Por Patricio De la Paz
La herramienta de marketing era efectiva y funcionaba así: Alejandra Bravo, entonces niña, se paseaba por Esmeralda -un pequeño pueblo en Colina, en las afueras de Santiago- con un vestido recién hecho por su madre costurera. Un modelo bonito, recuerda ella, fabricado con género comprado en una feria. Mientras caminaba por las calles, las otras niñas la envidiaban y le pedían a sus propias madres que les mandaran a hacer un vestido igual. Entonces Zunilda, la madre de Alejandra Bravo, tenía trabajo asegurado por un par de semanas. “Después andábamos todas vestidas iguales en el pueblo, pero con diferentes telas”, recuerda quien hoy es la presidenta del PRI y una de las candidatas a diputada de Chile Vamos por el distrito 8.
Alejandra Bravo (52 años, soltera, sin hijos) recuerda esa escena mientras bebe té en una cafetería de Providencia, lejos del pueblo donde de niña modelaba vestidos y donde aún vive. Llama la atención ver tan traquila a esta mujer se ha convertido en un torbellino de polémicas cada vez que asume la vocería del conglomerado que apoya a Sebastián Piñera. Ella dice que no siempre fue así de frontal e incontinente. Que en la época que paseaba vestidos por Esmeralda, ella era una chica tímida.
“Me daba mucha vergüenza hablar en público. Incluso en la familia todo me daba vergüenza. Además era bien enfermiza, entonces pasaba mucho tiempo con mi madre, era regalona. Mi hermano mayor y mi hermana menor eran distintos, unos barrabases, se subían a los árboles. Yo era torpe, me caía. Era muy tímida. Pero ahí estaba mi papá, siempre dándome confianza. Una vez me dijo: Alejandra, cuando naciste eras la más feíta del hospital; pero yo te miraba y decía qué linda”, cuenta. Hizo toda la enseñanza básica en el campo, y la media en un colegio particular subvencionado en Independencia. Ahí la molestaban, le gritaban huasa. Luego estudió secretariado ejecutivo en el Inacap. Esos dos años allí, dice que se acabó la tímida.
“Aprendí retórica, fui a un taller discursivo para aprender a hablar en público, nos enseñaron contabilidad, tuve ramos jurídicos. Yo era la campesina del lugar, la rara, pero dos profesoras me prestaron mucha atención, me encontraron una buena práctica y yo saqué todo lo que soy hoy”, explica.
-Hoy, después de 20 años de militancia DC, es presidenta del PRI, parte de Chile Vamos, miembro del comité que los lunes se reúne con Piñera. ¿Satisfecha?
-Mira, nosotros como PRI no somos de derecha, aportamos desde el centro. La tradición y experiencia que tenemos es muy parecida a la del presidente Piñera, de tener una mirada más humanista. La mirada nuestra es distinta a la de la derecha tradicional, donde todos se conocen hace mucho tiempo, caminan hace rato juntos y yo observo su forma de ser. Los siento menos pacientes en cuanto a los procesos políticos.
-Siempre recalca que no es de derecha, que estuvo contra la dictadura. Tanto machacarlo no debe caer bien en sus socios de Chile Vamos.
-Creo que les incomoda un poco. Y te quiero decir algo: a mí me molesta que desde el comando del presidente Piñera, donde solo hay gente de derecha, para contrarrestar a la izquierda se pongan del mismo lado de la izquierda. O sea, nadie le cree a la derecha que esté de acuerdo con el matrimonio homosexual. Eso es un discurso que acomoda, pero no es verdad. No les creo. Sí ha sido honesto el presidente Piñera, ha planteado su visión en los temas valóricos y ha dicho que no está de acuerdo con esto.
Yo no tengo plata para una isapre. Pero soy de clase media, porque tengo un autito pequeño
-Hay artículos sobre la llegada del PRI a Chile Vamos donde gente de la UDI critica. Uno dice: “El PRI es como el típico gallo que llega a un cumpleaños, que nadie conoce, pero le das piscola. No aporta, pero tampoco molesta”. ¿Los miran en menos?
-Esa es una mirada más bien ignorante de lo que ha ocurrido con Chile Vamos. Es bueno recordar lo que pasó acá. Antes la Alianza era sólo la UDI y la RN y culminó su ciclo luego de que el presidente Piñera terminó su mandato. Luego llega el PRI a ser parte de un nuevo referente, que incorpora una visión humanista frente a una posición tradicional conservadora que es la derecha. Nosotros entendemos la sociedad a partir del ser humano y no al revés.
-En una ocasión otro socio, Evópoli, dijo que la política suya era a la antigua.
-En lo formal, tenemos una buena relación con Evópoli. Más el secretario general del PRI (Eduardo Salas, quien además es su pareja hace seis años) que yo. Eduardo me dice que el Felipe Kast -rucio le digo yo- fue capaz de formar un partido político y eso se valora; pero yo le digo: “sí, con un apellido, con un sustento económico, habiendo sido ministro”, lo mismo de la derecha de siempre. Lo que hacen es lavarse de Pinochet, distanciarse, pero a mí no me constituye una derecha liberal.
