Gritos de júbilo, sollozos, escenas de histeria, aplausos: los seguidores de "Game of Thrones" vivieron con pasión hasta el último segundo de la serie de culto que llegó a su fin este domingo tras haber acumulado récords durante ocho años.

"Fue mucho más intenso que una final del campeonato de fútbol americano", dijo a la AFP Ewald Klautky, quien trabaja en la industria cinematográfica y asistió a la difusión en directo del episodio 73° y último de la saga en un pub irlandés de Los Ángeles.

Unas 200 personas se reunieron allí para la ocasión.

Era su primera "watch party" y Ewald, de 52 años y quien sigue la serie desde su comienzo en 2011, aún no se puede creer que algunos espectadores se mostraron en momentos incluso dispuestos a irse a las manos en medio de la tensión generada por el esperado final de "Juego de Tronos".

El último episodio selló la suerte de Daenerys Targaryen, Jon Snow, Tyrion Lannister, Sansa y Arya Stark, nombres que ya forman parte de la cultura popular.

Trono de Hierro propio 

El fin de esta serie medieval-fantástica exitosa en todo el planeta, que cuenta la historia de familias que pelean por reinar en el mundo ficticio de Westeros, desató las pasiones de los fanáticos presentes en el pub Brennan's, que incluso tenía para la ocasión su propio Trono de Hierro (emblema del poder).

El establecimiento, en el oeste de Los Ángeles, también sirvió un coctel inspirado en "Juego de Tronos": el "night king", o "rey de la noche", el gran villano de la serie, y que consistía en un whisky sour con hielo azul, según aseguró a la AFP un aficionado a la bebida.

Cada quien tenía sus favoritos y los gritos se desataban cada vez que uno de sus personajes preferidos se enfrentaba a un final trágico -o glorioso- en los montones de pantallas.

"¡Sí! ¡Sí!", gritaron entusiasmados los fanáticos cuando la reina Danaerys hacía su entrada triunfal sobre las ruinas de la capital, ocasión que una joven pareja usó de pretexto para abrazarse.

Un poco más tarde, la propia Danaerys murió a manos de su amante Jon Snow: las espectadoras entran en estado de histeria, algunas se suben a las sillas mientras otras se muestran claramente consternadas.

"Veré de nuevo el episodio cuando esté en mi casa, con calma, para detenerme en las sutilezas y la música", asegura Shobhana Chetri, de 28 años.

La joven sin embargo asegura que disfrutó la experiencia colectiva: "El hecho de estar rodeada de personas que no tenían los mismos favoritos que yo fue interesante, me hizo ver las cosas de otra manera. Y además el ambiente fue divertido".

¿Y qué opina del desenlace? "¡Decepcionante! Fue sombrío, pero es algo que se podía esperar, y es lo que nos encantan después de todo!", respondió esta ingeniera.

Polémica 

La última temporada fue, en efecto, objeto de fuertes polémicas incluso antes de su episodio final. Las críticas se centraron sobre todo en la aceleración del ritmo de la serie del canal de pago HBO, que dio lugar a cambios apresurados y a que algunas escenas cruciales hayan durado apenas unos minutos, después de años de espera.

La decepción llegó al punto de que los fanáticos lanzaron una petición en el sitio Change.org para rehacer por completo la octava temporada con "escritores competentes", que ha sido respaldada por más de un millón de firmas.

Los fanáticos que se reunieron en este pub de Los Ángeles, no obstante, parecían en general bastante satisfechos y reconocían la dificultad de cerrar una saga de tal envergadura sin recurrir a atajos dolorosos ni generar descontentos.

Los mayores reproches se centraron en el personaje de la reina Danaerys, mujer fuerte y libre adorada por muchas de las espectadoras, que se convirtió en tirana un poco antes del episodio final.

Eso no molestó sin embargo a Corey Ben-David, seguidora de la "Madre de Dragones" y quien se disfrazó de ella para participar en la fiesta de este domingo. "Dany hizo lo que ella misma dijo. Su evolución es lógica", dice la mujer de 34 años, que ha leído todos los libros de George R. R. Martin que inspiraron la serie televisiva.

Quienes se encuentran en zonas horarias diferentes a la de Estados Unidos incluso omitieron el sueño para ver los episodios en plena madrugada, al mismo tiempo que los norteamericanos, para evitarse "spoilers" en las redes sociales en la mañana.

Y, según un sondeo de The Workforce Institute, unos 27 millones de estadounidenses previeron que mirar este último capítulo tendría consecuencias sobre su jornada laboral del lunes: bajará su productividad, llegarán tarde o simplemente no irán a sus trabajos.

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