Lim, el recepcionista chino de un hotel en Malasia es el testigo clave del complejo juicio a los chilenos Felipe Osiadacz y Fernando Candia, de 27 y 30 años respectivamente en dicho país. Los nacionales, son involucrados por la muerte de un hombre y arriesgan la pena de horca.

De ser encontrados culpables del homicidio, los chilenos arriesgan incluso la pena de muerte. En ese escenario, el testimonio del recepcionista, que no habla malayo y entiende poco inglés, ha sido clave en el proceso que se aplazó hasta el 27 de agosto.

Una de las preguntas que se le ha hecho al recepcionista fue: "¿Cree que si hubieran querido cometer el homicidio, se habrían quedado junto al cuerpo esperando a la policía?". Con esto, la defensa ha buscado establecer que todo se trató de un incidente donde los acusados actuaron en legítima defensa.

Durante la última jornada del juicio también se escuchó el testimonio de Ghazali, el policía que recibió la llamada de lo ocurrido en el hotel de Malasia en agosto del año pasado.

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