"¡No volverá a pasar!", advertía en diciembre el entonces presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump.

"Las compañías no se marcharán de Estados Unidos sin ninguna consecuencia", decía a las compañías que fabrican productos en otros países y los venden a los estadounidenses.

Ford fue una de las grandes firmas que se apegó primero a la política económica que Trump ha impulsado desde que llegó a la presidencia, "Estados Unidos primero".

Pero la automotriz hizo un anuncio el martes que plantea un desafío del presidente: trasladará su producción de su modelo Focus a una planta de China a partir de 2019.

"La mayoría de los nuevos modelos de Focus para Norteamérica inicialmente vendrán de China, con variantes adicionales procedentes de Europa más adelante", informó Ford, la segunda automotriz más grande de EE.UU.

La decisión responde a los negocios: Ford prevé ahorrar hasta US$1.000 millones al trasladar la producción del Focus a la planta de China.

Aseguró que ningún empleo se perderá en sus plantas de Estados Unidos, pese a que ese modelo se fabrica en el estado de Michigan al igual que en una planta en México.

Sin embargo, este movimiento no sumará a la promesa del presidente Trump de devolver los empleos a las fábricas estadounidenses.

Estados Unidos "pone en desventaja"

Aunque la decisión de Ford va hacia ese terreno amenazado por Trump, "no se marcharán de Estados Unidos sin ninguna consecuencia", el gobierno de EE.UU. reconoce que hacen faltan mejores condiciones para que las empresas produzcan en el país.

El portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, dijo el martes que es necesario que se concrete la propuesta del presidente Trump para "crear un sistema tributario para que las compañías vuelvan y traigan los empleos de manufactura a Estados Unidos".

"Una vez que podamos aprobar ese plan hará que nuestras empresas sean más competitivas, sin cargarlas con mayores impuestos", dijo.

Además, reconoció que el actual código de impuestos "pone en desventaja" a las empresas de su país frente a sus competidores extranjeros.

Aunado a los impuestos, los salarios siguen siendo un factor para muchas compañías, entre ellas las automotrices que desde hace años han ensamblado vehículos desde otros países, tan lejanos como China o cercanos como México.

Mientras que un salario anual en la industria automotriz ronda los US$25.000 en México, en EE.UU. supera los US$65.000.

"Todo se trata de hacer autos en las fábricas adecuadas con la capacidad adecuada", considera Michelle Krebs en un análisis en el sitio especializado Autotrader.

"La mayoría de la gente generalmente no sabe dónde se construye su auto, y no le importa", afirma.


El factor de Trump: John Mervin, BBC Economía

Hace unos meses la decisión de Ford de abandonar los planes para una nueva planta en México fue vista como un triunfo para el presidente Trump y su acercamiento a las empresas estadounidenses y el comercio mundial.

Su intervención personal y pública parecía haber traído la producción del nuevo modelo Focus de Ford a Estados Unidos, una clara victoria para la creencia de Trump de que los bienes comprados por los estadounidenses deben hacerse en EE.UU.

Tener un Focus fabricado en China no era parte del plan. Por lo que Ford se dirige claramente a ponerse en riesgo de causar molestia a Trump. Pero con su agenda legislativa estancada, su administración envuelta en controversias y sus índices de aprobación cayendo, no está claro lo que puede hacer para detener a Ford.

Puede ser que su práctico estilo de presionar a las empresas a llevar la producción a EE.UU. del presidente solo haya sido efectivo durante unos meses.


De México a China

En enero pasado, Ford canceló la construcción de una planta en San Luis Potosí, México, en la que iba a invertir US$1.600 millones y en la cual sería producido el modelo Focus.

Las amenazas de Trump a las automotrices de imponer aranceles si no producían en Estados Unidos hicieron eco en Ford y otras compañías como Toyota y General Motors.

Parte de la producción del Focus vendido en Estados Unidos fue trasladada hacia la planta que Ford tiene en Hermosillo, México, pero ahora será enviada a China.

Una portavoz de la empresa, Kelli Felker, aseguró a la BBC que el llevar la producción del Focus a China no afectará a sus empleados de Hermosillo, México, pues en esa planta se producen otros modelos.

¿Quién pierde?

Las caídas en las ventas del modelo han impulsado a la compañía fundada en 1903 a tomar decisiones.

Ford vendió cerca de 67.150 autos Focus en EE.UU. en los primeros cinco meses de 2017, un 20% menos que los de 2016.

En mayo, Jim Hackett fue nombrado como nuevo presidente ejecutivo tras la presión de los accionistas para mejorar los números de la firma.

Ford informó que trasladar la producción hacia China representa un ahorro de US$500 millones, lo cual se suma a los ahorros por la cancelación de la construcción de la planta en San Luis Potosí, México.

"Encontrar un modo más rentable de llevar a cabo el próximo programa para el Focus de Norteamérica es un mejor plan. Nos permite redistribuir el dinero que ahorramos en áreas de crecimiento para la compañía", dijo Joe Hinrichs, vicepresidente ejecutivo de Ford.

Sin embargo, los analistas señalan el hecho de que esas inversiones no se están realizando en Estados Unidos.

Además, los proveedores automotrices en Estados Unidos podrían resultar afectados.

Datos del Departamento de Transporte de EE.UU. muestran que 46% de las piezas del Focus vendido a los estadounidenses se producen en el mismo país y en Canadá, según un reporte del diario The New York Times.

Para el secretario de comercio de EE.UU., Wilbur Ross, "a medida que las políticas y las reformas del presidente Trump se implementen, más compañías comenzarán a poner sus instalaciones en Estados Unidos", según dijo el martes tras la decisión de Ford.

Pero el tono del gobierno ahora es más suave al "¡paguen un gran arancel!" que había lanzado Trump tras ser electo presidente.

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