El futbolista brasileño Dani Alves, condenado por violación en España, salió este lunes en libertad provisional de la cárcel tras pagar una fianza de 1 millón de euros (1,1 millones de dólares).
El exastro del fútbol, vestido con una camiseta blanca de cuello alto, abrigo negro y jeans, salió caminando por la puerta de la prisión de Brians 2, situada a unos 40 kilómetros de Barcelona, donde se encontraba recluido desde finales de enero de 2023.
Tras abandonar el penal, se subió a un vehículo que lo esperaba para marcharse, sin hacer comentarios a los numerosos periodistas allí congregados.
Sin embargo, en la pequeña caminata desde la puerta de la cárcel hasta entrar al vehículo que lo trasladaría a su mansión de Esplugues de Llobregat, su comunicación no verbal sí dejó un claro mensaje: no hay arrepentimiento.
El lenguaje corporal de Dani Alves
El profesor de ESIC y experto en imagen Francisco Torreblanca, indicó que en Alves "destaca un gesto por encima de todo, nada más salir, una mirada cortante al cielo, para después bajarla y focalizarla en línea recta hacia la ansiada libertad que le ofrece el coche que le está esperando", consignó el Diario AS.
Sobre lo mismo, agregó que "lo cierto es que hay poca gestualidad de arrepentimiento, algo que le acerca al Dani Alves que todos hemos conocido siempre, con ciertas dosis de ego".
Torreblanca, dijo además que hay otro gesto bien diferente a los que mostraba cuando estaba en el juicio: "El movimiento de su boca, unas muecas que aparentan manifestar un 'aquí estoy yo, de nuevo, y tengo que enfrentarme a una nueva realidad'".
Finalmente, agregó que "sigue vestido de blanco, al igual que en el juicio, aunque, en esta ocasión, refugiado en su gabardina. Una vestimenta que aparenta más costosa que la anterior; quizá para volver a la calle hay que vestir de otro modo".