-¿Siente a veces que el PRI es como el invitado de piedra de Chile Vamos?
-El PRI es un tremendo aporte. Cuando ellos hablan de que quieren defender las capas medias, nosotros somos genuinamente esas capas medias. Somos un tremendo aporte para este proyecto nuevo, para que se note el chasconeo en la derecha y un conglomerado donde sus dirigentes nacionales pueden ser de la clase media popular.
(Piñera) es un hombre que pertenece a la elite, pero no es cuico, no es empaquetado ni tan políticamente correcto
-Se define como una mujer de clase media popular; ¿a qué se refiere?
-Somos esos que toda nuestra parentela es muy popular. Tengo tíos choferes de buses, taxistas, campesinos que no terminaron su enseñanza media. Tengo primos ayudantes de mecánico. Mi entorno familiar es popular, pero yo soy de clase media.
-¿Tiene isapre?
-Soy Fonasa y voy a permanecer así aunque sea diputada.
-¿Sí?
-Sí y tengo una explicación: una ideológica y otra que me conecta con la realidad. Si me da un ataque de colon, yo voy a una posta. La presidenta del PRI va a una posta, donde debes soportar baños vomitivamente hediondos, hay moscas. Observo esa realidad, la sufro como cualquier enfermo. Yo no tengo plata para una isapre. Pero soy de clase media, porque tengo un autito pequeño.
-¿Qué auto es?
-Kia Morning. Dejé hace poquito el Kia Pop. Lo usé 16 años y se lo pasé a mi papá.
(En la derecha) sobrerreaccionan, se asustan, tienen complejos y eso los hace perder el norte de la lealtad
-¿Cómo financia su vida?
-Eduardo, mi pareja, es abogado y él sí tiene ingresos. Pero vivimos una vida austera. Él también es Fonasa y gracias a Dios no somos enfermizos. Yo ya tengo 52 años y si me da un cáncer, porque estoy en edad de que me dé, tengo que ir a un hospital público. No tengo nana. Vivimos con mis padres en Esmeralda. Ellos entienden nuestra privacidad; y es rico que cuando uno llega haya un platito de cazuela, la ropita planchada.
Las vocerías y la lealtad
-Sus vocerías en Chile Vamos se han convertido en tema. Dejan siempre la sensación de salidas de madre. ¿Las prepara o explotan naturalmente?
-Mira, las mujeres de campo son vistas por el mundo más civilizado como impertinentes, pero no es que seamos impertinentes: somos naturales. Lo que pensamos, lo decimos.
-¿A Piñera le incomodan sus vocerías?
-Todo lo contrario, porque él no es cuico. Sí es un hombre que pertenece a la elite, pero no es cuico, no es empaquetado ni tan políticamente correcto.
-¿Le ha dicho algo por tus vocerías?
-Él una vez me defendió en una vocería frente al ataque que estaba recibiendo de mis socios. Fue cuando dije: “Presidenta, deje de llorar y dígale a su hijo que mejor devuelva la plata”. Todos salieron a atacarme: “La Alejandra no puede continuar, no puede ser…”. Y en un chat que tenemos, el presidente Piñera me defendió y habló de la lealtad con los socios. Nadie más dijo nada, se acabó el tema.
-Antes de las vocerías, usted tenía un perfil bajo. Luego como que se le soltaron las trenzas..
-Acá los políticos son conocidos por el apellido, son de elite, se reeligen y todo eso. Obviamente nosotros, la gente clase media popular, estamos siempre ahí pero tenemos atributos desconocidos para el resto, invisibilizados, porque no tenemos los espacios de poder de la oligarquía. Entonces yo era una figura fresca y nueva, que resultó.
-Ha dicho que Chile Vamos ha logrado notoriedad gracias al PRI y sus vocerías valientes y decididamente de oposición. ¿Las otras vocerías no lo son?
-Yo creo que no, porque además ellos han sido permanentemente voceros, pertenecen a esa elite. La actual presidenta de la UDI es senadora, Cristián Monckeberg sigue siendo diputado, Undurraga tiene apellido. Lo mío es lo que marca.
-En febrero definió a los homosexuales confundiéndolos con los transexuales.
-Expliqué algo que no sabía.
-Todos sus socios de Chile Vamos se desmarcaron. ¿Le dio rabia?
-No, ya los conozco. He aprendido a conocer la derecha. Sobrerreaccionan, se asustan, tienen complejos y eso los hace perder el norte de la lealtad. No me da rabia, sé lo que voy a recibir de ellos y no me resulta por lo tanto entrar en un estado de venganza.
(Cathy Barriga) ella que retoma la forma de bailar de Mekano y hace eventos para los adultos mayores con ella bailando música moderna que los abuelitos no entienden
-Columnistas como Carlos Peña y Oscar Contardo también la criticaron. Contardo habló de “declaraciones desconcertantes, aliñadas de una ignorancia insolente y mordaz”. ¿Le afectaron esas palabras?
-No. Uno no puede pretender que columnistas de esa condición conozcan lo más profundo mío. Y debo ser honesta: yo pequé de ignorancia. Lo tomo como un tremendo aprendizaje, no puedo definir conceptos que no manejo. Además, y no sé si alguien me creerá, yo tengo amigos homosexuales que adoro, personas maravillosas.
