La imagen es cuanto menos inusual.
Una decena de hombres vestidos con traje y corbata se sienta en línea y crea con paciencia, punto por punto, un tejido fucsia.
"Romper con estereotipos nos transforma en una sociedad más inclusiva y tolerante", reza el cartel que tienen a sus pies.
Son los Hombres Tejedores, un colectivo que nació a principios de verano en Santiago de Chile.
Lo que muestra la fotografía es una intervención urbana que llevaron a cabo en la capital chilena en septiembre.
Pero sus protagonistas se reúnen cada mes para disfrutar de la actividad que los define y que, a su vez, reivindican.
"Nos juntamos porque nos gusta tejer", le dice a BBC Mundo Claudio Castillo Malebrán, el profesor de los talleres de tejido para hombres que dieron vida a este grupo.
"Y también porque consideramos importante generar espacios de encuentro entre hombres donde se puedan compartir diversos temas personales, laborales, sociales, etcétera", explica este chileno, de 27 años.
"Los encuentro y talleres son un espacio para propiciar que los hombres se animen a incursionar en una actividad que está socialmente asociada a la mujer".
Así, Castillo insiste en la recuperación de un espacio para los hombres, pero sobre todo en la necesidad de cuestionar el concepto de masculinidad.
La idea es que "podamos romper barreras y estereotipos respecto a lo que podemos y no podemos hacer", dice.
"Y junto con eso plantear nuevas formas de masculinidad: más amables, tiernas, fraternas e inclusivas".
Para hacer punto, por ejemplo, hay que tener buena motricidad, paciencia y mucha atención al detalle.
Y creer que no poseen esas capacidades pone tensos al principio a quienes acuden a los talleres que organiza el grupo.
Pero nada más agarrar la aguja y los hilos, se les pasa, dice.
El colectivo lo integran 11 hombres de entre 25 y 55 años. Y entre ellos hay nutricionistas, diseñadores, periodistas, informáticos, actores, kinesiólogos, bailarines.
La mayoría son solteros y un par están casados, con y sin hijos.
Castillo, como la mayoría de los miembros del grupo, aprendió las artes textiles de forma autodidacta.
"Empecé a tejer a los 21, cuando vi tejer a unas amigas. Me llamó mucho la atención y les pedí que me enseñaran", relata.
"Como me gustó mucho, seguí aprendiendo por mi cuenta y estaba tan motivado que tejía en todos lados, incluso en espacios públicos", algo que continúa haciendo ahora con el colectivo.
El chileno es hoy experto en varias técnicas, desde la de palillos, crochet, al del telar decorativo o el telar cuadrado.
Pero su favorito es el del telar mapuche.
"Me gusta por su dificultad técnica y por su profundidad simbólica. Es la técnica de los pueblos originarios", le dice a BBC Mundo.
El periodista Ricardo Higuera también es miembro del colectivo, desde que en febrero empezara a acudir a los talleres que imparte Castillo.
Le cuenta a BBC Mundo que le gusta porque alcanza un alto nivel de concentración y se relaja.
"Es una buena terapia", reconoce.
Y dice que sólo hace falta "un poco de coraje para dar el paso, abrir las puertas al aprendizaje y dejar los prejuicios de lado".
De momento, su iniciativa está teniendo más repercusión que la que hubieran esperado en un principio.
Su página de Facebook cuenta con más de 77.000 seguidores, quienes aplauden su valor para hacer aquello que les gusta por encima de los prejuicios.
Pero no sólo han tenido eco en el mundo digital.
Inspirados en ellos, grupos de hombres han empezado a tejer en ciudades como Montevideo, Bogotá, Mendoza (Argentina) o Ciudad de México e incluso en países como Ucrania.
Ante esto, Hombres Tejedores han puesto en marcha una recolecta de fondos para poder llevar los talleres y encuentros de tejido a distintas ciudades de Chile.
La están haciendo a través de la plataforma www.fondeadora.cl con el nombre de #NosGustaTejer, su meta es reunir US$5.136 y para quienes hagan su aporte ofrecen desde tejidos creados por ellos hasta clases personalizadas.
"Estamos muy entusiasmados con esta campaña", dice Castillo.
"Estas actividades nos permitirán seguir trabajando por una sociedad más amable, en donde un oficio tan hermoso como el tejido no esté asociado solamente al género femenino", añade.
"Queremos seguir derribando prejuicios" y repensando la masculinidad.