Este domingo en “De tú a tú”, Martín Cárcamo visitó a la destacada showoman, actriz y ex integrante del “Jappening con Ja”, Maitén Montenegro.
La también cantante, bailarina y productora recibió a Martín en su departamento, donde vive con su esposo desde hace 37 años, Jorge Rendic, del que contó que le pidió matrimonio a los dos días de conocerse.
“Mi mamá dijo ‘Ese niño no es serio’. Entonces pololeamos un año y medio antes de casarnos”, explicó la artista, que tiene una hija en común con Jorge, Catalina, y formaron una familia uniendo sus 4 hijos de matrimonios previos.
“Jorge era un loco, llegaba a verme a Canal 13 y me decía ‘¿Vamos a tomar once a Viña?’, y yo partía. Es un aventurero”, dijo sobre el hombre de su vida.
Ya en su oficina, llena de galardones y recuerdos, la artista realizó una inédita confesión: no se llama Maitén Montenegro, sino María Teresa del Carmen Vásquez, pues su padre, el reconocido actor Raúl Montenegro, decidió cambiar el nombre artístico de su familia.
“Yo tengo seudónimo por él, porque todos los actores tenían un nombre que se viera bien en las marquesinas. Él se llamaba Raúl Vásquez, se puso Montenegro y de ahí en adelante fuimos los Montenegro todos”, contó.
Su carrera artística se inició con sus padres, con quienes formó una compañía donde su padre era la estrella, su madre la encargada de las RRPP y ella, niña pequeña, era la acomodadora. El compromiso con el arte era tanto que de niña pequeña la dejaban frecuentemente sola. “Me dejaba mi mamá acomodada la mamadera y yo la tomaba cuando tenía hambre y me dormía. Me quedaba sola en la noche. Yo no creo que a esa edad podría haber pensado si eso estaba mal o bien, era mi realidad no más”, recordó.
El largo peregrinaje con esa compañía, que la llevó por varios países de Latinoamérica, la terminó dejando radicada en Venezuela. Allí estaba cuando su padre viajó a París, donde recibió un curioso premio al mejor actor del mundo en un festival francés. “Nos quedamos por lo menos un año y medio en Venezuela solas con mi madre esperando que él regresara, y comencé a hacerme cargo de mi hogar. Yo empiezo a actuar, debo haber tenido 10 u 11 y empecé a hacer roles en telenovelas en Venezuela”, contó Maitén, quien dejó los estudios a esa edad.
Aunque su padre regresó, al poco tiempo él decidió radicarse en Venezuela solo, dejando a su esposa e hija en Chile. “No lo vimos más, él hizo un autoexilio. Se fue cuando pasó por Chile después de los premios, y en Chile le fue muy mal porque no lo reconocieron como él sentía que lo merecía. Se fue quedando sin trabajo”, rememoró Maitén, quien con 13 años tuvo que seguir trabajando para mantener la casa.
La artista destacó que un año después de su partida, su padre le mandó a su madre un pasaje de avión para que lo siguiera, y la mujer, ante la encrucijada de dejar atrás a su hija, decidió quedarse con ella en vez de seguir al amor de su vida. “Mi madre renovó el pasaje dos veces y después se quedó conmigo. Para mí fue la muestra de amor más fantástica de la vida. Me emociona porque cada vez que ella renovaba el pasaje sentía que se podía ir. De ahí en adelante hicimos una vida juntas y mi madre fue todo para mí, la familia completa. Ella estuvo enamorada de él hasta siempre, toda la vida. Esa fue la gran decisión de ella”, confesó emocionada.
Recién volvió a ver a su padre 10 años después, en un festival en Venezuela donde ella iba a presentarse. Conversando con él, se dio cuenta de que se alojó en el mismo hotel donde estaba su hija, y esperaba que ella financiara su estadía. “Eso me pareció desconcertante, de una gran frescura. Y yo me sentía mal por no poder darle en el gusto, pero además decía ¿quién es esta persona que llega de repente a mi vida con una sorpresa como esta? Fue muy áspero y muy raro”, indicó Maitén.
Su último encuentro con él fue en 2001, cuando ya estaba muy enfermo. Fue en esa visita donde se enteró de que tenía cuatro hermanos que no conocía. “Ellos siempre supieron que tenían una hermana y yo no sabía que tenía esta cantidad de hermanos. Cuando nos enteramos fue una mezcla de emociones. Para mi madre fue devastador porque ella siempre estuvo enamorada de él”, reveló la artista.
Adicionalmente, en esa ocasión buscó generar un acercamiento entre su padre y su hijo Maximiliano, entonces le pasó al hombre una grabadora de mano y le pidió que le grabara un mensaje a su nieto. “Le paso la grabadora y lo dejo solo para que lo haga. Me la llevo y en el avión escucho lo que le grabó. Era un monólogo de una obra de teatro, pero no le dijo nada a él. Entonces de repente pienso que no tuve un padre de cuerpo y carne real. Creo que el talento es algo que no discrimina, que tiene cualquier persona, y que viaja por un camino totalmente diferente a la realidad. Tienes que encauzarlo, dotarlo de dones humanos, porque por sí solo es vacío”, recordó.
“Yo digo que mi padre fue genial como actor y mediocre como padre. Su rol de padre nunca lo supo interpretar realmente. Sí, tengo una gran admiración por este hombre que ocupaba nuestras vidas”, reflexionó sobre su progenitor.