Con más de dos mil personas esperando un órgano para trasplante en Chile, y la reducción de donantes, la necesidad de tener más alternativas se ha hecho presente, por lo que los médicos han comenzado a recurrir a órganos y donantes que antes no eran considerados, como personas de más de 60 años, con obesidad o con enfermedades como la hepatitis C.
Estos llamados órganos "marginales o en situación límite", comenzaron a ser una opción, según contó el jefe del programa de trasplantes de la Clínica Las Condes, Erwin Buckel a El Mercurio.
En esa línea dijo que "el nivel de corte para un donante era los 60 años, hoy son los 80. Si antes se evitaba a pacientes obesos con hígado graso, hoy hay que considerarlos".
Además agregó que "la proporción de potenciales donantes con sobrepeso u obesidad es alta, dejarlos fuera significa disminuir en alrededor de 40% la disponibilidad de órganos (...) En muchos casos es mejor recurrir a eso que esperar a que el paciente muera".
En efecto, el año pasado la Universidad de Minnesota (EEUU) publicó un estudio en que se planteaba que las donaciones de riñones provenientes de adultos mayores de 60 años tenía un riesgo perioeratorio (durante la operación) mínimo y sin riesgo adicional de insuficiencia renal a largo plazo. "Este hallazgo tiene el potencial de expandir el grupo de donantes", declaró el autor del trabajo Óscar Serrano.
Dentro de las alternativas que se barajan también está obtener órganos de células madres de animales como ratones o vacas. "En el futuro, este enfoque podría usarse para generar órganos humanos derivados de células madre del ganado, lo que podía mejorar la calidad de vida de millones de personas en el mundo", puntualizó la investigadora del Instituto Nacional de Ciencias Fisiológicas de Japón, doctora Masumi Hirabayashi.