AFP

El incendio de un bloque de viviendas sociales en Londres la semana pasada dejó 79 personas muertas o presumiblemente muertas, anunció la policía este lunes revisando al alza el anterior balance de 58 muertos.

"A hora de esta mañana, temo decir que hay ahora 79 personas que creemos que están muertas o desaparecidas, y desgraciadamente tengo que asumir que están muertas", dijo a la prensa el comandante de policía Stuart Cundy. 

Cundy expresó su esperanza de que algunas de las víctimas estén finalmente vivas, citando algunos casos de personas dadas por desaparecidas que finalmente estaban bien. Al contrario, también expresó su temor a que haya gente en el edificio que nadie sabía que estaban allí. 

El incendio en la madrugada del miércoles consumió rápidamente la Torre Grenfel, un edificio de 24 plantas en el barrio londinense de Kensington.

Cerca de 600 personas vivían en ese inmueble de 120 apartamentos.

"La cifra de 79 podría cambiar", dijo Cundy, previendo nuevos cambios en el balance y recordando las dificultades para identificar los cuerpos "debido a la intensidad del fuego y la devastación".

De hecho, sólo cinco cadáveres fueron formalmente identificados.

"Es realmente difícil describir la devastación causada por el fuego", aseguró un Cundy muy emocionado.

 

Minuto de silencio e indignación

 

El país hizo un minuto de silencio este lunes a las 11H00 (10H00 GMT) por unos hechos que conmovieron a un país que no gana para sustos y que ha vivido además cuatro atentados en tres meses.

Los medios británicos hablan de hasta 70 desaparecidos. El gobierno marroquí informó que siete de sus ciudadanos han sido identificados entre las víctimas.

La primera ministra Theresa May recibió críticas por evitar a los habitantes cuando visitó el lugar del incendio el jueves y tuvo que oir gritos de "vergüenza" y "cobarde" tras regresar ahí al día siguiente.

Las autoridades temen que algunas víctimas nunca sean identificadas, debido a las altas temperaturas alcanzadas en el incendio.

El viernes, supervivientes del siniestro, allegados de las víctimas y miembros de la comunidad local dieron rienda suelta a su ira invadiendo el ayuntamiento del barrio de Kensington y Chelsea, donde se encuentra la torre.

"Reclamamos justicia", "Vergüenza", "Asesinos", gritaron los manifestantes, que también corearon eslóganes contra la primera ministra: "Theresa May, es el momento de irse".

Los manifestantes reprochan a las autoridades locales que ignorasen su inquietud sobre la seguridad del edificio de 24 plantas, porque provenían de una población mayoritariamente modesta.

Muchos denunciaron que no había salidas de emergencia, ni extintores, ni alarmas antiincendios. Además, el revestimiento instalado el año pasado sobre la fachada habría, dicen, favorecido la propagación del fuego.

 

"Hasta donde nos lleven las evidencias"

 

Cundy prometió una investigación oficial "exhaustiva" que abordará también el impacto que tuvo la renovación del edificio el año pasado, en la que se colocó un revestimiento en la fachada de un material inflamable, que pudo estar tras la rápida expansión de las llamas.

"Iremos hasta donde las evidencias nos lleven", prometió el comandante, "para asegurarnos de que todos los responsables serán llevados ante la justicia.

El siniestro, cuya causa todavía se desconoce, provocó un fuerte movimiento de solidaridad. Se recaudaron más de 3 millones de libras para las víctimas, así como ropa y alimentos. 

Tras los disturbios en el barrio donde ocurrió el incendio, y las críticas a la reacción del gobierno conservador, la reina Isabel II llamó a la unidad nacional.

"Este es tradicionalmente un día de fiesta", dijo en un mensaje de tono inhabitual coincidiendo con las celebraciones por su 91º cumpleaños.

"Pero este año, es difícil no sentir el sombrío estado de anímo nacional", agregó, llamando a los británicos a no desmoronarse ante la "sucesión de terribles tragedias" de los últimos meses, tres sangrientos atentados y el incendio en Londres.

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