Eran exactamente las 11:15 de la mañana, cuando la puerta de un apartamento en Brixton se abrió.

La vivienda estaba en un conjunto de residencias de ayuda social ubicado en el vibrante barrio del sur de Londres.

Dos mujeres salieron a una tranquila calle residencial.

La mujer más joven, Rosie, tenía un andar incómodo. Sus movimientos eran rígidos y un tanto torpes.

No estaba acostumbrada a dar caminatas largas. De hecho, pasó los últimos 30 años -toda su vida- en cautiverio.

Cuando salió estaba enferma y necesitaba atención médica de urgencia.

Todo ocurrió en el popular barrio de Brixton.

Nació en lo que las autoridades han descrito como un "colectivo" y no se le permitía ver a un doctor. Nunca se le permitió salir sola y se le dijo que si intentaba escapar, se prendería en llamas espontáneamente y moriría.

Preocupada por la posibilidad de no sobrevivir la enfermedad, el 25 de octubre de 2013, Rosie y otra mujer, Josie, lograron escabullirse.

En la esquina, las estaban esperando.

Había miembros de una organización que ayuda a las personas que han sufrido abuso doméstico, que han sido traficadas o esclavizadas.

Junto a la policía, los miembros de ese grupo habían ayudado a organizar el escape.

Una fuerza todopoderosa

Rosie y Josie, de 57 años, no eran las únicas mujeres en el apartamento.

Cuando la policía entró a la residencia también encontró a Aisha, una mujer de 69 años, oriunda de Malasia.

Al principio no quería irse, pero tras varias conversaciones, cambió de opinión.

Semanas después, emergieron las extrañas condiciones en las que vivían.

Las tres mujeres se veían extremadamente asustadas, con frecuencia hacían referencia a una fuerza todopoderosa llamada "Jackie", que creían podría buscar retribución o causarles un daño terrible.

La electricidad las aterrorizaba, la llamaban "eeee" y les angustiaba que dispositivos electrodomésticos pudieran explotar.

A medida de que revelaban cómo era su existencia y Rosie se sentía más segura, decidió cambiar su nombre por el de Katy, inspirada por las letras de la canción "Roar" ("Rugido") de la cantante estadounidense Katy Perry, la cual trata de una mujer que supera una relación difícil y encuentra su propia voz.

Como un dios

El jefe del hogar en Brixton era Aravindan Balakrishnan, a quien las mujeres llamaban Camarada Bala o AB.

Barakrishnan nació en India

Katy cuenta que el hombre ejercía un control absoluto sobre sus llamadas camaradas.

Decía "que era dios, que gobernaba el mundo, que era inmortal y que era nuestro líder y maestro y que solo teníamos que obedecerlo".

Aseguraba que tenía una máquina todopoderosa a su disposición que denominaba "Jackie", un acrónimo de Jehova, Allah, Cristo, Krishna e Inmortal Easwaran.

"Jackie" era supuestamente una computadora satelital invisible construida por los chinos.

Balakrishnan decía que con la ayuda de Jackie controlaba el mundo desde el apartamento.

Se hacía responsable por acontecimientos globales, incluyendo guerras y desastres naturales.

Les dijo a sus seguidores que era cuestión de tiempo para que llegara a convertirse en el "gobernante del mundo", dijo Katy.

El día a día

La vida diaria era dura para estas mujeres.

Esta era la habitación de Rosie en la casa de Barakrishnan

Las camaradas debían despertarse temprano para hacer las labores del hogar, preparar las comidas y servirle a Balakrishnan. Competían entre sí para hacerlo.

Era considerado un honor abrirle la llave de la ducha y cerrársela cuando el líder se bañaba.

Al principio, cuando el grupo era más grande, a algunas camaradas se les envió a trabajar para financiar al colectivo, aunque ni Balakrishnan ni su esposa llegaron a trabajar.

Aisha trabajó en un almacén que vende productos de aseo personal y farmacéuticos y en una tienda por departamentos en Brixton.

Josie trabajó en una lavandería. Otra camarada era enfermera y otra, partera.

Las que no trabajaban, se quedaban dentro del colectivo, donde cada día tenían que asistir a las lecciones de Balakrishnan.

Debían escucharlas de pie, algunas veces por tres o cuatro horas. Quien osara sentarse, era castigado.

Lavado de cerebro

El fundamento del sistema de creencias de Balakrishnan era una combinación de los principios de Marx, Lenin y Mao.

El grupo quería hacer una revolución comunista y creían que estaban construyendo el nuevo mundo.

Operaban en secreto y se escondían del "Estado fascista británico".

Balakrishnan creía en su propia inmortalidad y le decía a sus seguidores que ellos también serían inmortales si vivían de acuerdo con sus normas.

Una manera de extender sus vidas era quedándose dentro del apartamento.

