Nunca se fue, pero su rastro se había difuminado entre trabajos de poca repercusión y comentarios sobre su transformación física.

Ahora, con 50 años recién cumplidos, la estrella de Nicole Kidman vuelve a brillar con intensidad.

El Emmy recibido este domingo por su papel de Celeste en Big Little Lies es un reconocimiento a un excelente trabajo y la confirmación de que la australiana nacida en Hawái pisa más fuerte que nunca.

Un año soñado

El nombre de Nicole Kidman resuena con fuerza desde comienzos de año.

Su trabajo en la película Lion le supuso una nominación al Oscar como mejor actriz de reparto y aunque finalmente no consiguió el premio, su actuación fue ampliamente aplaudida.

Semanas después de la ceremonia de los Oscar, el canal de televisión por cable HBO estrenó Big Little Lies, una miniserie de 7 capítulos que acaba de ganar el Emmy como mejor serie limitada.

Corría el mes de marzo y desde ese momento se extendió la certeza de que la interpretación de Kidman era merecedora de un Emmy.

Meses después, la actriz llegó a Cannes con cuatro trabajos que le valieron un premio especial del festival francés del cine en su 70º aniversario.

De esos cuatro proyectos, destacó la película de Sofia Coppola La seducción (The Beguiled), donde Kidman interpreta a una institutriz sureña en el Estados Unidos de la Guerra de Secesión.

Comienzos de la década de 2000

El resurgir de Kidman recuerda a la sucesión de éxitos que enlazó la actriz en los primeros años de los 2000.

Divorciada de Tom Cruise en 2001, con quien rodó Eyes Wide Shut en 1999, Kidman encadenó una serie de grandes trabajos como Moulin Rouge, Los Otros, Dogville y Reencarnación.

Aquel momento dulce culminó con la actuación de la actriz en Las horas, en la que su caracterización de la escritora Virginia Woolf le sirvió para ganar un merecido Oscar como mejor actriz.

Rostro desdibujado

Este frenético ritmo de trabajo, en el que combinó grandes producciones con proyectos independientes como Dogville, de Lars von Trier, convirtió a Kidman en la actriz mejor pagada de Hollywood en 2006.

Ese mismo año, se casó con Keith Urban, cantante de música country nacido en Nueva Zelanda con quien tiene dos hijas.

Y se le empezó a perder la pista.

Se involucró en proyectos cinematográficos de escaso éxito y perdió parte del prestigio que había construido en los años anteriores.

Su nombre empezó a aparecer más en las revistas de la farándula y menos en las publicaciones de cine.

Una de las cosas que más se comentó fue la afición de Kidman por el bótox, que le transformó el rostro y le hizo perder expresividad.

Algo que ella misma reconoció años más tarde.

"Nunca me he sometido a cirugía, pero sí probé el bótox, por desgracia. Lo dejé y ahora, finalmente, puedo mover mi cara de nuevo", le dijo la actriz al diario italiano La Repubblica.

El paso del tiempo

Resultaba difícil reconocer en esa cara tratada por el bótox a la joven Kidman de cabello pelirrojo rizado que empezó a hacerse un lugar en el mundo del cine con el thriller Dead Calm (1989).

Al año siguiente, la actriz trabajó en Días de trueno, donde coincidió con el que se convertiría en su esposo, Tom Cruise.

El matrimonio adoptó dos hijos y rodó otras dos películas juntos: Far and Away (1992) y Eyes Wide Shut (1999), la última película de Stanley Kubrick.

Entre medias, la actriz demostró su talento en películas como My Life (1993), To Die For (1995) o The Portrait of a Lady (1996), pero fue tras su separación en 2001 de Cruise cuando su carrera pasó al siguiente nivel.

Futuros proyectos

Aquel momento de gloria parece estar replicándose ahora.

La reaparición de Kidman no comenzó en 2017, es algo que se viene observando desde hace unos años y que ahora está arrojando sus frutos.

Tampoco es algo que quede aquí, con el Emmy por Big Little Lies.

Le esperan proyectos como Aquaman, donde interpretará a la reina Atlanna, la madre del superhéroe, y la versión estadounidense de la cinta francesa The Untouchables.

Fuera del cine y la televisión seguirá haciendo lo que más le gusta, pasar tiempo con su familia, y continuará con su labor humanitaria: Kidman es embajadora de buena voluntad para Unicef y para Unifem, el fondo de Naciones Unidas para la Mujer.

Lo que queda como incógnita es saber si en el horizonte de ese futuro cercano se incluye una segunda temporada de Big Little Lies.

Por el momento, a Kidman le basta con celebrar el primer Emmy de su carrera.

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