-El mismo verano tuvo otra intervención: comparó el proyecto de aborto con los incendios forestales. En tono apocalíptico.
-Claro, y lo sigo defendiendo. Lo que sí me dio rabia y ganas de patear la tele fue cuando en CNN dijo que escribí este tweet a las 3 de la mañana, con una connotación de “esta galla está loca”. Y no fue así, porque si hay algo que yo hago es dormir a pata suelta. El tweet lo escribí a las 9:30 am.
-La compararon con el pastor Soto. ¿Eso la halaga?
-No tengo nada que ver con el pastor Soto, que vive delirando; ese sí que es loco.
-¿Le han tirado las orejas en Chile Vamos por sus vocerías?
-Creo que no se atreven, probablemente lo comentan pero no me lo dicen. Porque yo soy dura en las reuniones. Una vez, en una reunión de Chile Vamos, estábamos con el presidente Piñera y entró Espina. Yo estaba hablando y él me interrumpía, así que le digo: “Alberto te callas, tú no eres parte de este equipo, así que por favor te callas. Quiero que se me escuche”.
-Lleva meses sin tirar el mantel, ¿ahora se mides más?
-Claro. Y también tiene que ver la candidatura del presidente Piñera.
-…
-Hay que cuidar al presidente, dejar que él tenga el liderazgo y llame la atención. Uno debe mantenerse en segunda línea.
Cerca de Piñera
-¿Se siente parte del círculo íntimo de Sebastián Piñera?
-Claro. Tengo un contacto directo con él. A veces he ido a entrevistas en televisión y él me escribe en whatsapp: “Muy bien. Firme y clara. La felicito”. Yo le pongo: “gracias presidente”.
-Usted lo defiende a todo evento. ¿Es su candidato perfecto?
-Eh… claro. Sobre todo para este momento del país. Creo que si hay un legado que el presidente Piñera tendría que dejar en un segundo mandato es ser el constructor del nuevo centro político. En eso él tiene que buscar un heredero y creo que el PRI, con lo chiquitito que es, es el partido que es parte de esa herencia.
-Según su mirada, el PRI sería el aliado natural y más conveniente…
-Yo avanzo más y digo: su aliado y parte importante de esa herencia.
-En la reunión de los lunes con Piñera, ¿los puestos están asignados?
-No. Obviamente el presidente está en la cabecera, (Andrés) Chadwick está a su izquierda, a su derecha normalmente está la Cecilia (Pérez); luego están los presidentes de los partidos y los secretarios generales se instalan más allá.
-¿Usted queda lejos o cerca del presidente?
-Cerca.
-¿Busca ese puesto?
-Lo busco, sí. Es para que se escuche lo que quiero decir.
-En esa mesa están también los presidentes de los partidos de esa derecha de la cual insiste en diferenciarse. ¿No le causa conflicto?
-No, también he logrado valorar de ellos algo importante. Son respetuosos conmigo cuando yo hablo de dictadura militar o del dictador. O cuidadosos cuando se conmemora el 11 de septiembre u otras fechas.
Bonus track
-¿Por qué pelea tanto con Cathy Barriga? La alcaldesa de Maipú es de su mismo conglomerado.
-He peleado con ella a través de la prensa y aprovecho aquí de decir lo siguiente: la Cathy Barriga es una mujer también de esfuerzo, trabajó mucho para solventar su familia, eso es innegable; pero los alcaldes están para administrar las ciudades y no para andar regalando aritos. Estuve un año viviendo en Maipú, para comprometerme con el lugar donde quiero ser diputada, ¿y qué veo?: a ella que retoma la forma de bailar de Mekano y hace eventos para los adultos mayores con ella bailando música moderna que los abuelitos no entienden. Además mientras ella baila, los adultos mayores están a las 5.30 am en los consultorios para tomar una hora.
-¿Por qué no se lo ha dicho directamente?
-No tengo la oportunidad de hablar con ella. Una vez le mandé un correo electrónico y no responde. La llamé por teléfono y me contestó la jefa de gabinete. Además que tiene un marido diputado, Joaquín Lavín, que no sé si porque es muy joven o no entiende la política que es bastante flojo como diputado. Él mismo ha dicho que le da lata ir al Congreso porque todo el mundo pelea, pero si no peleas en el Congreso ¿cómo ganas las propuestas legislativas para tu gente? Los vecinos de Maipú necesitan una contraparte. El diputado Lavín nunca va a fiscalizar las acciones de la alcaldesa porque es su mujer y le encuentra todo bueno.
-Cathy Barriga dice que hay que mantenerse lejos de usted, por sus relaciones con el ex alcalde Chistian Vittori, formalizado por el Caso Basura
-Ella tiene una obsesión, y su marido también, con el ex alcalde Vittori y la corrupción. Pero eso está en los tribunales y yo me focalizaría en que lo viera los tribunales: si es culpable, que pague todas las penas del infierno. La obsesión de Joaquín Lavín llega a tal punto, que cada vez que puede dice que estoy apoyada por este corrupto y no es así.