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El mundo vive una ola de masivas protestas callejeras que a menudo terminan en disturbios, violencia, heridos y hasta muertes.
Y ha comenzado a llamar la atención una herida en particular: las lesiones oculares causadas por balas de goma.
En Chile, por ejemplo, se ha visto un aumento dramático en este sentido. Los expertos en salud y los grupos de derechos humanos estiman que al menos 220 personas han sufrido lesiones oculares en poco más de un mes de manifestaciones.
Y un nuevo informe de Amnistía Internacional, que realizó una investigación en el país sudamericano, acusa al gobierno chileno de lastimar deliberadamente a los manifestantes.
Daño deliberado
"La intención de las fuerzas de seguridad chilenas es clara: herir a quienes se manifiestan para desalentar las protestas", dijo Erika Guevara Rosas, directora para América de Amnistía Internacional en un comunicado emitido el 21 de noviembre.
"Las autoridades bajo el mando del presidente Sebastián Piñera han mantenido su política de castigo durante más de un mes, aumentando aún más la abrumadora cantidad de víctimas".
Enrique Morales Castillo, presidente del departamento de derechos humanos del Colegio Médico de Chile, le dijo a la BBC que "ninguna otra nación ha reportado este número de casos (de lesiones oculares)".
"Las cifras aquí superan cualquier otra referencia que tengamos", agregó Castillo.
Para tener una idea de cuán alarmante es la tasa de lesiones, un estudio de 2011 sobre el número de víctimas en el conflicto entre israelíes y palestinos encontró 154 casos de lesiones oculares durante enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad entre 1987 a 1993.
Esta controversia causada por la cantidad de lesiones oculares fue suficiente para hacer retroceder a las autoridades chilenas: el 20 de noviembre, el jefe de la policía nacional, Mario Rozas, anunció una suspensión en el uso de perdigones.
Sin embargo, Rozas dijo que a los agentes todavía se les permitiría disparar municiones no letales como "una medida extrema y exclusivamente para defensa propia cuando exista una amenaza inminente de muerte".
La tasa de lesiones en Chile solo se puede comparar con la situación en Cachemira, una región disputada por India y Pakistán.
La BBC informó en 2018 que cerca de 3.000 personas habían sufrido daños oculares en los últimos años debido al uso generalizado de municiones no letales contra los manifestantes en la parte de la región controlada por India.
En Hong Kong, una joven manifestante recibió un disparo en el ojo el mes pasado durante manifestaciones prodemocráticas. Tras el suceso, se convirtió en un símbolo de resistencia contra las fuerzas de seguridad.
Desde entonces varios manifestantes con parches en los ojos han sido vistos marchando por las calles, un gesto que también se ha adoptado en Chile.
Fenómeno global
En Francia, las lesiones causadas durante las protestas de los chalecos amarillos han llevado a los expertos en salud a exigir que el gobierno prohíba el uso de balas de goma en respuesta a un aumento en las lesiones graves durante los enfrentamientos con la policía.
Las protestas independentistas en Cataluña también vivieron numerosos incidentes de lesiones oculares causadas por proyectiles.
El lunes, se hizo viral una imagen que muestra al fotógrafo palestino Muath Amarneh sangrando de su ojo izquierdo después de ser alcanzado por una bala de goma disparada por las fuerzas de seguridad israelíes en Cisjordania.
Cifras poco claras
No es fácil obtener estadísticas globales sobre las lesiones causadas por las armas de control de multitudes en manifestaciones.
En un trabajo presentado en 2017, un equipo de investigadores de EE.UU. que analizó más de 26 estudios realizados en todo el mundo desde 1990 observó que en la mayoría de los países "no existe un requisito legal para que las fuerzas del orden público recopilen datos sobre lesiones" causadas por proyectiles de impacto cinético, conocidas como KIP o balas de goma.
Encontraron un total de 1.984 personas heridas por estas balas de goma en varias regiones del mundo. De esa cifra 310 fueron víctimas de lesiones oculares, y la otra gran mayoría estaba relacionada con lesiones en la piel y los huesos.
Ceguera permanente
Pero recibir un golpe en el ojo tiene graves consecuencias a largo plazo: la ceguera permanente fue el resultado de 261 (más del 84%) de los casos de lesiones oculares.
Los investigadores argumentaron que los proyectiles KIP no son lo suficientemente confiables como para ser utilizados durante las manifestaciones.
"La mayoría de los KIP están diseñados para tener una rápida pérdida de velocidad durante el vuelo y reducir la posibilidad de penetración en la piel", explicaron.
"Pero esto también da como resultado rutas de vuelo impredecibles y una precisión reducida".
"Dada su inexactitud, el potencial de mal uso y las consecuencias para la salud asociadas de lesiones graves, discapacidad y muerte, los KIP no parecen ser armas apropiadas para su uso en entornos de control de multitudes", concluyeron.
Naciones Unidas han establecido límites a las medidas que las fuerzas de seguridad pueden implementar para controlar a los manifestantes, los principios básicos sobre el uso de la fuerza y las armas de fuego por parte de los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley.
Establecen que la policía tiene derecho a actuar proporcionalmente en defensa propia o en defensa de los demás.
Uso común
Pero otras publicaciones de la ONU sobre el tema, incluidas las resoluciones del Consejo de Derechos Humanos, mencionan que los KIP pueden causar lesiones graves. Dichos proyectiles se pueden lanzar a velocidades de hasta 100 metros por segundo.
En febrero, el Consejo de Europa, organización interestatal de promoción de la democracia y los derechos humanos, instó a Francia a detener el uso de balas de goma tras los informes de la ONG Disarm Collective. según los cuales más de 100 personas sufrieron heridas graves causadas por KIP entre noviembre de 2018 y enero de 2019.
La pérdida de visión en un ojo ascendió a al menos 17 de esos casos, según la ONG.
El Ministerio del Interior de Francia cuestionó los números y afirmó haber verificado solo cuatro casos de manifestantes que sufrieron lesiones oculares graves, a pesar de que las propias estadísticas del organismo muestran que las fuerzas de seguridad habían disparado más de 13.000 proyectiles entre noviembre de 2018 y marzo de 2019.
Otra preocupación del Consejo de Europa es el uso de lanzadores de bolas de defensa, conocidos como LBD, que liberan proyectiles de goma o espuma y pueden ser letales si se disparan de cerca.
En 2010, un hombre llamado Mustapha Ziani murió de un paro cardíaco el día después de recibir un disparo en el pecho por una bala de goma disparada durante un altercado con la policía en la ciudad francesa de Marsella.
Responsabilidad
Una investigación encontró que los policías que dispararon contra Ziani lo hicieron desde una distancia de 4,4 metros, menos de la mitad de lo considerado seguro por la policía francesa.
El oficial recibió una sentencia suspensión de seis meses por homicidio involuntario en 2017.
Este castigo puede considerarse indulgente, pero según Physicians for Human Rights, una ONG con sede en EE.UU., es raro que los oficiales involucrados en tiroteos que utilizan estas armas no letales sean procesados.
Su último informe sobre el tema citó a Sudáfrica como un ejemplo: entre 2002 y 2011, la ONG descubrió que hubo 204 denuncias contra la policía relacionadas con situaciones de control de multitudes.
Solo 85 casos habían sido investigados y solo un oficial había sido condenado.