El placer de transgredir la norma. ¿Por qué atrae tanto presionar el botón que dice "No tocar"? o ¿Por qué te asomas a los lugares que dicen "Prohibido entrar"?

El fenómeno ha sido estudiado desde la psicología e incluso tiene un nombre: "Miedo consciente". A diferencia del temor que sentimos ante una amenaza externa, este tipo de miedo provoca cierta satisfacción.

Tiene lugar cuando tenemos una situación bajo control y podemos medir el riesgo, según explica el psicoanalista británico, Michael Balint.

Por otra parte, un estudio de la Universidad de Columbia Británica ayuda a explicar por qué nuestro cerebro se obsesiona con aquello que tenemos prohibido.

"Cuando algo cotidiano se nos prohíbe, la mente y el cerebro inmediatamente le prestan más atención", sostiene la psicóloga Grace Truong, psicóloga parte de la investigación.

Uno de los hallazgos clave del estudio, señala que la atención que le prestamos a aquello que tenemos vedado no en todos los casos es la misma.

Si te enteras de que algo es prohibido no sólo para ti, sino que también para otros, tu atención hacia aquello es mucho menor, señala la publicación.

Eso explica por qué las dietas funcionan mejor en grupo que a solas.

En el estudio, los participantes fueron expuestos a imágenes de objetos cotidianos y se les preguntó cuáles estaban prohibidos para sí mismos y cuáles para alguien más.

Al medir la actividad cerebral y al aplicar pruebas de memoria, determinaron que los objetos prohibidos fueron reconocidos por el cerebro como propios, lo que explicaría el nivel de atención que les prestamos.

El estudio, titulado "Una manzana inolvidable: memoria y atención a objetos prohibidos", puede ser leído en este enlace (en inglés).

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