El presidente de EE.UU., Donald Trump, confirmó este martes que planea desmantelar su equipo de respuesta al COVID-19, lo que dejará al Gobierno sin su sala de crisis cuando los expertos advierten que el número de muertes por coronavirus en el país podría duplicarse hasta agosto.
Se espera que el equipo de respuesta, que incluye a respetados expertos en salud como los doctores Anthony Fauci y Deborah Birx, reduzca gradualmente sus operaciones en el próximo mes y finalmente las distribuya entre distintas agencias del Gobierno, explicó el vicepresidente de EE.UU., Mike Pence.
"Estamos pensando en el festivo de Memorial Day (25 de mayo) o en principios de junio como la fecha en la que podríamos comenzar la transición, para que nuestras agencias empiecen a gestionar la respuesta nacional de una forma más tradicional", dijo a periodistas Pence, que encabeza el grupo.
Trump confirmó poco después la noticia, al afirmar que "el país no puede estar cerrado durante cinco años" y que algunas tareas del grupo, como la de acelerar la producción de respiradores, ya no tienen sentido.
"Debemos abrir nuestro país", dijo el mandatario desde las instalaciones de la empresa. No digo que todo sea perfecto. ¿Se verán afectadas duramente algunas personas? Sí. Pero debemos reabrir nuestro país y debemos hacerlo pronto", añadió.
Aunque Estados Unidos acaba de superar la cifra de 70.000 muertos por coronavirus y podría alcanzar los 100.000 fallecidos antes del mes de junio, la Casa Blanca lleva días centrando su discurso sobre el desconfinamiento progresivo del país.
Un grupo diferente
"Mike Pence y el grupo de trabajo han hecho un gran trabajo, pero ahora estamos pensando en una forma (de responder) un poco diferente", explicó Trump durante un acto en Phoenix (Arizona). "Y esa forma es la seguridad y la reapertura. Y probablemente crearemos un grupo diferente para eso", agregó Trump poco después de aterrizar en el estado fronterizo, en su primera salida de la Casa Blanca desde finales de marzo.
Según indicó poco antes Pence, para finales de mayo o principios de junio, el Gobierno espera que el panorama sea "muy diferente" al actual, con el pico en el número de casos ya superado y más de la mitad de los estados del país en proceso de desescalada gradual.
Sin embargo, el anuncio llega solo un día después de que un modelo de predicción de la evolución de la pandemia en el que se fija a menudo la Casa Blanca actualizara sus cálculos para pronosticar que la crisis dejará más de 134.000 muertes en EE.UU. para el 4 de agosto.
Esa proyección, del Instituto de Métricas y Evaluaciones de Salud (IHME) de la Universidad de Washington, implica que el número de fallecimientos por COVID-19 casi llegaría a duplicarse en los próximos tres meses respecto a la cifra actual, de más de 70.000 muertes.
El propio Trump admitió el domingo que la pandemia podría dejar 100.000 muertes, pero al mismo tiempo defendió la decisión de múltiples estados de eliminar gradualmente las medidas de confinamiento. "Es posible que haya algunas (muertes al reabrir el país) porque la gente ya no estará encerrada", reconoció este martes Trump durante una entrevista con la cadena ABC News.