Donald Trump encargó a su representante comercial, Robert Lighthizer, determinar si el comercio bilateral con China requiere una investigación por supuestas prácticas desleales, incluyendo el presunto robo de propiedad intelectual.
La inclinación de las empresas chinas por el robo intelectual se conoce también en Alemania. En este país existe el premio negativo "Plagiarius", que se otorga anualmente a las copias más atrevidas y obvias.
Pueden ser sillas de oficina, instrumentos de ingeniería o utensilios de cocina: empresas chinas casi siempre ocupan los primeros puestos. En EE.UU. la experiencia no es diferente.
Por lo tanto, Donald Trump quiere investigar más de cerca las prácticas comerciales de China. Si el representante de Comercio, Robert Lighthizer, encuentra conductas desleales, Trump amenazó con implementar sanciones comerciales.
La reacción en China no se hizo esperar. El gigante asiático amenazó con tomar medidadas y señaló que no se quedará de brazos cruzados.
Mientras tanto, la industria alemana se muestra preocupada. "Una disputa entre las dos mayores economías del mundo tendría un impacto negativo sobre la economía alemana", dijo el presidente de la Asociación de Cámaras de Comercio e Industria de Alemania (DIHK, por sus siglas en alemán), Eric Schweitzer, al diario alemán Neue Osnabrücker Zeitung.
Perro que ladra no muerde
Ahora bien, hay muchas razones para no tomar el asunto demasiado en serio.
Donald Trump ya ha anunciado mucho, pero ha puesto poco en práctica. También se espera que necesite a China como socio político en el conflicto con Corea del Norte.
Además, y como tercera razón, muchas empresas estadounidenses no apoyan restricciones comerciales contra China. Varias empresas quieren vender licencias en China y no se entusiasman mucho con la idea de un conflicto comercial con el país asiático.
Trump ordena investigar la política comercial de China
China exporta productos a EE.UU. por un valor de 463 mil millones de dólares. Es decir, un 18,3 por ciento de todas las exportaciones chinas están dirigidas a EE.UU., y constituyen el 21,4 por ciento de todas las importaciones en ese país norteamericano.
China exporta principalmente bienes de consumo. En la DIHK alemana plantean por lo tanto una pregunta retórica: ¿qué máquinas se usan en China para producir esos productos de consumo?
A menudo se trata de máquinas alemanas o máquinas de filiales alemanas en China, que producen esos productos para la exportación china.
Trump no compra camisetas baratas Los posibles aranceles sobre productos chinos resultaría en importaciones más caras en EE.UU.
"La gran mayoría de los consumidores estadounidenses va a sufrir como consecuencia de esta política, en particular los ciudadanos con menores ingresos", dice el profesor Stefan Kooths, del Instituto de Economía Mundial (IfW), en Kiel.
"El millonario de Manhattan no depende de la importación de camisetas baratas".
Con ambos países, con China y EE.UU., Alemania intercambia un volumen comercial de poco menos de 170 mil millones de euros, es decir un total de 335 mil millones de euros. Esto representa un 15 por ciento del comercio exterior total.
El presidente del DIHK asegura que en una guerra comercial sólo habría perdedores.