"Los animales en cautiverio viven más", decía.

El grupo había empezado como una organización política de izquierda pero se transformó en un sistema de ideas seudoreligiosas desarrolladas por Balakrishnan.

Con el tiempo, "nos lavaron el cerebro", explica Aisha.

"Nuestros cerebros… estaban sucios. Tenían que ser limpiados de todas las ideas. Cuando quieres construir un mundo nuevo, no puedes traer lo viejo. Teníamos que desechar lo viejo y llenar el vacío con ideas nuevas".

Aisha y Katy reportaron que hubo golpizas dentro del colectivo y que cuando había disenso o desobediencia, la violencia era usada.

En una oportunidad cuando a Aisha se le cruzó por la mente irse, cayó en cuenta rápidamente que no tenía a dónde ir.

"No tenía a nadie afuera, había perdido contacto con mi familia, no tenía dinero, ni un trabajo y podía ser deportada".

Sin embargo, Josie defiende a Balakrishnan y niega con fervor que haya usado la fuerza.

Revolución Amor

Katy nació en 1983. Su madre, Sian Davies, se había unido al colectivo voluntariamente y había empezado una relación sexual con Balakrishnan a inicios de los años 80.

Sian quedó embarazada y llamó a su hija Prem Maopinduzi.

Prem significa amor en hindi y Maopinduzi parece ser una combinación de la palabra revolución en suajili (swahili): mapinduzi y Mao.

"Significa Revolución Amor y lo odiaba. Él pensaba que cuando gobernara el mundo yo estaba destinada a ser su soldado o su portavoz", dice Katy. Por eso, en su adolescencia empezó a referirse a sí misma como Rosie.

A los miembros del colectivo no se les dijo quién era su padre y se les sugirió que Sian había quedado embarazada por obra de Jackie.

"Solía decir que yo era producto de la guerra electrónica", cuenta Katy.

Proyecto Prem

Balakrishnan acuñó el Proyecto Prem, el cual era un experimento sobre la crianza de niños que buscaba eliminar la familia tal como se conoce.

Se trataba de un piloto de una nueva forma de organización social que se implementaría globalmente una vez Balakrishnan gobernara el mundo.

Aravindan Balakrishnan en los '70

La comandante Prem, como Katy era conocida, vestía ropa unisex, nunca fue a la escuela ni conoció a otros niños y poquísimas veces salió de la casa.

No se le dijo quiénes eran sus padres y fue criada colectivamente por el grupo, a cuyos miembros se les tenía prohibido mostrar cariño.

Balakrishnan vivió su infancia en Asia. Nació en India en 1940 y se mudó a Singapur con su familia cuando tenía ocho años.

En 1963, viajó al Reino Unido tras ser becado por el British Council para estudiar en la London School of Economics.

Abandonó sus estudios y se sumergió en el mundo de la política izquierdista.

En 1974, estableció el Instituto de trabajadores del pensamiento Marxista-Leninista- Mao Tsetung y en 1976, instaló la sede en una casa en Brixton.

Comenzó a atraer a seguidores, que inicialmente eran estudiantes oriundos de Singapur y de Malasia.

Creó un área comunal y en un cuarto dormían los hombres y en otro, las mujeres.

Balakrishnan estaba casado con una mujer llamada Chandra y tenía una hija discapacitada.

La esposa de Balakrishnan, Chanda, dice que su esposo es inocente.

Las actividades del instituto llamaron la atención de la policía, que allanaron las instalaciones del movimiento.

Aunque no se hallaron drogas, Balakrishnan y nueve miembros fueron arrestados por agredir a los policías.

Al salir de prisión, Balakrishnan decidió que el movimiento se volviera clandestino.

Los tormentos de Sian

Una amiga de Sian, Sally Unwin, recuerda que era una mujer muy intelectual, "una mujer con un pensamiento profundo".

Pero la última vez que la vio, Sian estaba "vestida como una maoísta (…) y por la forma en que me habló, no la pude reconocer. Me asusté".

El padre de Sian se había suicidado cuando ella era una adolescente y Balakrishnan le decía constantemente que había sido su culpa.

Para 1996, la salud mental de la mujer se había deteriorado. Se cree que una caída del segundo piso de la casa había sido un intento de suicidio.

Katy cuenta que una ocasión oyó gritos en la noche y supo que se había intentado acuchillar

"Sian se comportaba de una manera realmente rara, diciendo que era el diablo", recuerda Katy.

"Una mañana de navidad, bajé y Sian estaba en el piso, amordazada. Sus manos y piernas estaban atadas y tenía un pedazo de tela en la boca", señala Katy.

Balakrishnan y Chandra le estaban gritando. "Había intentado salir por la puerta, por esa razón estaba amarrada, porque había intentado escapar. Y como no pudo huir por ahí, intentó hacerlo por la ventana".

