por Robyn BECK / Aldo GAMBOA en Washington (AFP)
Los precandidatos del Partido Republicano a las presidenciales del próximo año en Estados Unidos protagonizaron este miércoles un debate marcado por ásperos ataques cruzados, en especial contra los dos favoritos, Donald Trump y Ben Carson, por la viabilidad de sus propuestas.
En un debate programado para que los precandidatos discutieran sobre economía y programas fiscales, los republicanos pasaron buena parte trabados en todo tipo de discusiones, poniendo al descubierto las tensiones entre los políticos experimentados y los recién llegados, como son los dos favoritos.
En un momento del debate, Jeb Bush apremió al senador Marco Rubio (su exprotegido político) a que se "presente a trabajar (en referencia a sus constantes ausencias en votaciones en el Congreso) o renuncie" a la candidatura.
Por su parte, el gobernador de Ohio y exlegislador, John Kasich, demolió las propuestas lanzadas de Trump y Carson, y formuló un llamado al resto del partido: "Esas ideas son una fantasía. Muchachos, ¡despiértense'".
En respuesta, Trump dijo que "los sondeos de Kasich se hundieron, por eso está ahí, al costado del escenario".
En este cuadro de tensión generalizada, hasta los moderadores fueron blanco de la ira de los polemistas.
Cuando un moderador preguntó a Trump si sus propuestas constituían una "versión de historieta de una campaña", el multimillonario dijo que "no me gusta la forma que has formulado tu pregunta".
Consolidación o retroceso
Este debate fue el primero entre los aspirantes republicanos desde que un sondeo de alcance nacional mostró a Carson, un exitoso y ultraconservador neurocirujano, por delante de Trump, con Rubio en un lejano tercer lugar.
La caída de Trump a un segundo lugar es hasta ahora la más clara señal de la desaceleración de su candidatura, en una tendencia que puede explicar la conducta agresiva del multimillonario en el debate.
En la tarde del martes, durante un acto partidario en Sioux City, en el estado de Iowa, Trump llegó al extremo de prácticamente rogar por votos.
"Iowa, ¿van a hacer valer sus números? Les prometo que haré un trabajo buenísimo", dijo Trump, lejos del candidato que acostumbró a sus seguidores a no pedir nada, ni siquiera dinero para la campaña.
En este contexto, Trump se presentó al debate con el espíritu de quien sube a un ring para frenar el crecimiento de Carson, pero se convirtió en el blanco de las críticas de los otros aspirantes.
Carson, sin embargo, buscó mantener la calma e hizo justicia a su promesa de no dejarse "arrastrar al lodo", evitando a toda costa verse envuelto en discusiones.
La otra gran incógnita del debate era la suerte de Bush, ex gobernador de Florida e hijo y hermano de expresidentes, cuya candidatura parece no haber salido del punto muerto a pesar de contar con enormes aportes financieros.
Bush buscó presentarse como un candidato experimentado y calmo, con ataques a Trump, Carson y Rubio, pero no logró mantener la agresividad en las réplicas ni tuvo momentos destacados en la discusión.
El primer indicio de las tensiones internas en el comité de campaña de Bush se conocieron el lunes, cuando toda la familia se reunió a puertas cerradas para discutir la situación en medio de medidas generales de contención de gastos de su equipo.
Rubio, corriendo por el costado
Rubio, a su vez, trató de fortalecer su posición en la carrera republicana como una alternativa a personas como Trump o Carson, sin historia en el partido ni experiencia en cargos públicos.
Hijo de inmigrantes cubanos y fluido en el idioma español, Rubio tiene buen diálogo con la influyente comunidad hispana y hasta el momento su juventud (44 años) no ha sido vista como señal de falta de experiencia sino de pertenencia a una nueva generación de políticos.
En los sondeos Rubio parece haber dejado definitivamente atrás a Bush y a la empresaria Carly Fiorina, vedette del primer debate en agosto.
Además de Trump, Carson, Rubio, Bush, Fiorina y Kasich, el debate contó con la presencia de los senadores Ted Cruz y Rand Paul, el exgobernador de Arkansas Mike Huckabee y el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie.
El segundo debate entre los aspirantes republicanos había sido un espectáculo de agresiones, bromas de gusto dudoso y acusaciones internas, en abierto contraste con la civilidad que marcó el único debate hasta ahora entre los precandidatos demócratas.
Tres candidatos aspiran a la nominación del Partido Demócrata, pero la exsecretaria de Estado Hillary Clinton recuperó en los últimos días su posición de liderazgo y es la clara favorita a ganar las primarias.