Una abuela de 90 años llamada Geneva Wood se recupera milagrosamente tras haberse contagiado de coronavirus en un hospital mientras la trataban por un derrame cerebral, en una de las historias más esperanzadoras que deja la emergencia sanitaria del la pandemia del COVID-19.
En enero, de acuerdo a su hija Kate Neidigh, la mujer —que tiene cinco hijos, 11 nietos, 12 bisnietos y tres tataranietos— sufrió el accidente y mientras los equipos médicos del The Life Care Center de Kirkland le ayudaban a recobrar (con éxito) su capacidad de caminar, usar su brazo derecho y hablar, contrajo el virus, ya que muchos pacientes declarados estaban siendo tratados en las mismas instalaciones.
Wood estuvo al borde de la muerte, pero otra de sus hijas, Cami, aseguró a People que "si alguien va a enseñarle el dedo del medio a ese virus asesino, es ella".
Porque la mujer de 90 ni siquiera se amilanó ante la peligrosidad del coronavirus para la gente de su edad, que representa el grupo de riesgo del COVID-19.
"Voy a luchar por esto por mi familia y hacer que todos estén orgullosos", le dijo Wood a Cami a través de la ventana del vidrio del hospital.
Sin embargo, su salud comenzó a decaer. De hecho, sus cercanos llegaron al punto de entrar a la habitación a despedirse y Geneva fue trasladada a otra habitación con otro paciente contagiado de coronavirus.
Lamentablemente, sus familiares no podrían volver a verla.
"Ya no se nos permitiría vestirnos e ir físicamente a su habitación, frotarle el brazo o sostener su mano. Ni siquiera podríamos estar del otro lado del cristal y comprobar si estaba cómoda o inquieta", recordó la hija.
Pero la esperanza llegó cuando Wood comenzó a recuperarse de la nada. Hasta llegó a exigir bebestibles y sopa de papa casera, su "receta" para seguir mejorándose.
Hasta el miércoles, la mujer continuaba aislada pero sin la ayuda de un respirador artificial. Solo tiene tos y congestión nasal, y en 72 horas se le realizaría un nuevo test para comprobar que sigue asintomática.
"Hagan todo lo posible para mantenerse positivos, encontrar lo bueno en lo malo, agradecer a los cuidadores y pasar tiempo con las enfermeras para que sepan que no solo se están ocupando de otro paciente enfermo", dijo la tatara-tatara-abuela.