France Presse
Cuando todos creían que el resultado estaba cantado, a la medianoche del lunes el bunker de Macri estalló en abrazos, globos y desconcierto al conocerse que superaba por dos puntos a Scioli en los primeros cómputos de la Junta Nacional Electoral.
Ambos candidatos se acercaban a menos de un punto de diferencia (36,02%, Scioli y 35,06% Macri) con el 88% del escrutinio, pero seguía siendo un batacazo para analistas y electores. Ninguno de los candidatos logró sumar el 45% de los sufragios, o el 40% y una diferencia de diez puntos sobre su rival segundo para ganar en primera vuelta.
"Lo que ha sucedido hoy cambió la política del país", dijo eufórico Macri, el empresario de derecha que es alcalde de Buenos Aires desde hace ocho años.
Antes de ponerse a bailar cumbia en la tarima, Macri apuntó que "los desafíos no son fáciles pero me tengo fe", afirmó entre una lluvia de globos.
Casi seis horas después de que cerraran los centros de votación todos los candidatos se refirieron a la segunda vuelta pero sin resultados oficiales.
"Convoco a todos los indecisos e independientes para alcanzar la victoria de todos los argentinos", dijo Scioli en un reconocimiento implícito de la segunda vuelta ante sus partidarios en el estadio Luna Park de Buenos Aires, su sede de campaña.
La elección pone fin a 12 años de gobiernos centroizquierdistas de los Kirchner, con el exmotonauta Scioli (58), gobernador de la provincia de Buenos Aires, delante de Macri (56), líder de la oposición, magnate empresario y alcalde de la capital.
Impedida por ley de presentarse a un tercer mandato y sin delfín, Kirchner (62) respaldó a Scioli, quien a diferencia de la mandataria se inclina a la centroderecha y es amigable con los mercados y los grupos económicos.
Macri, ovacionado por sus partidarios, prometió a los que no lo votaron que se ganará su "confianza" y pidió el respaldo en el balotaje de los que sufragaron por los otros postulantes, incluso a los del progresismo socialdemócrata y la izquierda.
En tercer lugar se ubicó Sergio Massa (43), exjefe de gabinete de la mandataria saliente, Cristina Kirchner, y diputado peronista de centroderecha, quien se tornó en virulento opositor del gobierno. "En unas semanas volvemos a votar, y seguiremos luchando", exhortó a sus militantes Massa, transformado en virtual árbitro.
Fin de era Kirchner
Con una inflación extraoficial del 20% al 30%, el país dejó de crecer a tasas del 8% como en épocas doradas de los Kirchner. El consumo aún es alto pero el nivel real de la pobreza es motivo de polémica con la oposición.
La era que cierran estas elecciones se inició con el fallecido marido de la presidenta, Néstor Kirchner (2003-2007). El matrimonio emergió con tinte izquierdista del 'default' y la peor crisis histórica en 2001.
Los electores también renuevan un tercio del Senado, la mitad de los diputados y 11 de las 25 gobernaciones. Ninguna fuerza podrá tener la mayoría del Congreso, según analistas. "No se puede subestimar el poder de Kirchner para imponer aún su fuerza en el Congreso", explicó el politólogo Rosendo Fraga.
Scioli gobierna la provincia de Buenos Aires, la más poblada del país, con 16 millones de habitantes. Pactó con Kirchner, pero ya se diferenció al anticipar un gabinete de centroderecha.
"No propongo ninguna revolución. Mantener lo que haya que mantener, cambiar lo que haya que cambiar", afirma. Es un graduado en administración empresarial.
Sin carisma ni la prosa encendida e incendiaria de Kirchner, atrae al electorado con el temple que le dio haber superado la pérdida del brazo derecho en un accidente con su lancha deportiva en 1989. Apoya las políticas sociales de Kirchner pero discrepa con su adhesión al eje bolivariano regional.
Macri cosecha el voto antikirchnerista de clases medias. Lo respalda el 'lobby' que él mismo llama 'círculo rojo', de grandes grupos empresarios y medios de comunicación. Fue exitoso presidente del popular Boca Juniors con 17 títulos.
Los tres principales candidatos, descendientes de italianos, tuvieron tres rivales sin peso electoral: la socialdemócrata Margarita Stolbizer, el peronista de centroderecha y expresidente que declaró el 'default' en 2001, Adolfo Rodríguez Saá, y el trotskista Nicolás del Caño.