Italia debería controlar el flujo de turistas en algunos sitios históricos de ciudades como Roma y Florencia, con accesos limitados cuando aumente el número de visitantes, dijo el martes el ministro de Cultura y Turismo.
Los 51 sitios italianos que son Patrimonio Mundial de la Unesco incluyen los centros de las ciudades y numerosas plazas que han ido desgastándose progresivamente por el paso de los visitantes a lo largo de los siglos.
Algunos funcionarios han propuesto cobrar por el acceso a áreas que actualmente son públicas, para aprovechar el potencial económico de lugares como la Plaza de San Marcos de Venecia. Pero el ministro Dario Franceschini tiene otras ideas.
"Uno no paga para entrar a una ciudad, a una calle o una plaza", señaló Franceschini en un evento en Roma. El problema debería ser enfrentado con "tecnología nueva, no invasiva, que cuente el número de personas que ingresó (...) cuando se alcance un máximo, el acceso se detiene hasta que esas personas hayan salido".
En Venecia, un claro ejemplo de belleza arquitectónica en peligro, partidarios de un mayor control llevan años pidiendo que el número de visitantes sea limitado. El grupo de protección patrimonial Italia Nostra dijo en 2016 que 30 millones de turistas pasan por los canales de la ciudad anualmente y propuso un techo de 13,8 millones por año.
El turismo representa 11,8 por ciento del PIB de Italia y un 12,8 por ciento de los empleos están radicados en este sector, de acuerdo a la agencia nacional de turismo. Franceschini dijo que le gustaría atraer visitantes a lugares menos conocidos.
Roma anunció a inicios de este mes que multaría a los turistas que sean descubiertos bañándose en sus numerosas fuentes de agua, un gesto que demuestra las preocupaciones de la ciudad sobre el turismo masivo.