Una batalla legal se desató el martes en Estados Unidos para decidir la suerte de una mujer que el gobierno del presidente Donald Trump quiere ejecutar antes de dejar el poder, a pesar de las dudas sobre la salud mental de la convicta.
Si gana el gobierno, Lisa Montgomery, de 52 años, recibirá la inyección letal la noche de este martes en Terre Haute, Indiana, y sería la primera mujer ejecutada por autoridades federales desde 1953.
Si en cambio, el gobierno pierde la batalla, podría salvarse de una ejecución en tanto que el presidente electo Joe Biden, quien asumirá en ocho días, se opone a la pena capital.
Los abogados de Montgomery pidieron clemencia a Trump sin negar la gravedad del crimen: en 2004 mató a una embarazada para robarle a su bebé.
Un juez federal ordenó el lunes suspender la ejecución a petición de la defensa, pero el gobierno apeló la decisión del magistrado.
La defensa se apoya en la salud mental de su clienta, que consideran incompatible con la ejecución.
"El estado mental actual de Montgomery se aleja tanto de la realidad que le impide comprender racionalmente el motivo del gobierno para su ejecución", justificó el juez Patrick Hanlon.
El magistrado indicó que el tribunal fijará una fecha para otra audiencia destinada a evaluar la salud mental de la rea.
El Departamento de Justicia apeló inmediatamente porque el pedido de suspensión no fue presentado antes del 8 de enero.
Cualquiera sea el fallo de la corte de apelaciones, es probable que quien pierda eleve el caso a la Suprema Corte de Justicia y que esta decida in extremis.
En 2004, Montgomery, incapaz de tener un nuevo hijo, identificó a su víctima —una criadora de perros— en internet y acudió a su domicilio en Misuri con la excusa de comprarle un terrier.
En su lugar, la estranguló, le abrió el útero, tomó el bebé —que sobrevivió— y abandonó a la joven de 23 años en un charco de sangre.
Montgomery padece trastornos mentales fruto de violaciones en grupo durante su infancia, según los abogados, que pidieron a Trump conmutar la pena capital por cadena perpetua.
Trump, un firme partidario de la pena de muerte, no respondió por el momento a la petición.
10 hombres ejecutados
Desde la reanudación en julio de las ejecuciones a nivel federal en Estados Unidos, tras 17 años de pausa, a diez hombres se les ha aplicado la pena capital.
"En las últimas horas de la presidencia de Trump, hay una carrera por ejecutar a personas que han estado en el corredor de la muerte durante años o incluso décadas. Es una locura", denunció en la radio NPR el lunes el senador demócrata Dick Durbin, quien anunció la presentación de un proyecto de ley para detener de nuevo las ejecuciones federales.
Antiguos guardias de la penitenciaría de Terre-Haute, por su parte, han escrito al secretario de Justicia en funciones, Jeffrey Rosen, para pedirle que posponga estas ejecuciones "hasta que el personal penitenciario esté vacunado contra el COVID-19".
Una ejecución requiere que decenas de personas permanezcan en un entorno cerrado, ambiente propicio para la propagación del virus. Por esta razón, los estados estadounidenses han suspendido las ejecuciones durante meses.
El gobierno de Trump ha hecho todo lo contrario y se ha mostrado partidario de proceder con las ejecuciones lo más rápido posible antes de dejar el poder.
"Olor del sudor"
La justicia ya había suspendido la ejecución de Montgomery en noviembre porque sus abogados habían dado positivo al COVID-19.
En un caso de rapidez inusitada, la administración fijó que la ejecución se podría realizar a partir del 12 de enero.
Un juez consideró apresurada la decisión y canceló esa fecha, pero el Departamento de Justicia apeló y ganó.
Helen Prejean, una monja católica conocida por su lucha contra la pena de muerte, se dirigió este fin de semana a los abogados que han "trabajado día y noche" en los últimos meses contra las apelaciones de los convictos federales.
"Puede que no huelan el sudor en la cámara de ejecución" pero son responsables de su muerte al igual que los verdugos, les escribió, pidiéndoles que "digan no" a la ejecución de una mujer y dos hombres una semana antes de que Biden asuma la presidencia.