AFP

Conferencia simbólica sobre Israel y Palestina antes de Trump

La conferencia internacional impulsada por Francia para reactivar el proceso de paz en Oriente Medio comenzó este domingo en París, en un contexto que el anuncio de la futura administración de Estados Unidos de trasladar su embajada de Tel Aviv a Jerusalén ha vuelto explosivo.

Más de 70 países y organizaciones internacionales (ONU, Liga Árabe, Cuarteto para Medio Oriente, etc.), pero sin las partes concernidas, deberían reafirmar de manera solemne que la solución de los dos Estados, uno israelí y otro palestino, es la única vía posible para solucionar un conflicto de más de medio siglo.

La conferencia, denunciada por Israel como una "impostura", se inscribe en el marco de una iniciativa francesa lanzada hace un año para volver a movilizar a la comunidad internacional e incitar a israelíes y palestinos a reanudar las negociaciones interrumpidas desde hace dos años.

Pero la reunión es más que nada simbólica, en un momento en que la perspectiva de dos Estados se evapora dada la situación en el terreno, marcada por la colonización israelí en los territorios ocupados, los ataques y atentados palestinos, la radicalización de los discursos de uno y otro lado y la acumulación de frustraciones.

La conferencia será también una oportunidad para tomar posición a cinco días de la llegada a la Casa Blanca del imprevisible presidente electo estadounidense Donald Trump, que angustia a numerosos actores de este dosier.

Jerusalén, tema explosivo 

Washington fue históricamente un aliado indefectible de Israel. Pero Trump se distinguió de sus predecesores al exponer sus posiciones en particular sobre el tema de Jerusalén.

Durante la campaña prometió reconocer a Jerusalén como la capital del Estado hebreo e instalar en ella la embajada estadounidense, actualmente en Tel Aviv como el resto de las legaciones diplomáticas.

Una línea roja para los palestinos, que amenazan a su vez con retirar el reconocimiento de Israel.

El traslado de la embajada "no sólo privaría a Estados Unidos de toda legitimidad en el papel que juega en la solución del conflicto, sino que también destruiría la solución de los dos Estados", declaró el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abas, en declaraciones que publicó el sábado el periódico francés Le Figaro.

Una decisión en ese sentido sería un cambio de política histórico de Estados Unidos e iría contra la posición de la ONU para la que el estatuto de Jerusalén, también reivindicada para ser la capital de su futuro Estado por los palestinos, debe resolverse mediante la negociación.

Desde 1967 Israel se anexionó unilateralmente la parte oriental de la ciudad, lo que la comunidad internacional no reconoce.

Símbolo 

La conferencia de París debería por lo tanto repetir su compromiso a favor de una solución negociada y recordará en su comunicado final los textos internacionales de referencia sobre el conflicto, en particular los de la ONU. 

Pero no adelantará detalles o fijará parámetros muy precisos para resolver el conflicto. "Si lo hacemos, entramos en una zona de turbulencias", admitió un diplomático francés.

La comunidad internacional, aunque vuelve a afirmar su compromiso sobre la solución de los dos Estados, no está totalmente unida. Tanto dentro de la Unión Europea como en países árabes, algunos gobiernos tienen otras prioridades o no quieren alienarse a la futura administración Trump.

"Nos parece importante que en el contexto actual, 70 países reafirmen que la solución de los dos Estados es la única posible. Es tan sencillo como eso, y no es más que eso", resumió un diplomático francés.

Varias fuentes diplomáticas descartaron por ello que las conclusiones de la conferencia de París sean retomadas luego en una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, como se inquietó Israel.

Esta conferencia "no tendrá ninguna consecuencia", estimó Nathan Trall, especialista de la región del International Crisis Group. "Si no hay consecuencias, si se repiten una vez más las mismas cosas no es más que una puesta en escena", lamentó.

La reunión de París se anuncia no obstante como el último acto de una serie de gestos destacados sobre el tema israelo-palestino, el más importante de los cuales tuvo lugar el 23 de diciembre en la ONU.

Un mes antes de su partida de la Casa Blanca, la administración del presidente saliente Barack Obama se abstuvo en la votación de una resolución del Consejo de Seguridad de condena a la colonización de Israel en los territorios palestinos y en Jerusalén este, la primera sobre la colonización desde 1979.

Trump había exhortado a Washington a vetar la resolución.

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