La más grande de las dos, contando su larga y delgada cola, puede medir unos 60 centímetros.

Pero su tamaño pequeño y aspecto inofensivo no le ha impedido a estas dos especies de lagartijas detener un multimillonario proyecto ferroviario en el sur de Alemania.

Desde que fuera anunciado en 1994, este megaproyecto bautizado Stuttgart 21, que incluye la construcción de 56 km de vías nuevas para la red transeuropea de ferrocarril, ha estado plagado de demoras por sus elevados costos y por las disputas sobre su impacto ambiental.

El problema ahora -que tiene la obra frenada desde hace 18 meses- son dos especies de lagartijas consideradas amenazadas en Europa y que fueron halladas en la ruta prevista entre Stuttgart y Ulm.

Una de ellas es el lagarto ágil (lacerta agilis), una especie de reptil de color variable que pasa el invierno bajo tierra y duerme en agujeros.

Frente a la estación muchos han dejado mensajes expresando su desacuerdo con el proyecto.

En el terreno por donde pasará el tren hallaron un grupo pequeño.

Pero los individuos de la otra especie en cuestión, la llamada lagartija roquera (Podarcis muralis), se cuentan por miles

Resolver los problemas cuando se presentan

Según Deutsche Bahn, la principal compañía detrás del proyecto, el costo de reubicar a estos reptiles ronda los US$16 millones.

Un pequeño grupo de lagartos ágiles fue encontrado en el sitio por donde pasará la ruta del ferrocarril.

Este incluye contratar a un equipo de expertos para atraparlos, transportarlos a su nuevo hábitat a unos 9 Km de allí y monitorear su proceso de adaptación.

El costo de estos servicios por cada lagartija es de alrededor de US$3.000, afirmó la empresa.

En opinión de los grupos conservacionistas, el elevado costo del operativo se debe a que el problema, identificado ya hace dos años, no se resolvió en su momento.

"Si resuelves estos problemas cuando se suscitan, proteger a especies (como estas) no tiene por qué ser tan caro", le dijo el director de la asociación para la protección de la naturaleza Nabu, Johannes Enssle, a medios alemanes.

Si bien el proyecto de construcción, que también implica la destrucción de la estación original de Stuttgart, fue anunciado hace más de 20 años, las obras comenzaron recién en 2010.

Cuando se informó al público de la obra, su costo estimado era de US$2.670 millones. Ahora, asciende a entre US$6.800 millones y US$10.800.

Se espera que el nuevo complejo ferroviario comience a funcionar en 2021.

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