Fue llevada al hospital, donde entró en coma.

Balakrishnan insitió que la familia de Sian no supiera nada de lo que había pasado.

Siete meses después, Sian murió.

En la investigación sobre su muerte, el médico forense le preguntó a Aisha si Sian tenía hijos. Por instrucciones de su líder, Aisha respondió que no.

El primer intento

En 2005, el encierro y las circunstancias en las que vivía le provocaron una profunda depresión a Katy.

Viendo la vida a través de su ventana, Katy empezó a dudar de lo que Balakrishnan decía, en su visión del mundo.

Katy recibió ayuda psicológica.

A los 22 años, sin nunca haber salido por su cuenta y pese a creer que podría ser asesinada por Jackie, decidió intentar escapar.

Empacó un bolso y salió por la puerta trasera.

Cuando le pidió ayuda a un peatón, le sugirió ir a la estación de policía.

Estando allí no pudo explicar la gravedad de su situación a la funcionaria que la atendió y se limitó a decir que "había escapado de casa".

La funcionaria la persuadió para que le permitiera llamar a Balakrishnan, quien fue a la estación de policía.

Balakrishnan le aseguró a la funcionaria que todo estaba en orden y se llevó a Katy de regreso al colectivo, donde la denunció y le dijo que era una desagradecida.

Permaneció en cautiverio otros ocho años.

El escape

En el verano de 2013, Katy perdió muchísimo peso y su salud se vio extremadamente debilitada.

Josie temió por la vida de la joven y como sabían que pedir una cita en el médico no era una opción, crearon un plan.

Más de tres años después de su huída, Katy busca ser independiente.

En octubre, vieron un reportaje en la BBC sobre matrimonios forzados y Jodie memorizó un número de teléfono de ayuda que la presentadora había dado para las personas que necesitaran ayuda.

De las compras regulares que le ordenaban hacer en una tienda cercana, fue acumulando el cambio y logró conseguir un celular que metió a escondidas en la casa.

Cuando Balakrishnan y Chandra estaban viendo televisión, llamaron.

Tras varias llamadas, entraron en contacto con dos trabajadoras de Palm Cove Society, una organización que ayuda a adultos en situación de vulnerabilidad.

Gerard Stocks y Yvonne Hall, junto a la policía, coordinaron el rescate de las mujeres.

Cada semana, Balakrishnan y Chandra salían a hacer comprar a la misma hora.

Katy sabía cuándo era un buen momento para escapar.

La hora había llegado

11:15 am señalaba el reloj

Yvonne y Gerard estaban esperando en la esquina.

Katy estaba feliz, pero Josie estaba preocupada por las consecuencias que lo que iba a pasar tendría para Balakrishnan.

Pero dieron el paso y salieron.

A medida de que caminaban lentamente hacia el punto acordado, "una sonrisa radiante empezó a aparecer en el rostro de Katy", recuerda Yvonne. "Solamente nos abrazamos".

Katy, Josie y Aisha fueron sacadas de la ciudad y llevadas a un lugar seguro.

De izquierda a derecha: Aisha, Katy, Yvonne Hall y Josie

A Katy se le diagnosticó diabetes.

Era evidente que la joven tenía problemas de socialización. "Estaba abrumada porque todo le parecía enorme, pues había estado confinada", dice Yvonne.

"No podía cruzar una calle, nunca había manejado dinero y no podía establecer contacto visual", indica Yvonne.

Para ayudarla a volverse independiente, Yvonne y Gerard vivieron con Katy por más de un año.

23 años de prisión

Balakrishnan fue llevado a juicio en 2015 y acusado de delitos sexuales (cometidos contra otras dos integrantes del culto) así como también de encerrar a su hija.

En enero de 2016, fue condenado por violación, agresión sexual, crueldad infantil y confinamiento de su hija. Fue sentenciado a 23 años de prisión.

Su esposa Chandra y Josie Herivel lo siguen apoyando. Aseguran que es inocente y que es una víctima del "Estado fascista británico".

Katy adoptó el apellido Morgan-Davies, que son los dos apellidos de su familia materna.

Rosie Davies habla de reconciliación.

Se ha estado esforzando por dejar el adoctrinamiento a la que fue sometida en el pasado.

Está estudiando inglés y matemáticas en un colegio y se ha mudado a vivir sola.

Pruebas de ADN confirmaron que es hija de Balakrishnan, a quien ha perdonado.

"Solía odiarlo, pero ya no. Nelson Mandela dijo que sigues en prisión si te aferras a tu rabia, odio y amargura. En mi vida no hay espacio para eso. Me gustaría reconciliarme con él en el futuro si él quiere. Pero no puedes aplaudir con una sola mano", dice Katy.

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