En el fútbol siempre ha habido acalorados debates sobre decisiones arbitrales controvertidas. Por esta razón, en cada partido profesional suele haber un árbitro principal en el campo, dos jueces de línea y otro árbitro.
Para evitar decisiones equivocadas, suele haber, además, un asistente de video, que analiza en cámara lenta lo sucedido e informa al árbitro principal. Hay numerosas cámaras observando minuciosamente cada momento del encuentro desde diferentes ángulos.
Compensando la altura
Investigadores alemanes han analizado ahora, a propósito de la Eurocopa 2024, la relación entre la estatura de los árbitros y de los jugadores de fútbol. Según su prepublicación, que aún no ha sido revisada por pares, los árbitros de más baja estatura penalizarían más severamente a los jugadores de fútbol más altos, compensando así su menor dominio físico.
Algunos aficionados al fútbol podrían cuestionar entonces el sentido de la justicia y la objetividad del árbitro. Se trataría de una decisión descaradamente equivocada, solo porque el árbitro tiene "un complejo". Pero para saber si esta tesis tiene una base científica sólida, hay que esperar por lo menos a que el estudio, antes de su publicación, supere la evaluación científica.
"Aquí se hace lo que yo diga"
Los investigadores Hendrik Sonnabend y Giulio Callegaro, de la Universidad a Distancia de Hagen, junto con Mario Lackner, de la Universidad Johannes Kepler de Linz, analizaron los datos de la Bundesliga alemana entre 2014 y 2021. Para ello, vieron más de 2.340 partidos. ¡El trabajo de investigación puede ser muy atractivo!
Según la prepublicación, los investigadores habrían descubierto que un árbitro, comparativamente más pequeño, tiene más probabilidades de sancionar una falta a un jugador de mayor tamaño y recurrir a mostrar una tarjeta amarilla. "La tendencia a castigar con mayor dureza es un diez por ciento mayor cuando los jugadores son significativamente más altos que los árbitros, en comparación con situaciones donde son de la misma altura", afirmó Sonnabend.
Autoridad a través del castigo
Según los investigadores, el "complejo de Napoleón" se puede reconocer fácilmente, sobre todo, en la primera mitad del partido. "Es evidente que las penalizaciones sirven para demostrar autoridad. Si (el árbitro) no la consigue mediante la dominación física, aparece el castigo: Aquí se hace lo que yo diga", explicó Sonnabend.
En la segunda mitad, las sanciones "más duras", como las tarjetas amarillas, disminuyen con árbitros relativamente más pequeños. "Es posible que los jugadores hayan notado que el árbitro castiga rápidamente las infracciones", sospecha Hendrik Sonnabend.
El pequeño gran emperador
La base del estudio es el llamado "complejo de Napoleón", que es controvertido en psicología. La teoría sugiere que las personas de menor estatura, sobre todo hombres, tienen más probabilidades de comportarse de manera agresiva o dominante para compensar su pequeño tamaño.
Ya en 2023, un estudio sobre dicho complejo demostró que cualquier intento de compensación tiene menos que ver con el tamaño corporal real que con el deseo de ser más alto. Según el estudio de Padua, las personas a las que les gustaría ser más altas suelen tener rasgos narcisistas o manipuladores.
La teoría lleva el nombre del emperador francés Napoleón Bonaparte. Sin embargo, la idea del supuesto "pequeño emperador" se basa en un error de cálculo. De hecho, con 169 centímetros de altura, Napoleón tenía una altura normal o superior a la media para su época.
En el fútbol o en el trabajo
Al mismo tiempo, según la prepublicación, en los partidos también se suele dar el complejo inverso de Napoleón: los jugadores más pequeños reciben un 16 por ciento menos de penalizaciones que los jugadores de tamaño similar al del árbitro.
Hendrik Sonnabend investiga, en realidad, el ámbito laboral y la economía del comportamiento. En su opinión, las observaciones en el deporte también se pueden trasladar, en parte, a nuestro comportamiento en la vida cotidiana o en el trabajo.
Los investigadores de Hagen creen que el sesgo de altura también está muy extendido en las juntas directivas, en los procesos de solicitud de trabajo y en las evaluaciones de rendimiento. Y este sesgo también afecta a las oportunidades profesionales, ascensos laborales y al trabajo diario.
La autoridad no solo se puede ganar mediante las penalizaciones, sino también con mensajes claros y un lenguaje corporal adecuado. Y según los investigadores, una evaluación, ya sea en el ámbito laboral diario o en el fútbol, debería ser siempre justa y no debería verse distorsionada por otras características como la simpatía o la altura.