Este domingo (18.10.2015), la canciller alemana, Angela Merkel, y el primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, dejaron entrever en Estambul que el estancado proceso de adhesión de Turquía a la Unión Europea (UE) puede recibir un nuevo impulso si Ankara acepta la petición de cooperar en la protección de sus fronteras; una cuestión que ha adquirido gran importancia para el bloque comunitario desde que refugiados provenientes de las zonas de guerra en el Cercano Oriente comenzaron a llegar en cantidades crecientes a su territorio.

Davutoglu expresó su confianza en que Bruselas cumplirá su promesa de abrir las puertas del club europeo a Turquía. “Pacta sunt servanda”, los pactos son para cumplirlos, señaló la mandataria germana. Y aunque precisó que el asunto de la adhesión es uno “de final abierto”, la “mujer fuerte” de Berlín propuso “reformular un proceso más dinámico” y abrir cuanto antes los capítulos 17, 23 y 24 de la negociación, referidos a la política económica y monetaria, a la Justicia y las libertades fundamentales.

“Los demás apartados pueden seguir después. Necesitamos el acuerdo de todos, pero vamos a defender esta postura ante Chipre”, dijo Merkel, recordando que cualquier miembro de la UE está en capacidad de bloquear las negociaciones. Chipre ha hecho uso de esta prerrogativa en el pasado por su contencioso con Ankara sobre el tercio norte de la isla. No obstante, la jefa del Gobierno alemán recordó las recientes conversaciones sobre la reunificación del país dividido que, deseó, puedan ser exitosas.

Otro asunto en la mesa es la exención por parte de la UE de visados para los ciudadanos turcos, que es debatida desde hace años y que pasará a depender del compromiso de Ankara de aceptar la repatriación hacia Turquía de refugiados u otros inmigrantes que hayan incursionado en el espacio Schengen desde suelo turco. Este pacto podría entrar en vigor a partir de junio de 2016, aseguró Davutoglu. Teóricamente, este acuerdo ya está en marcha; pero, de momento, sólo en referencia a la devolución de ciudadanos turcos, subrayó Merkel.

Aún falta aplicar este esquema de repatriaciones a personas de terceros países que hayan transitado por Turquía. Hasta entonces, Alemania se compromete a acelerar la “liberalización” de visados dentro del margen del que dispone. En lo que respecta a la propuesta de Bruselas de entregar a Ankara 3.000 millones de euros (3.400 millones de dólares) para ayudarle a acoger a refugiados, Merkel admitió que este dinero no debería salir de los fondos que la UE ya había asignado al proceso de adhesión de Turquía.

“Turquía quiere dinero aparte; yo lo entiendo. Entendemos que es dinero añadido y así lo hablaremos”, confirmó Merkel sin reservas, enfatizando que la cuestión de los refugiados es imposible de asumir para un solo país y que es imprescindible repartir la carga. “La migración ilegal no es una solución. Un país en solitario no puede asumir la emigración o la huida de gente en dificultades. Debemos tener una migración regulada hacia la Unión Europea y ver formas de apoyar a Turquía”, acotó la canciller.

Todos estos aspectos se hablarán en grupos de trabajo compartidos, adelantó la jefa del Gobierno alemán sin anunciar decisiones. Tras su reunión con el primer ministro turco, la canciller visitó al presidente, Recep Tayyip Erdogan. “Hemos comprobado nuestro interés compartido en responder a los movimientos de los refugiados hacia la UE, de una manera que nos permita encontrar posibilidades legales, posibilidades mejores de compartir esta carga con Turquía”, dijo Merkel.

Erdogan, por su parte, solicitó que la aceleración del proceso de adhesión tenga también el apoyo de Francia y España. La visita de Merkel ha sido criticada tanto por la oposición alemana como por la turca, que consideran que es una forma de apoyar a Erdogan, cuando faltan dos semanas para las elecciones anticipadas en Turquía. En estos comicios, el partido AKP, fundado por Erdogan, tratará de recuperar la mayoría absoluta que mantenía desde 2002 y perdió en las elecciones de junio.

ERC ( EFE / AFP ) 

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