Es difícil sobrevalorar el simbolismo y la importancia de la detención de Meng Wangzhou, la directora financiera de Huawei e hija de su fundador.
Huawei es la principal joya de la tecnología china y Meng es su princesa de facto.
El 1 de diciembre, el mismo día en que el presidente estadounidense, Donald Trump, y su homólogo chino, Xi Jinping, se sentaron juntos en la cumbre del G20 a comer solomillo a la parrilla y panqueques de caramelo para ayudar a aliviar la guerra comercial, Meng era arrestada en Canadá y ahora enfrenta la extradición a Estados Unidos.
Aunque todavía no está claro cuáles son los cargos en su contra (sabemos que Estados Unidos ha estado investigando a Huawei por posibles violaciones de las sanciones de ese país a Irán), este no es simplemente un caso sobre el arresto de una mujer o solo de una empresa.
Este arresto podría dañar materialmente la relación entre Estados Unidos y China, probablemente en uno de los momentos más delicados entre los dos países en su larga y tórrida historia.
"No podría llegar en un peor momento y probablemente ensombrecerá las próximas negociaciones", me dijo Vinesh Motwani, de la organización financiera Silk Road Research.
"El mercado ya se había vuelto más escéptico con al acuerdo del G20 en los últimos días. Esto solo hará que el mercado se vuelva aún más escéptico a la hora de llegar a cualquier acuerdo".
Un acercamiento
Las tensiones entre Washington y Pekín han ido en aumento, y no solo en el ámbito comercial.
Sin embargo, en esa reunión del G20 en Buenos Aires parecía que las dos partes habían decidido al menos hablar y debatir exhaustivamente las cosas, en un período de 90 días.
Entre los problemas que ambos países atraviesan están las preocupaciones tecnológicas, que son el centro de esta guerra comercial.
Y aunque no estaba claro cuán unidos podrían haber estado China y Estados Unidos respecto a sus objetivos, el hecho mismo de que las discusiones se llevaran a cabo fue visto como un paso medianamente positivo para la economía global.
"Toma de rehenes"
Pero es probable que China vea el arresto de Meng como un ataque y una "toma de rehenes", considera Elliott Zaagman, quien ha cubierto temas relacionados con Huawei durante la mayor parte de las últimas dos décadas.
"China tiene fama de hacer acuerdos y no cumplirlos", me dijo Zaagman por teléfono, desde Boston. "Hay una teoría de que esta podría ser una manera para que Estados Unidos haga que Pekín cumpla su palabra respecto a la guerra comercial".
Si este es el caso, es una decisión que los medios chinos no se han tomado bien.
"Estados Unidos está tratando de encontrar una forma de atacar a Huawei", dice Hu Xijin, editor en jefe de las ediciones en chino e inglés del diario Global Times, una publicación que a menudo se considera como portavoz del gobierno chino.
"Está tratando de oprimir a Huawei. Es por eso que ha presionado a sus aliados para que no utilicen sus productos. Está tratando de destruir la reputación de Huawei".
Hu se refiere al reciente rechazo de los servicios de Huawei por parte de varios aliados de Estados Unidos, incluyendo Australia, Nueva Zelanda y, más recientemente, la compañía BT de Reino Unido.
Esta última dice que no utilizará equipos de Huawei en el corazón de su red móvil 5G, aunque aún planea usar las antenas de mástil de Huawei y otros productos.
Narrativa "errónea e infundada"
No existe evidencia de que Huawei haya estado involucrado alguna vez en actividades de espionaje o en proveer información al gobierno chino.
De hecho, cada vez que hablo en privado con ejecutivos de Huawei, me dicen lo frustrados que están por la forma injusta en que el gobierno de Estados Unidos y los medios de comunicación occidentales los pintan como una empresa estatal china que cumple con las órdenes de Pekín.
Fuentes de la compañía me dicen que Huawei debe ser visto como la firma global moderna, dinámica y respetuosa de la ley que es, y que la narrativa de Estados Unidos es errónea e infundada.
Sin embargo, el fundador de Huawei -el padre de Meng- es Ren Zhengfei, un exoficial militar del Ejército chino.
Y el hecho es que, como señala Zaagman en un artículo reciente para The Lowy Institute, "la relación de la firma con el Ejército Popular de Liberación de China sigue siendo un tema de preocupación y opacidad".
Es por eso que Estados Unidos dice que los países deben tener cuidado con las compañías chinas como Huawei.
Según la legislación china, las empresas privadas y los individuos pueden verse obligados a entregar información o datos al gobierno si se les solicita.
Es esa posibilidad, dicen las fuentes gubernamentales, lo que los asusta de hacer negocios con Huawei.
Fuentes de la compañía me han dicho que esto es completamente falso, y otros académicos y empresarios chinos también han rechazado esta idea.
Hu, del Global Times, está de acuerdo: "El gobierno chino no haría esto. China no perjudicaría a sus propias empresas. Si perjudica a sus propias empresas, ¿cómo beneficiaría al país?
"Incluso si un funcionario de mediano o bajo rango lo pidiera, Huawei tendría el poder de rechazar cualquier tipo de solicitud del gobierno".
Otros países
Muchos en China verán lo que está ocurriendo como otro intento de contener el ascenso del país, al limitar el acceso de sus empresas más globales a los mercados internacionales.
"Esto podría poner en peligro las aspiraciones de 5G de Huawei fuera de los mercados emergentes", dice Tony Nash, de la firma tecnológica Complete Intelligence.
"Si se investiga a Huawei, se podría estar perjudicando tanto a Huawei como a ZTE, ya que otros fabricantes de equipos obtendrán una ventaja en América del Norte y posiblemente en otros mercados desarrollados".
Y no es solo en los mercados desarrollados donde Huawei puede estar perdiendo terreno, sino también en los mercados emergentes.
Fuentes de la industria me dicen que Estados Unidos ha estado presionando a los aliados asiáticos para que dejen de usar los equipos de Huawei.
Las Islas Salomón y Papúa Nueva Guinea fueron los últimos en recibir esta presión, y se cree que India será el próximo país.
Entonces, ¿qué significa esto?
Se acabaron las contemplaciones.
No debemos engañarnos sobre lo que significa esta última decisión de Estados Unidos para la relación entre las dos economías más grandes del mundo: la situación ha dado un giro drástico, a peor.