Las enfermedades inflamatorias intestinales (EII) son un tipo de patologías crónicas que afectan seriamente la calidad de vida de las personas que las padecen y entre cuyos síntomas, destacan el dolor abdominal persistente, la incontinencia fecal, deposiciones que pueden ser acompañadas de sangre, urgencia defecatoria, náuseas y/o vómitos, entre otros.
Se calcula que en Chile más de 20 mil personas padecen EII (como la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa) y se estima que hay un incremento en el número de pacientes, que hacen que estas condiciones deban ser abordadas como un problema de salud pública.
Recientemente se aprobó la Ley “No puedo esperar” (Ley 21.559 28), que regula el acceso a servicios sanitarios y atención preferente a personas que padecen estas enfermedades, la cual fue publicada en el Diario Oficial el 28 de abril pasado. La nueva norma tiene como objetivo asegurar el derecho al respeto de la dignidad y la no discriminación de los pacientes, facilitándoles el acceso a servicios higiénicos de forma gratuita y expedita, así como la promoción y difusión a las personas de su contenido y obligatoriedad.
En el mes de las Enfermedades Inflamatorias Intestinales -que como parte de la norma se conmemora cada 19 de mayo-, la Fundación Carlos Quintana filial Temuco enfatiza en la relevancia de visibilizar estas patologías y la necesidad de implementar la ley en la comunidad, para terminar con la discriminación que muchas personas sufren, al negárseles el acceso a baños, cuando por su condición lo requieren con urgencia, y en otras situaciones de la vida cotidiana y laboral.
Karen Tapia, representante de la Fundación Carlos Quintana Filial Temuco, señala que como organización están muy optimistas por los avances que han tenido los pacientes en Chile en acceso a medicamentos y especialistas en el sistema público de salud, pero llama a instaurar la ley de forma masiva. “¿Qué se viene ahora que ya tenemos ley? Para nosotros urge la necesidad de educar para que la ley no se quede en el papel y puede ser conocida por toda la comunidad, para que sea efectiva y no exista la posibilidad de condicionar el libre acceso al baño o servicio sanitario. Otro aspecto relevante que tiene esta ley es que otorga atención preferente en la atención al público para las personas que padecen la enfermedad”, indica.
Tapia también enfatiza en la necesidad de que todos los centros asistenciales del país cuenten con una buena canasta de medicamentos especializados para mejorar la calidad de vida de los pacientes con EII, que se formen unidades de atención gastroenterológica en todas las unidades públicas y privadas de Chile y promover que más médicos se interesen en acreditarse para postular a sus pacientes a los beneficios que otorga la Ley Ricarte Soto. Ante la disponibilidad de nuevos tratamientos biológicos que ya están en Chile, la Fundación Carlos Quintana Filial Temuco, hace un llamado a seguir mejorando el acceso a medicamentos.
“Estas son enfermedades limitantes, que a muchas personas les impide llevar una vida normal. Por ello, otro de los desafíos es contar con más tratamientos de vanguardia que nos ayuden a mejorar aún más la calidad de vida y ahora, con la espera del nuevo decreto de la Ley Ricarte Soto, existe la oportunidad de que las autoridades puedan avanzar en perfeccionar el acceso a estas terapias en beneficio de muchos pacientes”, dice Karen Tapia.