuerdo.
—¿Qué otros riesgos ve?
—El segundo riesgo es que crean que los bordes y el comité de expertos son suficientes. Me ha tocado mucho escuchar 'ah, este proceso va a ser tranquilo, porque los bordes fijan límites; porque el comité de expertos está trabajando bien...'. Y no, no está todo asegurado. Marcos Barraza lo señaló muy claro: 'los bordes son interpretables', dijo. Esa frase grafica completamente este riesgo. Entonces: a no pensar que por tener bordes está todo listo. No, por eso hay que votar y elegir bien al candidato al que le voy a dar el voto. Otro riesgo -y el tercero- es que la gente se involucre. Hay desafección de la ciudadanía, porque este proceso no tiene el sexapil político que tuvo el anterior. La ciudadanía se ve desafectada, entonces, bueno, yo digo que debe haber un proceso de involucramiento de la ciudadanía.
—En un documento de su autoría con el Instituto de Libertad se habla de los errores que no se pueden volver a cometer, pero se enfoca más bien en lo técnico, por decirlo de algún modo... y se lo empalmo con lo siguiente: en un debate de Tú Decides 2023, una candidata UDI, de Los Lagos, Patricia Sanzana, sostenía que si el sector dice que no hay nada que rescatar de la propuesta rechazada caerían en el mismo error con el que persistió la izquierda en el proceso anterior. ¿Está de acuerdo? ¿La derecha tiene que sacar lecciones tanto en lo técnico como en lo político?
—Yo coincido con el diagnóstico de esa candidata. Pese al fracaso, evidentemente en la Convención hubo apoyo profesional, técnico, académico de gran nivel y eso sumado al trabajo de acompañamiento del Congreso... Y en materia de contenidos hay cosas que apuntaban a buenas soluciones, por ejemplo, la crisis producto del cambio climático, algunas materias en relación a medioambiente, hay temas súper interesantes en el capítulo de descentralización y Estado regional. Hay cosas que mirar, evidentemente, sobre todo en aquellas que hubo mucho debate. El derecho a la Vivienda también tuvo una votación gigante, un aspecto no quedó bien resuelto respecto a la propiedad, pero la norma apuntaba a lo correcto. Y, claro, en ese documento que menciona nos vamos al detalle de los errores, pero hay que rescatar puntos técnicos del proceso anterior, de todas maneras, y son los que nombré recién, por dar ejemplos. Y desde el punto político, no hay duda: la lección es que si llegamos a tener más de 3/5 del consejo constitucional, no podemos repetir el error de pasar máquina al otro sector, en este caso, a la izquierda. Ojalá poder incorporar y llegar a bases de acuerdos importantes, porque, o sino, los errores políticos van a estar a la vuelta de la esquina. Aprendamos de los errores.
—¿Cuánto va a afectar el tipo de consejeros que salgan electos para que no se caiga en esas lógicas de 'pasar máquina'? Se lo pregunto porque el Partido Republicano tiene identificados a postulantes que naturalmente podrían estar más cercanos a ellos que al centro y, por tanto, quizás estar en una lógica obstruccionista.
—Puede ocurrir que la composición de la centroderecha en la Convención sea de un sello más bien de bloqueo, pero yo soy optimista, yo espero que, quienes salgan elegidos, tengan ideas claras, que no lo entreguen todo, pero que tengan la capacidad de provocar acuerdos y hacer que esto camine y no enfrascarse en peleas innecesarias. Voy a dar un ejemplo de pelea innecesaria: el capítulo de las Fuerzas Armadas. Yo le preguntaría a las Fuerzas Armadas si les interesa tener un capítulo. A las Fuerzas Armadas -lo vimos en el proceso anterior- les interesa el contenido de sus normas. Si esas normas están en un capítulo exclusivo, con letras grandes y mayúsculas o está dentro del capítulo del poder Ejecutivo -como siempre ha sido la tradición constitucional- no les va ni les viene a los expertos en estas materias. Lo que les interesa es qué es lo que dicen esas normas, cuáles son sus atribuciones, sus facultades, etc. Hay materias que no hay que desgastarse tanto y hay otras en que sí, vale la pena.
—¿Usted no ve una alianza natural Chile Vamos-Partido Republicano en el Consejo Constitucional?
—Yo aspiro a que haya una alianza natural; el problema es que una alianza natural se sostiene sobre la estrategia que cada uno de ellos va a tener y yo ahora veo que las estrategias de ambos son muy distintas. A juzgar solo del comportamiento en el Congreso, yo veo a un Chile Vamos con ganas de ser oposición clara, dura -porque lo ha sido, sobre todo este segundo año- y es bueno que así sea, pero lo veo también abierto a provocar acuerdos. Yo no veo al Partido Republicano en esa postura, lo veo más bien en una postura de oposición dura y no amigo de los acuerdos. Más bien diría que va a ser una relación tortuosa y compleja en el Consejo Constitucional, pero son las dificultades que tiene cualquiera de estos procesos. El mismo problema tiene la izquierda permanentemente.
—Yendo al Congreso, ¿ve que la dureza de Chile Vamos ha descolocado quizás al Partido Republicano? En un momento iban a La Moneda, pero simplemente ahora no están en el esquema de los acuerdos.
—El debate de seguridad ciudadana demostró que hay que ser duros con los argumentos y con la fiscalización, pero también ser capaces de llegar a acuerdos para sacar proyectos importantes como la ley Nain-Retamal. Ahí está el mejor ejemplo y ahí dejó fuera de foco -o en la banca- al Partido Republicano, y creo que los argumentos, el debate, el posterior acuerdo, lo llevó muy bien Chile Vamos.
—¿Cree que en el plebiscito de diciembre pueda estar la derecha dura -representada en el Partido Republicano- y la izquierda dura -representada en sectores de Apruebo Dignidad- en la vereda del Rechazo?
—Hoy el Rechazo le gana al Apruebo en las encuestas. Quienes salgan elegidos como consejeros van a tener que trabajar muchísimo para lograr una Constitución que convenza a una mayoría importante. Esa es la realidad de hoy, y quizás es bueno que así sea, para que se obligue a los consejeros a hacer un buen texto. La ciudadanía está súper atenta de lo que está ocurriendo, entonces, no se va a tragar cualquier sapo. A la ciudadanía no le van a vender humo, por ningún motivo. Ya lo demostró en septiembre, entonces, tiene que ser una propuesta maciza, robusta y ojalá lo más consensuada posible. Ahora, lógicamente que el desempeño del gobierno -que no creo que mejore mucho en temas como seguridad, economía- también complotan con los resultados. Si a eso le sumamos posturas de la izquierda radical que puede considerar ilegítimo este proceso y si tenemos a la derecha radical diciendo que lo estamos entregando todo, ahí anotamos tres antecedentes: Rechazo ganando, Gobierno mal y los extremos tironeando, entonces los consejeros tienen una tremenda pega para lograr convencer a la ciudadanía, porque parten jugando el partido perdiendo 2 o 3 a 0, por lo menos, y tienen que ganarlo. No está fácil. Ni por asomo está asegurado el triunfo del Apruebo de salida.